Navidad, un frío gélido en el exterior y un grupo de calientes sudamericanas aderezadas con alguna chica del este en el interior. Iba yo con un chaval de confianza, putero incipiente, normalito tirando a feo de cara. El caso es que este chaval tiene estrabismo -recuerden el detalle- lo que facilitaba que las mejores putas se me acercaran a mí cuando íbamos juntos -y eso que no soy nada del otro mundo-.
Escenario cutre, barra cuasi vacía y unas 10-12 chicas estaban acechando sentadas en taburetes en mesas elevadas. Como era de esperar, aún no teníamos copa en mano y ya había dos chicas a nuestro lado. Guapetonas, pero sin alardes. El caso es que la que estaba con mi amigo, le empieza a decir cosas al oído, acaramelada y como no, le echa mano al paquete. El colega se queda atónito tras un comentario de la tía. Elegantemente les decimos que queremos tomar la copa charlando y que luego nos decidiremos por las chicas. A los 30 segundos teníamos a otras dos, mismo proceso. Y una vez tomada la copa, elegimos chica. Mi amigo, la primera que le vino y yo le hice señas a la que más me gustó de las que vino.
Mi polvo fue bastante aceptable y mi sonrisa lo denotaba al bajar. Me había decantado por una rumana veinteañera que me hizo una GP memorable. Cuando vi al colega, parecía que le había tocado la loto de Cupido. Bajaban abrazados, cogidos de las caderas, cuales novios: patético para ser un puticlub
. Me quedé un poco mosca al ver que no se soltaba al descender la última escalera. Hago ademán de despedida, pero se hace el remolón....
Bueno, total, que me dice que echemos otra copa, que la tía era un encanto y tal. "Venga, pero que sepas que me echas a los leones", le dije. Tras invitarla a una copa, omitiendo mis consejos (30 €), logro arrancarle del club y en el coche de vuelta, va y me dice:
-"Me ha comido a besos, LE HE PREGUNTADO y me ha dicho que se ha corrido 3 veces (¿en 30 min?), me ha dicho que le encantaban mis ojos (!!!!!!) y que era un chico muy especial, que le gustaría conocerme más, etc,..." Un nimio detalle: curiosamente, ni le pidió el móvil ni le dio el suyo. Sin duda unos de esos amor€s a primera "vista".