Retórica y Lógica

Estado
Cerrado para nuevas respuestas.

Daeonica

Aborto de Forero
Registro
15 Feb 2018
Mensajes
4
Reacciones
19
PRELUDIO.

Voy a contar una historia muy breve, pero son tantos detalles que va a ser una historia muy extensa,. Además he decidido dividirla en cuatro partes, por el tema de los cliffhangers y tal. Hay una cosa que quiero pediros a los que entréis a este hilo y es que cuando termine cada parte conjuréis y comentéis todo lo que os apetezca, pero NO HAGÁIS PREGUNTAS hasta que la hsitoria esté terminada. Responderé entonces encantado a todo lo que se me haya pasado por alto o no haya quedado claro.

PARTE 1/4.

A mi novia y a mí siempre nos ha gustado mucho Juego de Tronos. Hemos visto juntos cada capítulo de estreno, esperándonos el uno al otro hasta que ambos tuviésemos hueco para ello y huyendo de los spoilers que nos rodeaban. Bueno, eso ella, yo me leí los libros. Es algo bonito que tenemos los dos en común, a ella le gusta escucharme hablar sobre disparatadas teorías que sucederán a continuación en la serie, a mí me gusta que ella esté dispuesta a ver algo que no sea Gran Hermano o La Voz.

Tal es nuestra afición a esta saga que unas vacaciones decidimos irnos de viaje juntos a visitar lugares de rodaje de la serie. Estuvimos planeando una escapada en pareja durante una temporada y tras debatir sobre diverasas alternativas a ambos nos pareció la mejor opción. Además, un día de casualidad en Sevilla ya habíamos visto la Alcazaba donde se rodó una parte y llevábamos desde entonces diciendo que un día teníamos que hacer lo mismo pero a lo grande, teníamos que salir al extranjero. Así que en cuanto pudimos, miramos sitios, reservamos vuelo, alojamiento y contratamos un tour.

IMGP0353.webp


El viaje iba bien, días antes había estado seleccionando escenas y guardando en la tablet fotogramas o pequeños videos de momentos destacables de la serie para poder comparar el lugar en vivo con lo grabado. Vimos muchos sitios, recreamos escenas y nos lo estábamos pasando bien. Yo la grababa a ella fingiendo ser algún personaje femenino y ella me grababa a mí fingiendo ser algún personaje masculino. A veces le pedíamos a alguien que nos hiciese una foto para las escenas en las que había una pareja.

IMGP0243.webp


Esta escena en concreto, el Caballero de la Cebolla y la Bruja roja, como yo soy corpulento y tengo barba y ella es pelirroja nos quedó muy bien la recreación, la única pega que yo soy más joven, pero eso no importaba. Fue lo más en las redes sociales cuando subimos una foto nuestra junto a un fotograma de las serie, las dos parejas con la misma postura exactamente en el mismo lugar. Todo iba sobre la marcha, estábamos más unidos que nunca y pasándolo genial, haciendo algo que llevábamos tiempo deseando hacer y siendo la envidia de todas sus amigas, lo que intuyo que era su objetivo desde el principio.

Pero el tercer día de viaje, algo sucedió.

china1.webp


Esto es lo primero que vi de ella. Le dije a mi novia por lo bajini: "mira esa, qué pintas". Y nos reimos. Iba con otro tour turístico y estaban visitando los mismo lugares de rodaje que nosotros. Mientras todo el mundo iba en chandal cual curro jiménez o con ropa para el campo, ella iba con un vestido negro transparente y sandalias. Por algún motivo no podía parar de mirarla, al principio porque me hacía gracia, después porque... Bueno, no sé por qué, directamente no podía. Mi novia se dió cuenta.

- ¿La estás mirando?
- No (sí).
- Que la estás mirando.
- Que no (que sí).
- ...
- Es que me hace gracia las pintas que lleva.

Para alivio de mi señora, volvimos poco después al autobús turístico y paramos a comer, alejándonos de esta muchacha. Después, a la tarde fuimos a otro lugar de rodaje y allí estaba ella.

IMGP0249.webp


Cuando nuestro grupo llegó, el suyo estaba terminando la visita a esa parte y se marchó, fue la primera vez que nuestras miradas se cruzaron. Me fijé en ella atentamente, pero ella me miró de pasada sin darme importancia y siguió a lo suyo. A pesar de que nuestro guía empezó a hablar y a contarnos cosas, yo no paraba de pensar en esta chica y trataba de averiguar mentalmente a dónde habría ido. Me sabía de memoria el itinerario de nuestro tour y si el suyo era parecido, habrían ido a pie no muy lejos de aquí.

Tras unos minutos escudriñando el horizonte, vi a lo lejos el acantilado donde estaba ella, muchas escenas de las Islas del Hierro se habían rodado en ese acantilado, y allí estaba ella, más divina que nunca. A pesar de la distancia, invadido por el espíritu de Cachondo Mental, quería volver a fotografiarla y a provechando que mi cámara es muy buena y tiene un buen zoom tanto analógico como digital, concentré mis esfuerzos en tratar de captarla lo mejor que pude.

IMGP0323.webp


IMGP0324.webp


IMGP0326.webp


IMGP0330.webp


Mi novia seguía a los suyo preguntando cosas al guía o haciendo sus fotos mientras yo hacía las mías. Recé para que no me pidese que se las enseñase.

