Primer amor

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Por esa misma regla de tres llamar puta o zorra a tu chica debe ser una muestra de personalidad sin igual. Tomo nota.
 
Citrico rebuznó:
Que tendra que ver que no sepa lo que ella sentia por el, ni que no hayan jugado al teto juntos. Puedes amar a alguien sin que la otra persona lo sepa, y nunca atreverte a decirselo. Es como un amor platonico de esos (yo no creo en ellos) pero es alguien a quien quieres, aunque la otra persona pueda no saber de tu existencia. Puede haber amor y no se correspondido ("Quiero ser tu amiga y tal")

La verdad que es eso. Es amar a una persona pero no "ser correspondido".
Con el paso del tiempo he procurado no enamorarme y siempre procuro mirar al futuro.
Si recuerdo esto, es una forma de recordar el pasado para no volver a cometer los mismos errores.
Con todo esto, eso no significa que no me coma ningún rosco.
 
Aprovechando que ya lo tengo en relato -creo que lo había puesto por el general-
Y si te vuelvo a ver pintar un corazón de tiza...


En la parte de atrás de la escuela, y saltando una muralla de bloques, había una pequeña huerta donde solíamos jugar los dos. Allí comíamos higos sentados en la higuera, y recogíamos flores de los rosales y exploré por primera vez lo que significaba que tu mejor amigo sea una niña. Allí disfrutábamos de la intimidad que necesitábamos hasta que su madre gritaba desde alguna ventana de algún edificio cercano su nombre. ¿Que tendríamos?, ¿seis o siete años? No me acuerdo, pero bastante como para enamorarme por primera vez, y construir en mi mente toda una vida basada en ella, y llegar hasta la locura de pintar con una tiza amarilla un corazón con su nombre escrito dentro. Después de eso nuestra relación prácticamente acabó tras airearse nuestros secretos, y en mi caso sufrir la humillación de que me vieran recogiendo rosas para Loliña, mientras los mas atrevidos de la clase saltaban la muralla en el recreo para ver el corazón amarillo que yo había pintado.

Los años pasaron pero los sentimientos se quedaron ahí, y hasta que nuestras vidas se separaron allá por octavo, siempre tuvimos un cariño especial uno por el otro.

La última vez que la vi fue después de varios años, ya no recuerdo cuando pero si donde, en un pequeño bar del puerto donde solíamos gastar las horas lentas de las tardes tristes, y las quinientas pesetas diarias en el medio talego de hachís. Ella entró sin ver, sin decir nada, y cruzó unas pocas palabras con el dueño del bar, que con una sonrisa y un gesto de ven entonces, le indicó el camino del almacén de atrás. Yo ni atendí a los comentarios de los demás colegas hacia ella, pues Loliña era una preciosidad, tan bonita que levantaba las miradas, y una sonrisa a medias que provocaba, mas que a medias, admiración y deseo. En aquellos cinco minutos repasé de nuevo la cinta de Loliña en el vídeo de mi mente y cuando por fin salió busqué su mirada percatándome de que ella no quería levantarla, saliendo presurosa del local.

Sin pensarlo corrí tras ella y la llamé desde la puerta, ella se giró y al verme su cara se iluminó, y sonrió, y aquella sonrisa quedó en mí para siempre. ¿Y que tal?, ¿y como fue?, ¿y que es de tu vida?, y ya nos veremos, y me dio un beso, y yo le dije, si, ya nos veremos...

Volví al local y todos esperaron a que yo me sentara para seguir la partida de tute, y luego llevé la mano donde ella me había besado, y de repente estalló una risotada general, a la que respondí con cara de sorprendido; ¿qué? Y alguien dijo, ¿qué?, ¿esta pegajoso?, y otro dijo, cuidado no te caigan los espermatozoides al café. Y sin casi entender miré al dueño del bar que se reía en silencio mientras hacía un cortado. ¿Lavarías las manos para hacerme el café? dijo alguien en la mesa; yo no tengo que lavar las manos, respondió, es ella la que se tiene que lavar la boca.
Y por fin entendí que había ampliado su negocio pasando algo más que hachís, y que Loliña haría cualquier cosa por tener lo que necesitaba. Un minuto más tarde borraba con agua y jabón aquel beso de mi cara, y con el todos los buenos recuerdos que de ella guardaba.

