En la casa, en su momento, se vendía vino y por ello cuenta con una bodega enorme (y por ello, claro, hay tanta hoja de parra en la escultura).
El portal es un reflejo de lo que fue la artesanía catalana en esa época: una virguería, que respetaron reverencialmente todos los arquitectos modernistas. Hay, por ejemplo, un montón de referencias al inmenso respeto que sentía Gaudí por los artesanos con los que trabajó. Lo que no es de extrañar, porque él mismo procedía de una familia artesana.
Por cierto que creo que el edificio está ahora mismo en venta, o al menos lo estaba hace poco. Si a alguien le sobran unos eurillos y quiere poseer una obra de arte, lo tiene a huevo.