iskariote
Freak total
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No sé muy bien dónde ponerlo, pero lo suelto aquí, en parte para que no se me olvide la expresión.
Por suerte o por desgracia, disfruto con cierta frecuencia de conversaciones entre señoritas de moral notablemente distraída. Una de ellas contaba cómo se hallaba prendada de la belleza de un modelo de cierta fama internacional. Ella no lo sabía de antemano, sí le pareció estéticamente excelso, pero en lo demás no congeniaban demasiado. Hasta que se enteró de que él aparecía en la portada de revistas y tenía incluso un apodo entre la prensa rosa extranjera. En ese momento su interés se tornó admiración y una adquirida congoja por no estar a la altura.
"Me siento fea", "no soy nada al lado de las tías que este se folla", etcétera. Curiosamente, es ella la superficial que se preocupa por todo esto, mientras él debe estar en su casa preocupado por parecer imbécil junto a alguien que estudia una carrera que la gente supone "de gente lista".
Y en este contexto, aparece la expresión:
Ser el Barrajón de alguien. Por lo visto, la citada señorita conoció bíblicamente a un mozo apellidado Barrajón. Según ella y su interlocutora, se trataba de lo más bajo que había compartido su cama, tal y como decían, la vara de medir con la que estimar el tamaño del error al fornicar con un nuevo espécimen.
Sé que es una tontería, pero me gustan estas locuciones con historia y justificación que dan lugar a un lenguaje propio. Y me hizo pensar que quizás todos podemos haber sido el Barrajón de alguien, del mismo modo que todos tenemos un Barrajón, una mancha en el expediente, una cota inferior, el fondo que queremos evitar volver a tocar.
¿Quién fue vuestro Barrajón? ¿Cuándo habéis tenido bastantes papeletas para ser el Barrajón de alguien?
Por suerte o por desgracia, disfruto con cierta frecuencia de conversaciones entre señoritas de moral notablemente distraída. Una de ellas contaba cómo se hallaba prendada de la belleza de un modelo de cierta fama internacional. Ella no lo sabía de antemano, sí le pareció estéticamente excelso, pero en lo demás no congeniaban demasiado. Hasta que se enteró de que él aparecía en la portada de revistas y tenía incluso un apodo entre la prensa rosa extranjera. En ese momento su interés se tornó admiración y una adquirida congoja por no estar a la altura.
"Me siento fea", "no soy nada al lado de las tías que este se folla", etcétera. Curiosamente, es ella la superficial que se preocupa por todo esto, mientras él debe estar en su casa preocupado por parecer imbécil junto a alguien que estudia una carrera que la gente supone "de gente lista".
Y en este contexto, aparece la expresión:
Ser el Barrajón de alguien. Por lo visto, la citada señorita conoció bíblicamente a un mozo apellidado Barrajón. Según ella y su interlocutora, se trataba de lo más bajo que había compartido su cama, tal y como decían, la vara de medir con la que estimar el tamaño del error al fornicar con un nuevo espécimen.
Sé que es una tontería, pero me gustan estas locuciones con historia y justificación que dan lugar a un lenguaje propio. Y me hizo pensar que quizás todos podemos haber sido el Barrajón de alguien, del mismo modo que todos tenemos un Barrajón, una mancha en el expediente, una cota inferior, el fondo que queremos evitar volver a tocar.
¿Quién fue vuestro Barrajón? ¿Cuándo habéis tenido bastantes papeletas para ser el Barrajón de alguien?