Matarratas
Freak
- Registro
- 6 Ene 2015
- Mensajes
- 6.595
- Reacciones
- 3.794
Estimados conforeros, hoy me ha ocurrido un hecho curioso. Por segunda vez en mi vida (que realmente me impactara) y de forma casual, una mujer atractiva me ha dado un pase privado de "atractividad". Obviamente, me extiendo:
Todos vemos tías buenas por la calle, en el curro, en el puto Mercadona (las cajeras no, of course). Enseñan más o menos, carne, se mueven mejor o peor..etc..etc, están buenas y son conscientes, se gustan observadas....pero de ahí a lucirse, con todas las palabras, va un trecho.
Los hechos acontecidos nos llevan a un lugar random. Tanto, como una gasolinera, escenario como saben de innumerables fantasías diurnas a la vista de las normalmente excepcionales dependientas enmonadas.
Por error informático (qué raro, siempre culpa de los putos informáticos) me vi en la obligación de esperar unos dos o tres minutos junto a mi vehículo. En tal escenario, y como uno no necesita móvil cada 20 segundos, dispúsose el que narra a otear el horizonte, y más concretamente a una milf de en torno a los 30 y pocos, que se afanaba en limpiar un vehículo en la zona de los aspiradores.
La milf, de atractividad 8/10, se sintió observada (vamos, que me cazó mirándola), y pasó a sacudir las alfombrillas, agacharse enseñando lomete y culo en pompa, de cuclillas a enseñar más lomete....y todo ello a cámara lenta, o eso me pareció. Por supuesto, los dos minutos acabaron siendo cinco, pero podría haber sido media hora. Qué espectáculo, la tipa de vez en cuando se cercioraba de seguir siendo observada.
Hace algunos años, y ya como colofón a este tipo de anécdotas, me encontraba en una playa bastante poco concurrida. A unos 10 metros estaban dos milfs, rondando la treintena, en topless, y con un par de crías alrededor. Se parecían bastante, pero una de ellas no llegaba a gné, y la otra...para no enrollarme, un espectáculo en todos los aspectos.
La jamona, sintiéndose observada, tuvo a bien meterse en el agua a paso lento, increíblemente lento. Por supuesto, no se metió completamente en el agua, sino que se quedó donde le llegaba un poco más abajo de la cadera, y frente a donde yo estaba. Ni corta ni perezosa, se dedicó durante varios eternos e increiblemente placenteros minutos, a saltar las mínimas olitas (mirándome a cada vuelta, of course), levantando un brazo y doblándolo por detrás de la cabeza para echarse agua...y también a cámara lenta, no hace falta que les diga más.
Uno no es un Rafa Mora de la vida y las dos sujetas, como les digo, no eran de salir en el calendario de Pirelli. Pero el denominador común que percibí es que, siendo superiores a la media femenina a nivel físico, sabían lucir y gustaban de lucirse en todo su esplendor, por el mero placer de sentirse observadas, admiradas y, sobre todo, deseadas.
No pretendo sentar cátedra al respecto de la psique femenina, pero vamos...que en la edad del postureo ultrafeminista siga habiendo mujeres que desean se deseadas, es todo un regalo.
Todos vemos tías buenas por la calle, en el curro, en el puto Mercadona (las cajeras no, of course). Enseñan más o menos, carne, se mueven mejor o peor..etc..etc, están buenas y son conscientes, se gustan observadas....pero de ahí a lucirse, con todas las palabras, va un trecho.
Los hechos acontecidos nos llevan a un lugar random. Tanto, como una gasolinera, escenario como saben de innumerables fantasías diurnas a la vista de las normalmente excepcionales dependientas enmonadas.
Por error informático (qué raro, siempre culpa de los putos informáticos) me vi en la obligación de esperar unos dos o tres minutos junto a mi vehículo. En tal escenario, y como uno no necesita móvil cada 20 segundos, dispúsose el que narra a otear el horizonte, y más concretamente a una milf de en torno a los 30 y pocos, que se afanaba en limpiar un vehículo en la zona de los aspiradores.
La milf, de atractividad 8/10, se sintió observada (vamos, que me cazó mirándola), y pasó a sacudir las alfombrillas, agacharse enseñando lomete y culo en pompa, de cuclillas a enseñar más lomete....y todo ello a cámara lenta, o eso me pareció. Por supuesto, los dos minutos acabaron siendo cinco, pero podría haber sido media hora. Qué espectáculo, la tipa de vez en cuando se cercioraba de seguir siendo observada.
Hace algunos años, y ya como colofón a este tipo de anécdotas, me encontraba en una playa bastante poco concurrida. A unos 10 metros estaban dos milfs, rondando la treintena, en topless, y con un par de crías alrededor. Se parecían bastante, pero una de ellas no llegaba a gné, y la otra...para no enrollarme, un espectáculo en todos los aspectos.
La jamona, sintiéndose observada, tuvo a bien meterse en el agua a paso lento, increíblemente lento. Por supuesto, no se metió completamente en el agua, sino que se quedó donde le llegaba un poco más abajo de la cadera, y frente a donde yo estaba. Ni corta ni perezosa, se dedicó durante varios eternos e increiblemente placenteros minutos, a saltar las mínimas olitas (mirándome a cada vuelta, of course), levantando un brazo y doblándolo por detrás de la cabeza para echarse agua...y también a cámara lenta, no hace falta que les diga más.
Uno no es un Rafa Mora de la vida y las dos sujetas, como les digo, no eran de salir en el calendario de Pirelli. Pero el denominador común que percibí es que, siendo superiores a la media femenina a nivel físico, sabían lucir y gustaban de lucirse en todo su esplendor, por el mero placer de sentirse observadas, admiradas y, sobre todo, deseadas.
No pretendo sentar cátedra al respecto de la psique femenina, pero vamos...que en la edad del postureo ultrafeminista siga habiendo mujeres que desean se deseadas, es todo un regalo.