DOBERMANRESURRECTION rebuznó:Los niños no son gilipollas, joder. Tienen capacidad de elección, inquietudes, gustos, y preferencias innatas, que se encargan muy mucho de hacérselas saber a sus papas. Cuando a un niño le regalan algo que no le gusta simplemente no lo usa.
Esa teoría de la influencia de las presiones sociales, probablemente leída de algún panfleto decadente del feminismo más progre, ignora que las costumbres no están ahí fruto del azar o por un golpe de fortuna, sino que proceden de un origen ancestral que nos habla de nuestra naturaleza más profunda.
Ya desde hace años los investigadores han demostrado que a la hora de elegir juguetes niños y niñas realizan elecciones diferentes. Los niños prefieren los coches o las pelotas y las niñas típicamente las muñecas. Pero lo que no se sabía era si esas preferencias eran innatas o aprendidas producto de la socialización. Para tratar de aclarar esta cuestión Melissa Hines, de la Universidad de Londres, y Gerianne M. Alexander, de la Universidad de Texas, se propusieron estudiar a los monos, nuestra especie más cercana en el mundo animal. El estudio mostraba a los monos una selección de juguetes, camiones, muñecas y algunos juguetes neutrales con respecto al género como unos libros con fotos. Y lo que hallaron fue, que los machos pasaban más tiempo jugando con juguetes masculinos que las hembras, y que las hembras pasaban más tiempo interactuando y jugando con juguetes que típicamente prefieren las niñas. A su vez, ambos sexos pasaban el mismo tiempo entreteniéndose con los libros de fotos y con otros juguetes neutrales con respecto al género. Dado que es poco probable que los monos vervet estén influenciados por las presiones sociales de la cultura humana, los resultados implicarían que las diferencias en la preferencia de juguetes en los niños se deben al menos en parte, a diferencias biológicas innatas. Se podría hipotetizar además que, tanto esta divergencia como las demás diferencias anatómicas en el cerebro según el sexo, han ido desarrollándose debido a presiones selectivas a lo largo de la evolución. En el caso del estudio sobre los juguetes, los machos tanto los humanos, como los primates prefieren juguetes que pueden ser lanzados al espacio y que promueven el juego duro, cualidades que pueden estar relacionadas con la caza y la conquista de una pareja. “Igualmente”, afirma Cahill, “podríamos hipotetizar que las hembras seleccionan juguetes que les permiten utilizar las habilidades que un día necesitaran para cuidar a sus pequeños”.
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Podría pasar que a un niño de naturaleza incierta no le guste las cosas propias de su género, y que no acepte de buen grado los primeros juguetes que le compren los papas. Rara vez esos niños se conforman con lo que le echen y tardan en reclamar lo que verdaderamente quieren. Esto demuestra que no se puede luchar contra la naturaleza de uno mismo. Y, en cualquier caso, son la excepción que confirma la regla.
perdón por sacar otra vez este hilo a la luz, pero no contesté a este asunto y parece que se llevó la razón el señor que cito, o al menos, que se la di con mi silencio. Y es que se me pasó.
La "naturaleza humana" no es algo inmutable, vamos, que es un producto social, producto de la cultura y la historia de cada sociedad.
Luego está la tendencia que tenemos o tiene la gran mayoría de pensar que la cultura es algo "natural", exactamente, qué casualidad, nuestra propia cultura y no otra.
Lo que quiero decir es que no hay nada cultural que sea innato,el ser humano tiene la capacidad de ir creándola.
Respecto a la comparación que haces con los monos, la mayoría de los animales están fijados a unas leyes, obedecen a sus instintos.
El comportamiento de un gato será igual aquí que en cualquier otra parte del mundo, pero los chimpancés, por ejemplo, pueden, aunque de una manera más simple que nosotros, crear cultura.
Así que tu analogía con el mono argumentando que las preferencias por los juguetes en machos y hembras, en general, los intereses de cada uno, vienen marcados biológicamente, no es válida.