Ahora no existen horas tristes, ni tardes aburridas para compartir, y mucho menos un lugar donde pillar medio talego; la vida en la gran aldea pasa deprisa, almuerzas corriendo, comes de pie y tus recuerdos y morriñas se pierden entre tu ambición y tu cansancio. Así en una tarde de prisas coma otra cualquiera paré a comer algo, y aquella tarde ella volvió a mi, con la misma sonrisa y bastantes años mas. Me habló con fuerte acento eslavo, y se sintió preocupada ante la constancia de mi mirada. Después de un buen rato y cuando trajo mi plato le pregunté si su nombre era Lola. No, respondió, debes de haberte confundido con otra persona; y otra vez el sonreír, volví a encontrar su sonrisa, volví a encontrar a Loliña y de nuevo me sentí un niño. Pagué no sin antes comentarle su extraordinario parecido con mi amiga. Tan convencido hablé que despertó su interés y me preguntó si había alguna oportunidad de conocerla. No es posible, respondí, mi amiga murió hace muchos años, siendo aun jovencita y después de tener problemas con las drogas. Pasó un ángel, dirían las viejas, y después de suspirar y mover la cabeza en disconformidad me entregó el recibo de mi comida. Gracias por venir, me dijo como despedida. Me volví para salir y en la mesa más próxima a la ventana una niña de no más de cinco anos pintaba despreocupada iluminada por el sol del medio día. ¿Te gusta? Me dijo levantando el papel a mi paso. Es precioso, respondí, es el corazón amarillo más bonito que nunca vi.
 
Gina Gross rebuznó:
Por supuesto, cuando un chico de 26 busca a una niña de 15 deja claro las inseguridades que sufre, necesita a alguien con quien sentirse seguro, alguien a quien impactar, asombrar. Con una chica de su edad es más difícil conseguirlo.
Incluso algunos psicólogos aseguran que el dirigirse a la mujer como "mi pequeña", "mi niña" suele ser evidencia de una fuerte inseguridad en el varón.
Se ha ganado usted un mini jodorowsky de oro por su análisis.
En otro orden de cosas , es mi creencia personal que el único animal bípedo con la auténtica capacidad de enamorarse sin ser correspondido, es la hembra humana.
A un varón le puede gustar mucho una mujer, e incluso puede gastar un poco o mucho de su capacidad cognitiva idealizándola, añadiéndole cualidades personales y /o intelectuales completamente fabuladas por él mismo, poniéndola en un pedestal sin cruzar una mísera palabra con ella..etc etc.
Pero la que es una auténtica bestia parda perdiendo por completo los sesos por un ente irreal, por un constructo psíquico del que lo único que sabe a ciencia cierta es su apariencia física y su nombre, es la mujer.
No sé si será por la diferencia de educación en la infancia, por el arquetipo malvado del príncipe azul, o por el cambio climático..pero son capaces de generar auténtico peyote amoroso en su cerebro a partir de una mirada. Construyen un fantasma ideal al que perseguir como locas a partir de una cara, un cuerpo o una sonrisa.
 
pai-mei rebuznó:
En otro orden de cosas , es mi creencia personal que el único animal bípedo con la auténtica capacidad de enamorarse sin ser correspondido, es la hembra humana.
A un varón le puede gustar mucho una mujer, e incluso puede gastar un poco o mucho de su capacidad cognitiva idealizándola, añadiéndole cualidades personales y /o intelectuales completamente fabuladas por él mismo, poniéndola en un pedestal sin cruzar una mísera palabra con ella..etc etc.
Pero la que es una auténtica bestia parda perdiendo por completo los sesos por un ente irreal, por un constructo psíquico del que lo único que sabe a ciencia cierta es su apariencia física y su nombre, es la mujer.
No sé si será por la diferencia de educación en la infancia, por el arquetipo malvado del príncipe azul, o por el cambio climático..pero son capaces de generar auténtico peyote amoroso en su cerebro a partir de una mirada. Construyen un fantasma ideal al que perseguir como locas a partir de una cara, un cuerpo o una sonrisa.

Es más, yo conozco el caso de un conocido mío, amigote de copas en los tiempos del instituto, un puto cúmulo de desechos, que fue idealizado por una desnortada. Esta idealización la tía, ayudada por la distancia -ella vivía en Granada y él en Madrid, y se veían una vez al mes, por desidia de él- la mantuvo siete años. Siete años, siete.

Se llegaron a casar.

