Yo no aspiro a que mis hijos sean felices, porque no depende tanto de la educación como de la manera en que le funciona el coco a cada uno. Yo aspiro a que mis hijos sean hombres que no dependan más que de sí mismos, con pensamiento crítico y con unos valores bien asentados, que no me sean unos planchabragas, vamos.
Sobre el ponerles la mano encima, a ver, hay mejores maneras de educar a un crío. En el caso del vídeo, me da a mí que a quien le falta una buena dosis de educación es a los padres, lo que suelta ese enano por la boca no es normal. Nunca he sido de negociar con mis hijos, como mucho les plantaba dos camisetas y les daba a elegir. Pero es una elección tramposa, porque para empezar era yo la que elegía cuales, entre todas, se podían poner. Aunque la verdad me daba igual, recuerdo que al mayor le dio una temporada por ponerse un tiesto de esos de plastiquillo en la cabeza, una mantita roja liada al cuello a modo de capa y una cuchara de madera en la mano para salir a la calle. Pues nada, así salíamos a la calle y no se acababa el mundo.
Otra cosa es que a ciertas edades los críos no comprenden porque su cerebro no es lo suficientemente maduro, o empiezan a entender pero les puede más el impulso que la orden. Eso hay que tenerlo en cuenta a la hora de meterse en depende qué berenjenales, como irse a un restaurante, por ejemplo. Nosotros íbamos muy poco, porque es un rollo salir a comer juntos y pasarnos la mitad de la velada separados, uno comiendo y el otro fuera en la calle. Luego ya son más mayores, sales un día y te das cuenta de que en toda la cena no ha habido ni una discusión, ni nadie se ha levantado de la mesa ni mierdas de esas porculeras que hacen los críos.
Pocas veces he sacado la mano a pasear, pero lo he hecho, pero de más mayores y porque seamos realistas, llega un momento que te dejan sin recursos y no se te ocurre nada más. Hablo de montarse una tangana infantil y que el de 50 kg le arree un patadón al de 17 kg que ni Roberto Carlos, ahí es que la hostia en el culo no se la quita nadie porque te hierve la sangre y le arrancarías la puta cabeza, lo único que quieres es que pare la pelea, ya luego si eso hablamos más tranquilamente para explicarle, por enésima vez, que su hermano pequeño no es que sea un hijoputa (que algo es, también) es que es un poco monguer y le tiene que tener más paciencia.