¿Pierde credibilidad un político si reconoce errores?

ElHombreQueViolaLulz

Franco Napiatto
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La pregunta queda clara en el título del post.

No sé porqué extraño motivo los políticos españoles no reconocen errores. La autocrítica es sana y reconocer un error para corregirlo demuestra madurez y reflexión. Sin embargo las pocas veces que se le ha preguntado a un político sobre la autocrítica suele responder que eso se lo deja al partido de la oposición.

Por tanto creo que no estaría de más reconocer los errores, de hecho si te adelantas a la oposición demuestras agilidad política
 
Aquí en este país si te adelantas a la oposición en las críticas te tachan de pringao, es una de las cosas del carácter español, todos queremos mandar, todos lo hacemos mejor que los demás, y por tanto, reconocer errores es innecesario y derrotista...
 
Yo los años que llevo siguiendo la politica en este pais, el rollo entre gobierno y oposicion es no reconocer jamas errores propios y echar mierda contra el rival lo maximo posible(aunque sean cosas que hayas hecho tu anteriormente). Total, el mismo nivel que las peleas entre chavales de 7 años
 
Es una reflexión interesante, pero te respondo con una pregunta ¿Ocurre algo así en tu entorno?

No sé si será cosa de éste pais (querría pensar que es así, y que la raza humana no es imbecil, que es algo que solo pasa en éstas latitudes) por que mira en tu trabajo, en tu barrio... todo dios es la puta eminencia, todos son los que trabajan más, los que siempre tienen razón, los que, cuando la cagan, echan la mierda sobre el primero que pillan a mano... en fin, que ojalá las cosas fueran de otra manera, pero que no podemos pedirle a la clase política algo que luego ves que en el día a día, nadie hace.

Una pena.
 
Yo creo que sí, y mucha, aunque no debería ser así. La cuestión es que una persona que reconoce errores transmite una imagen de que se equivoca mientras que otro que no los reconoce se beneficia del beneficio de la duda (valga la redundancia). Si a eso le sumamos una sociedad donde la imagen es lo mas importante y la honradez no se le reconoce merito y valor...
 
karpov rebuznó:
Es una reflexión interesante, pero te respondo con una pregunta ¿Ocurre algo así en tu entorno?

Particularmente sí lo hago, ya sea en el ámbito personal o profesional. De hecho creo que es mejor decir que te has equivocado a decir que te lo han explicado mal o han sido otros factores externos que han provocado que no saliera como debiera.

Por ejemplo, para poner un ejemplo que todos entendamos, a nivel personal puedes tener una bronca con alguien y después de meditar darte cuenta de que la culpa la has tenido tú por equis motivo. Uno se disculpa y reconoce el error. Lo que no soporto es discutir con alguien porque tiene un mal día o lo que sea, luego venga al día siguiente y haga como si nada hubiera pasado... eso me toca mucho la moral. No cuesta nada decir un "perdona ayer no tenía un buen día" y sanseacabó.
 
En este pais no se reconocen errores, ni se dimite por simple cuestion de ego del politico de turno. Ni piensan en los ciudadanos, ni en su partido, solo en sus intereses personales. Y si hay algun caso remoto en el que aceptan de refilon su culpa, siempre acaban tristemente con un "y tu mas!!!"...

Pero vamos, los politicastros no dejan de ser una representacion de la sociedad... Si estamos rodeados de sinverguenzas (gente que vaguea al extremo en el curro, que se lleva cosas del curro, incivicos, maleducados, etc...) que en las pequeñas cosas se comportan asi, como serian si tuviesen poder? Pues simplemente como los politicos de mierda.
 
karpov rebuznó:
No sé si será cosa de éste pais (querría pensar que es así, y que la raza humana no es imbecil, que es algo que solo pasa en éstas latitudes) por que mira en tu trabajo, en tu barrio... todo dios es la puta eminencia, todos son los que trabajan más, los que siempre tienen razón, los que, cuando la cagan, echan la mierda sobre el primero que pillan a mano... en fin, que ojalá las cosas fueran de otra manera, pero que no podemos pedirle a la clase política algo que luego ves que en el día a día, nadie hace

:121:121:121

Poz zi,
En países más civilizados y que tienen una democracia más consolidada algunos políticos han dimitido por cosas mucho menos importantes que las que han hecho algunos politicastros españoles, pero como bien dices los políticos son reflejo de la sociedad y lamentablemente la cultura no es una de las prioridades de nuestra sociedad, suena a demagogia y lo es, pero el día que la gente se dedique más tiempo a la lectura que al furngol otro gallo cantara...

