Yo, Gayo Mentula, estoy dispuesto a servir a la regla de los Caballeros de Cristo y su caballería y prometo servirla con la ayuda de Dios por la recompensa de la vida eterna, de tal manera que a partir de este día no permitiré que mi cuello quede libre del yugo de la regla; y para que esta petición de mi profesión pueda ser firmemente observada, entrego este documento escrito en la presencia de los hermanos para siempre, y con mi mano lo pongo al pie del altar que está consagrado en honor de Dios Todopoderoso y de la bendita Virgen María y de todos los santos. Y de ahora en adelante prometo obediencia a Dios y a este casa, y vivir sin propiedades, y mantener la castidad según el precepto de nuestro señor el papa, y observar firmemente la forma de vida de los hermanos de la casa de los Caballeros de Cristo.