Después del viaje de novios, ella fue, como es natural, a la casa de Granada que habían preparado para los dos. Él a Madrid. Que había quedado y tal. Durante siguientes meses, él iba una vez al mes, como antes. Fue tres veces. No hubo una cuarta vez. Supongo que se le acabaría el peyote autogenerado a ella.

Divorcio, por supuesto.

Qué crack. Luigi, si me lees, eres un puto crack. :121
 
Es por eso que los feos como yo tenemos otra escuela.
La escuela del piquito de oro..que es menos espectacular a priori para ellas, pero deja un poso más profundo.
 
Apuesto a que le sacó hasta los ojos por abandono del hogar o cualquier historia.

Están en ello, pero vamos, es que en este caso, la razón la tiene ella sí o sí. Menudo prenda el colega :lol:. Además, no creo que le saque nada, él no ha puesto un duro en todo esto, se ha dedicado a tener una novia -a la que ve una vez al mes- durante siete años, y a irse de putas mientras tanto, y a gorronear a sus amigos. Yo creo que aceptó el matrimonio porque le explicaron el concepto "si te casas te vas de viaje a Punta Cana de gorra y no trabajas durante quince días pero sí que los cobras."
 
Después del pedazo de offtopic que hay, yo voy a mi puta bola


Mi primer amor

Tu edad: 10
Su edad: 11
Lugar: A lo tonto viéndola en la escuela.
Epoca del año: Y yo que sé, supongo que en otoño ?¿¿?¿?¿?
Que fue de el/ella: En el fondo algo parecido a jjpgarcia. Actualmente ella ha sacado la carrera de física todo a la primera y yo la de empresariales (paso de ADE a día de hoy). Tenemos una relación esporádica de "amistad" (yo no lo llamaría así) todo porque compartimos a una "amiga" que tiene mi misma edad y sumado a que ella tiene una fama mía de "buena persona", por ese motivo, se saludamos una vez al cabo las mil y hablamos un poco de nuestras cosas.

"Breve" descripción de lo acontecido: Simplemente era un pato feo con unas gafas de culo de vaso, flacucha y que nadie a esa edad (ni siguientes) se fijaría pero tenía para mí como un "algo" ya que ella siempre ha sido muy inteligente (solamente sabía sacar dieces) y todo a lo que le ha tirado siempre le ha ido de putísima madre. Luego años más tarde cuando ella pega el cambio te das cuenta que más de 40 personas van detrás de ella (anda!!! ahora que está guapa??? no me toques los cojones).
¿Por qué cojones nunca le dije nada?, tan sencillo como que mi madre me traumatizó a que jamás en mi puta vida lleve a casa mujeres mayores que yo, ya que ellas se hacen viejas más pronto y más putas (cosa que me dí cuenta cuando cumplí 21 años que desgraciadamente tenía razón) algo que se metió a mí tan en mi cabeza y como yo era extremadamente sumiso a los dictados de mi madre, le hice caso y por eso nunca mostré la más mínima intención de mostrarle afecto o "tirarle caña" ya que también hasta que no cumples 20 años y acabas de mandar definitivamente a tu grupo de amigos (sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) las chicas) de la infancia a la mierda siempre tienes ese "fulanito le gusta menganitaaaaa". Cuando me dí cuenta de eso ella ya salía con uno un par de años 4 ó 5 años más y eso al principio me jodió pero luego no le hice el más mínimo caso. El otro día me entero por el mundo de que no va con él desde navidades con lo cual actualmente está libre pero desde que un día la vi tomándose una cerveza con un grupo de tíos así en rollo plan hippie-izquierdas-porros aunque ella no tome nada de eso bajó muchísimos puntos en mi escala personal.

Si será por mujeres guapas... pfrrfrffrfrffff como para fijarme en una mujer así. Como no venga ella a decirme el buen día la lleva clara.


Ale, a cotillear.
 
pai-mei rebuznó:
Es por eso que los feos como yo tenemos otra escuela.
La escuela del piquito de oro..que es menos espectacular a priori para ellas, pero deja un poso más profundo.
normalmente lo del piquito funciona, sin embargo, en mi caso, como suelo hablar igual que escribo aqui, normalmente las espantaba cuando abria la boca.