Claro que en los USA sucede una situación igual o peor, así que como decía Orwell: una sociedad jerarquizada solo puede estar basada en la ignorancia y en la pobreza, por tanto el poder esta encantado del grado de zafiedad y gañanismo que se esta alcanzando: son conscientes de que si el grueso de la sociedad espabilara acabarían en el retrete. O quizás en el paredón. :twisted:
 
el ojo rebuznó:
La cuestión es que una persona que reconoce errores transmite una imagen de que se equivoca mientras que otro que no los reconoce se beneficia del beneficio de la duda (valga la redundancia).

Eso es si hay alguna duda, el problema es que a un político en España se le podría preguntar ¿ Ha matado usted al pavo ?, y decirte que no aunque tenga al pavo enfrente muerto y el este ensangrentado y con un hacha en la mano. Y eso solo pasa en países como España e Italia, donde la picaresca esta a la orden del día.
 
No, no pierde credibilidad, al menos para la gran mayoría de la gente.

El por qué no lo hacen radica en lo apartados que están de los ciudadanos y lo alejados que se encuentran de saber las necesidades de la sociedad por la que dicen trabajar. Se preocupan más de mantener la tecnoestructura que se han montado, y en ese mundo, ellos piensan que reconocer un error supone una muestra de debilidad frente al contrario, y regalarle argumentos, iniciativa y excusas para llenar minutos de telediario con críticas y demás.

Que reconozcan errores debería ser lo mínimo a exigirles. Que para algo sómos sus jefes.
 
karpov rebuznó:
Es una reflexión interesante, pero te respondo con una pregunta ¿Ocurre algo así en tu entorno?

No sé si será cosa de éste pais (querría pensar que es así, y que la raza humana no es imbecil, que es algo que solo pasa en éstas latitudes) por que mira en tu trabajo, en tu barrio... todo dios es la puta eminencia, todos son los que trabajan más, los que siempre tienen razón, los que, cuando la cagan, echan la mierda sobre el primero que pillan a mano... en fin, que ojalá las cosas fueran de otra manera, pero que no podemos pedirle a la clase política algo que luego ves que en el día a día, nadie hace.

Una pena.

En mi entorno hay de eso como en casi todas partes de España, aunque no es para tanto como lo pintas en el segundo parrafo, supongo que pienso eso por que a los riojanos el vino y la campechanez del agro nos dan sinceridad, pero en entornos de trabajo de mi rama welding, me han pasado cosas como decirle a oficiales de primera y encargados que se saltan una o varias normativas EN (doblar electrodos, proteger el TIG con un caudal de 20 l/minuto de argón cuando sólo necesita de 6 a 8), y desdeñarte en lo que dices por que eres más joven, todo por no reconocer que un pringadillo les ha dado una lección, y como no, al final te echan a ti el primero por que el oficial y el jefe son cuñados, primos o amigos con derecho a roce, si, el enchufismo en ámbitos privados y públicos es una lacra especialmente mala por aquí, por algo somos la andalucía del norte.

Pero bueno, volviendo al hilo, piensa contertulio Karpa, que si la gente en el día a día no se pone de acuerdo en mejorar la actitud no se consigue nada, pero basta con que los políticos comiencen a cambiar su mentalidad (cosa que no querrá hacer ninguno) para que todos empecemos a querer imitarles, por puro mimetismo al principio eso si, pero luego descubriendo por nosotros mismos como sociedad en su conjunto, que reconocer y asumir las culpas es el primer paso para aprender algo de los errores y poder salir adelante más fortalecidos.
 
