A mí me interesan más los trastornos mentales asociados a ser el último humano sobre la faz de la Tierra.
Egocentrismo y mesianismo insoportables: Claro, se cargan a 6000 millones de seres humanos excepto a ti, ergo eres el Elegido. Pero ser el Elegido entre 6000 millones produce una congoja de proporciones cósmicas, insoportable para la mente humana, ergo te vas al Carrefour más cercano a por un juego de cuchillas Gillette para cortarte las venas.
Delirios paranoides de corte religioso o ufológico: En caso de sobrevivir a la sensación de ser el Elegido, estarías todo el puto día mirando al cielo esperando la llegada de Dios o de los extraterrestres, con la sospecha permanente de que te observan o escuchan tus pensamientos. Pasarías por dos fases: la
fase mesiánica o "a ver cuándo vienen a buscarme porque soy la reencarnación de Mahoma", y la
fase fóbico-depresiva o "al final descubrirán que queda un superviviente, vendrán a por mí y me matarán".
Supersticiones y ritualidad exasperante: Con el tiempo acumularías una gran cantidad de supersticiones y rituales: no salgo de noche para que no se me lleven los de Arriba. No cojo el coche porque el ruido del motor puede atraer a los Malignos. Le rezo cada noche a
Marshall Applewhite para que me ayude a encontrar la puerta hacia el cielo, etc.
Vida social necrofílica: Consiste en meterle una escoba por el culo a todos los cadáveres que te encuentres y bañarnos en formol o momificarlos para que formen parte de tu nueva familia. Vivirías en una granja rodeado de cadáveres empalados a los que hablarías cual Tom Hanks a la pelota Wilson. Ah, y olvidaos de Megan Fox y Scarlett Johansson, tendríais que conformaros con la vecina del quinto porque las supersticiones no os dejarían salir del barrio por miedo a los insectores.
Deformación de la sexualidad: En caso de sobrevivir, los primeros años podrías tirar de porno convencional para pajearte, pero con el tiempo el porno pre-apocalíptico dejaría de darte para paja, porque la visión de mujeres vivas te causaría demasiado dolor, así que con los años tus nuevos objetos del deseo pasarían a ser cadáveres momificados, animales de granja, tus propias heces, etc. Lo malo es que para entonces ya no tendrías acceso a internet para reestructurar tu disco duro con las nuevas parafilias.
Y más enfermedades mentales, muchas más... Pero me he cansao de escribir.