Una vez una chica se me acerco, y me dijo, "tienes una cara enigmatica, pese a estar de fiesta das la impresion de estar reflexionando acerca de algo complicado" (puesto que tenia cara de concentrado mientras fumaba) a lo que yo respondi (evidentemente cagandola) "Que? esque estoy intentando averiguar de donde sale ese puto pitido"


he de decir que el pitido me llevaba rayando media hora
 
Benito rebuznó:
Una vez una chica se me acerco, y me dijo, "tienes una cara enigmatica, pese a estar de fiesta das la impresion de estar reflexionando acerca de algo complicado"


Bueno, llámele "tienes una cara enigmatica, pese a estar de fiesta das la impresion de estar reflexionando acerca de algo complicado" o llámele feo, ya sabe que las mujeres son expertas en hacer difíciles las cosas más sencillas.:1
 
yo traía en el portapapeles la plantilla de los puteros pero veo que rubén ya ha hecho la gracia

así que nada, me cago en todas vuestras putas madres...joder que hilo :lol:
 
Por esa misma regla de tres llamar puta o zorra a tu chica debe ser una muestra de personalidad sin igual. Tomo nota.
Juas, juas, sardónico razonamiento inverso.

Tu edad: 14
Su edad: 16
Lugar: Cancha de voleibol de los Salesianos de Estrecho
Epoca del año: Y yo que sé, pero quedará más mono si pongo primavera
Que fue de el/ella: El tiempo la raptó para siempre... (vamos, que ni puñetera idea).

"Breve" descripción de lo acontecido: Esperaba yo, junto a mi equipo de voleibol formado por desechos atléticos (quien tenía aptitudes para el deporte no se dedicaba al voleibol) a que la pista quedara libre para nuestro triste partido de cadetes.

La pista la ocupaba ella, junto a su flamante equipo de juveniles, radiantes, rodilleras acolchadas, mallas ajustadas, camisetas ondeando al viento matutino, melenas alborotadas por el esfuerzo (y algo pegajosas por el sudor, no nos engañemos). La visión de esas "chicas mayores" nos tenía sorbido el seso, la atención, el espíritu...

Jamás olvidaré como a ella, precisamente a ella, las mallas le quedaban más ajustadas que al resto, perfilando esa parte de su anatomía vedada a nuestros pueriles conocimientos, objeto de nuestras más rebuscadas fantasias, último recoveco de lo desconocido. Fue un disfrute verla saltar a bloquear, lanzarse en plancha para salvar una pelota y agacharse para levantar una compañera. Nuestras miradas la seguían por la cancha furtivamente, con miedo de romper el encatamiento.

El éxtasis vino en una pausa del partido cuando, coqueta, se irguió separando ligeramente las piernas, arqueó la espalda y se soltó la goma que atenazaba su cabellera para reacomodarla en una nueva cola de caballo. Los huesos de su cadera apuntaban hacia nosotros, su pubis se transparentaba levemente por el sudor y aquellos labios suyos hablaban... puede que no de amor, pero, voto a brios, hablaban.
 
Sumo y sigo.

Ella: 16
Yo: 18
Lugar y fecha: playa y veranito tórrido.
Donde está ella ahora: probablemente acabó ingresando en alguna orden de Hermanitas de los Pobres.

Era baby-sitter. Y nosotros éramos tres inseparables, resignados a no comernos ni un rosco otro verano más. La conocimos echándolo a suertes "quién la entra?". Probablemente decidió que cualquier cosa era mejor que tener que aguantar a 4 críos de entre 5 y 12 años (no que tuviéramos mucha mejor conversación, pero algo era.

Durante días la cortejamos a turnos sin acabar de decidirnos quién debía hacer de Juan de Marco (como si tuviéramos algo que decir al respecto). La visitábamos de noche saltando la verja de la casa donde vivía recluída cual princesita de cuento y nos pasábamos la noche intentando ganarnos su atención, a base de contar chistes pésimos y anécdotas "retocadas".

Hasta que un día pude ver que había escrito mi nombre en su cuaderno de dibujo (sí, era artista ocasional, pintaba, bailaba, tocaba el violín...).

Así que, espoleado por las hormonas, decidí pasarme por el arco de triunfo todos los artículos del estatuto de la Amistad Adolescente, y, sin avisar a mis dos compañeros de fatigas, me fuí a verla solo, y acabé logrando sus favores.

He de confesar que por aquel entonces yo iba más salido que el pico de una plancha, y ella estaba un poco verde y su concepto del amor era más tántrico que carnal, pero entrar en esos detalles desvirtuaría la historia. Creo que duramos tres semanas. Mis amigos no me hablaron en dos.


Como me dijeron después, muy sabiamente, eso no era amor, eso eran picores.
 
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