No sabía muy bien donde ponerlo y crear un hilo aposta me parecía excesivo.
Artículo de Perez Reverte titulado "Esa gentuza"

Paso a menudo por la carrera de San Jerónimo, caminando por la acera opuesta a las Cortes, y a veces coincido con la salida de los diputados del Congreso. Hay coches oficiales con sus conductores y escoltas, periodistas dando los últimos canutazos junto a la verja, y un tropel de individuos de ambos sexos, encorbatados ellos y peripuestas ellas, saliendo del recinto con los aires que pueden ustedes imaginar. No identifico a casi ninguno, y apenas veo los telediarios; pero al pájaro se le conoce por la cagada. Van pavoneándose graves, importantes, seguros de su papel en los destinos de España, camino del coche o del restaurante donde seguirán trazando líneas maestras de la política nacional y periférica. No pocos salen arrogantes y sobrados como estrellas de la tele, con trajes a medida, zapatos caros y maneras afectadas de nuevos ricos. Oportunistas advenedizos que cada mañana se miran al espejo para comprobar que están despiertos y celebrar su buena suerte. Diputados, nada menos. Sin tener, algunos, el bachillerato. Ni haber trabajado en su vida. Desconociendo lo que es madrugar para fichar a las nueve de la mañana, o buscar curro fuera de la protección del partido político al que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin miedo a la cola del paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza. Y en cada ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No es un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón. Un estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera de ellos y ciscarme en su puta madre.

Sé que esto es excesivo. Que siempre hay justos en Sodoma. Gente honrada. Políticos decentes cuya existencia es necesaria. No digo que no. Pero hablo hoy de sentimientos, no de razones. De impulsos. Yo no elijo cómo me siento. Cómo me salta el automático. Algo debe de ocurrir, sin embargo, cuando a un ciudadano de 57 años y en uso correcto de sus facultades mentales, con la vida resuelta, cultura adecuada, inteligencia media y conocimiento amplio y razonable del mundo, se le sube la pólvora al campanario mientras asiste al desfile de los diputados españoles saliendo de las Cortes. Cuando la náusea y la cólera son tan intensas. Eso me preocupa, por supuesto. Sigo caminando carrera de San Jerónimo abajo, y me pregunto qué está pasando. Hasta qué punto los años, la vida que llevé en otro tiempo, los libros que he leído, el panorama actual, me hacen ver las cosas de modo tan siniestro. Tan agresivo y pesimista. Por qué creo ver sólo gentuza cuando los miro, pese a saber que entre ellos hay gente perfectamente honorable. Por qué, de admirar y respetar a quienes ocuparon esos mismos escaños hace veinte o treinta años, he pasado a despreciar de este modo a sus mediocres reyezuelos sucesores. Por qué unas cuantas docenas de analfabetos irresponsables y pagados de sí mismos, sin distinción de partido ni ideología, pueden amargarme en un instante, de este modo, la tarde, el día, el país y la vida.

Quizá porque los conozco, concluyo. No uno por uno, claro, sino a la tropa. La casta general. Los he visto durante años, aquí y afuera. Estuve en los bosques de cruces de madera, en los callejones sin salida a donde llevan sus irresponsabilidades, sus corruptelas, sus ambiciones. Su incultura atroz y su falta de escrúpulos. Conozco las consecuencias. Y sé cómo lo hacen ahora, adaptándose a su tiempo y su momento. Lo sabe cualquiera que se fije. Que lea y mire. Algún día, si tengo la cabeza lo bastante fría, les detallaré a ustedes cómo se lo montan. Cómo y dónde comen y a costa de quién. Cómo se reparten las dietas, los privilegios y los coches oficiales. Cómo organizan entre ellos, en comisiones y visitas institucionales que a nadie importan una mierda, descarados e inútiles viajes turísticos que pagan los contribuyentes. Cómo se han trajinado –ahí no hay discrepancias ideológicas– el privilegio de cobrar la máxima pensión pública de jubilación tras sólo 7 años en el escaño, frente a los 35 de trabajo honrado que necesita un ciudadano común. Cómo quienes llegan a ministros tendrán, al jubilarse, sólidas pensiones compatibles con cualquier trabajo público o privado, pensiones vitalicias cuando lleguen a la edad de jubilación forzosa, e indemnizaciones mensuales del 100% de su salario al cesar en el cargo, cobradas completas y sin hacer cola en ventanillas, desde el primer día.

De cualquier modo, por hoy es suficiente. Y se acaba la página. Tenía ganas de echar la pota, eso es todo. De desahogarme dándole a la tecla, y es lo que he hecho. Otro día seré más coherente. Más razonable y objetivo. Quizás. Ahora, por lo menos, mientras camino por la carrera de San Jerónimo, algunos sabrán lo que tengo en la cabeza cuando me cruzo con ellos.
 
