Rubianes era cojonudo. Así, simplemente.
Un puto espíritu libre, un genio del sarcasmo, un tsunami de ironía y mala leche entremezclados en su justa dosis.
Quien no haya asistido a alguno de sus espectáculos, no puede entender las palabras que pronunció en TV3. Palabras con las que no estoy de acuerdo por estar fuera de contexto y ser imprudentes, pero que en boca de ese particular humorista tienen el valor que tienen, el de una ácida y malhablada exageración de las que abundaban en sus espectáculos.
Ni el más facha de los que aquí postean sería capaz de oírle en el teatro durante las varias horas que duraban sus monólogos sin partirse el pecho con sus alusiones y críticas a todo bicho viviente. Incluyendo a toda la clase política y por supuesto, a la Familia Real.
Por cierto, el hecho de morirse el mismo día que el PP obtiene mayoría absoluta en Galicia es AMO.
Os lo dice un simpatizante del PP. Que ser pepero no quiere decir necesariamente ser sectario, como cagarse de vez en cuando en España no quiere decir que no seas español.