Badoo es un submundo dentro del patético mundo de las redes sociales. Es la mayor concentración de basura blanca de internet. Peluqueras, cajeras de supermercado, bomberos y legionarios es lo que puedes encontrar. Lo conozco bastante a fondo y ahora os cuento porqué. Una chica con la que me estuve acostando un par de meses tenía su perfil ahi metido. No era ninguna premio nobel, pero puedo afirmar conociéndola aún tan poco como la conozco que superaba por mucho la media intelectual del sitio. Es universitaria al menos, que sé que no dice nada, pero ya es algo que no puede decir un alto porcentaje de las personas que por ahi pululan. El vertedero de los universitarios es tuenti, que es otro sitio al que podríamos poner a caldo, pero por otros motivos. Badoo es aún más patético. Bien, no os podeis imaginar lo que ahí se cuece. Me creé un perfil falso, fotos sacadas de internet, faltas de ortografía, trayectoria profesional: reponedor, etc. Todo con la idea de dejarle mensajes contando con su complicidad, ella desde el primer momento sabía que era yo, era como: ey, estoy en mi casa y me acuerdo de ti, nos reímos un rato. No era uno de esos stalker. Bueno, tampoco quiero justificarme demasiado o voy a dar la impresión de que busco excusas. Ella me pegaba los mensajes privados que le dejaban, las conversaciones que le abrían, etc. Era algo desmesurado, todos los días le llegaban del orden de diez proposiciones de cibersexo y otras tantas de quedar en persona. Ciclados, guapos, feos, de todo. No es que fuera ninguna belleza, no estaba nada mal, pero no era la clase de chica por la que vendería a mi madre.
Dimos terminada la "relación" por situaciones que no vienen al caso y dejé de usar el personaje, pero había una cosa que me había llamado la atención. Hay dentro de la red una subred realmente apasionante. Las lesbianas. Son perfiles a todas luces falsos de chicas que dicen ser lesbianas. Carpetas y carpetas de fotos sacadas de páginas amateur protegidas por contraseña. Uno que tiene callo de navegar por internet sabe que son gordos barbudos haciéndose pasar por chicas para intercambiar contraseñas y conseguir ver alguna teta. No obstante, tanta foto amateur por descubrir, aún sabiedo que es una chica de Texas y no Mary la peluquera murciana, me llamaban. Junto con una amiga, otra, creamos un perfil falso, que uno aunque sin barriga ni barba es un enfermo de internet como el que más. Abrí la caja de pandora. No exagero si digo que cada vez que entrábamos había al menos veinte mensajes de tipos desesperados por follar o por "vernos" por la webcam. Mensajes del tipo: "si mi sangre fuera pluma y mi corazón tintero..."; "No sabía que los ángeles tenían internet..."; repetidos por distintos tipos intentando ser... ¿románticos, dulces?.
Sentí náuseas y mucha tristeza por el género masculino. Pero más pena aún por las chicas. Cualquier peluquera de barrio con sobrepeso que se haga una foto enseñando escote es babeada ad nauseam un día tras otro. Entiendo el mundo irreal en el que viven, entiendo su desprecio hacia cualquier hombre. Así es imposible que luego a uno que vaya de frente, que sea sincero y bueno lo humillen, desprecien y jueguen con él. No tienen más que encender el ordenador o ir a un bar para tener a treinta más dorándoles la píldora y recordándole lo hermosa y especial que es solo por tener coño.
Una pena, joder.