No sabía muy bien donde ponerlo y crear un hilo aposta me parecía excesivo.
Artículo de Perez Reverte titulado "Esa gentuza"

Pues si lees la sección de cartas de los lectores del pasado domingo, allí verás una carta enviada por una diputada por Girona, creo, respondiéndole de tal manera que se me ponen los dientes largos sólo con imaginar la posible respuesta de Pérez-Reverte.
 
A la pregunta ¿Pierde credibilidad un político si reconoce errores?

La respuesta es SÍ, sin ninguna duda. Estamos hablando de personas que sus acciones u omisiones pueden costar cientos de millones o un porcentaje elevado de perdidas de puestos de trabajo por poner un ejemplo. Hablo de políticos con mando en plaza (Presidentes, Ministros, Consejeros, Concejales..) no diputados que lo único que hacen es calentar la silla y no toman ninguna medida de calado que pueda afectar a nada.

Es como si un directivo de la empresa en donde trabajamos comete un error que cuesta dinero o clientes a esta, por supuesto que pierde credibilidad cuanto menos si no le acaba costando el puesto de trabajo.

La seguridad es una de las máximas que la gente busca y pide a los políticos, al ciudadano no les suele gustar la palabra cambio, máxime cuando ven desastres, hambres, terrorismo todos los días en la tele que sufren en otros países cómodamente desde nuestros sillones, creen que los cambios suelen ser a peor. Si alguien en política falla, ya se encarga la oposición de turno y los medios de comunicación de darle la puntilla para que este inhabilitado de por vida.

Por otro lado esta el asunto de las dimisiones que estáis comentando y habéis ligado a la pregunta inicial. El instinto de supervivencia y/o el orgullo hacen que se niegue la evidencia, excusas hay miles y el papel todo lo aguanta. Lo que se debía educar es en la responsabilidad, en la ética de que si no eres capaz de llevar el barco a buen puerto debes apartarte y dejar que otros más cualificados o preparados lo hagan.
 
behavior rebuznó:
A la pregunta ¿Pierde credibilidad un político si reconoce errores?

La respuesta es SÍ, sin ninguna duda. Estamos hablando de personas que sus acciones u omisiones pueden costar cientos de millones o un porcentaje elevado de perdidas de puestos de trabajo por poner un ejemplo. Hablo de políticos con mando en plaza (Presidentes, Ministros, Consejeros, Concejales..) no diputados que lo único que hacen es calentar la silla y no toman ninguna medida de calado que pueda afectar a nada.

Es como si un directivo de la empresa en donde trabajamos comete un error que cuesta dinero o clientes a esta, por supuesto que pierde credibilidad cuanto menos si no le acaba costando el puesto de trabajo.

La seguridad es una de las máximas que la gente busca y pide a los políticos, al ciudadano no les suele gustar la palabra cambio, máxime cuando ven desastres, hambres, terrorismo todos los días en la tele que sufren en otros países cómodamente desde nuestros sillones, creen que los cambios suelen ser a peor. Si alguien en política falla, ya se encarga la oposición de turno y los medios de comunicación de darle la puntilla para que este inhabilitado de por vida.

Por otro lado esta el asunto de las dimisiones que estáis comentando y habéis ligado a la pregunta inicial. El instinto de supervivencia y/o el orgullo hacen que se niegue la evidencia, excusas hay miles y el papel todo lo aguanta. Lo que se debía educar es en la responsabilidad, en la ética de que si no eres capaz de llevar el barco a buen puerto debes apartarte y dejar que otros más cualificados o preparados lo hagan.

Todo el mundo tiene un margen de error porque nadie nace sabiendo. Valoro más al tipo que se equivoca, reconoce el error y lo corrige que aquél que hace como si no pasara nada, básicamente porque si lo deja pasar es probable que lo vuelva a cometer. Pero creo que es más sencillo si no dices nada, así el que no se da cuenta le da igual si lo cometes una o mil veces.

La reiteración de errores sí que conlleva una pérdida de credibilidad, además de demostrar una falta de exigencia y capacidad a si mismo, si viendo su ineptitud no abandonas el cargo.
 
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