Tras visitar un par de lugares más, volvímos al autobús, cenamos y de ahí fuimos al hostal, el mítico Bed & Breakfast que encuentras por las provincias. Estábamos muy cansados y mi novia fue a ducharse, momento que aproveché para encender el notebook de trabajo y pasar las fotos comprometidas de la tarjeta microSD de mi cámara a ahí, a un lugar seguro.

Cuando ella volvió hablamos un rato y salí a lavarme los dientes. El lugar tenía moqueta, así que salí descalzo y en pijama, compuesto por un pantalón corto y una camiseta. Caminé buscando el baño y al girar la primera esquina la vi, era ella, la chica asiática del vestido negro que había fotografiado esa misma tarde, pero esta vez, al igual que yo, vestía un pijama corto y portaba un neceser en la mano. Estaba sola en mitad del pasillo, nos volvimos a cruzar las miradas, se le veía preocupada, me hizo un gesto con la mano, me dijo algo en un idioma que no comprendí y me pidió que me acercase.
 
PARTE 2/4.

Atraído por las señas que me hacia con la mano para que me acercase, fui hasta ella. No sé qué edad tendría, parecía joven y era muy bajita. Le hablé.

- Good evening, how are you?

Me miró confusa y respondió algo en un idioma que parecía japonés mientras señalaba con el brazo una puerta abierta, mire y vi un pequeño cuarto de baño, donde mi novia con toda seguridad se había estado duchando hacía unos minutos. Le pregunté.

- What's the matter?

Ella volvió a decirme algo incomprensible y volvió a señalar el interior de la habitación. Como yo no entendía nada y estaba completamente quieto, ella entró el baño y señaló el lavabo, me pidió nuevamente que me acercara. El baño era muy pequeño, el lavabo estaba nada más entrar enfrente de la puerta y esta se abría hacia adentro, así que para que pudiese entrar yo, ella tuvo que cerrar primero un poco la puerta y pasar del otro lado. Cuando entré, la puerta estaba entre ella y yo, dejándome ver a la chica sólo parcialmente, así que la cerré para que pudiésemos vernos.

Volvió a señalar al lavabo y pronunció una palabra que no comprendía. Como se dió cuenta de que no me enteraba, fue a la ducha, abrió el grifo, señaló el agua, cerró el grifo y volvió a señalar el lavabo. Asentí con la cabeza y dije:

- Oh, you need water to brush your teeth, right?

Ella no dijo nada y se quedó inmóvil mirándome, pero intuí que yo estaba en lo correcto. El lavabo era bastante viejo y estaba encajado en un mueble de madera antiguo, a diferencia de la ducha que se notaba que era de reforma por lo nueva que estaba y el grifo era de palanquita, muy nuevo y brillante todo. El lavabo tenía dos grifos, uno adornado de rojo y otro adornado de azul, mi intelecto superior europeo dedujo que uno era para agua caliente y otro para agua fría. No me preguntéis por qué en este país tenían en el lavabo dos grifos distintos en lugar de uno, es algo que desconozco.

Era un grifo extraño, iba con una rosca un tanto peculiar e incómoda de girar a la que haciendo mucha fuerza giré hasta que salió el chorro de agua. Esperaba escuchar por su parte algo parecido a "Arigato" para confirmar que efectivamente era japonesa, pero en su lugar sólo obtuve una admiración de asombro un poco ridícula: "Oooooooh".

Cerré el grifo intentando no apretar demasiado y la miré. Quise preguntarle si estaba todo bien pero ella habló antes que yo, empezó a encadenar frases muy largas e incomprensibles para mí. En la última de ellas detecté cierto tono de interrogación y cuando acabó se quedó mirando como esperando una respuesta, pero yo no había entendido nada y no pude más que encogerme ligeramente de hombros y responder:

- Sorry, I can’t understand you. ¯\_(ツ)_/¯

Ella pareció no entender mi gesto ni mi frase, porque volvió a hablar y volví a detectar tono de interrogación. No sabía lo que estaba queriendo preguntarme y yo no sabía cómo hacerle entender que no podía comprenderla. Recordé entonces que años atrás había leído todo Death Note y en el tomo 3, el inspector de policía trata de entrar al edificio de TV pero no puede. Hay una viñeta donde un hombre dentro del edificio tras una cristalera mira al inspector, tiene los brazos en una posición muy específica y bajo la viñeta hay una leyenda del traductor que reza algo parecido a: "N. de T. El conserje indica con los brazos que no es posible". No recuerdo si la nota decía exactamente eso, pero era una frase similar, además recuerdo perfectamente la escena, la viñeta y la posición de los brazos del hombre, así que cuando la muchacha terminó de hablar y me miró esperando una respuesta, puse los brazos en esa posición. Ella pareció entenderlo, porque contestó con un resoplido enorme.

Mientras ella resoplaba, yo bajé los brazos, frustrado por no poder comunicarme y apoyé las manos en mis caderas a modo de asas de jarrón mientras ponía una mueca graciosa para tratar de quitarle hierro al asunto. Ella me miró, con una expresión que era una mezcla de frustración, melancolía, cansancio y tristeza. Y en un impulso, se dejó caer sobre mí, metió sus brazos entre los míos, me abrazó por la cintura, giró su cabeza y la apoyó ladeada sobre mi pecho.

Esto me pilló por sorpresa, era una reacción que no me esperaba para nada. A mi cuerpo también le sorprendió, respondiendo en forma de erección, difícil de disimular vistiendo un pantalón de pijama sin nada debajo. Ella lo notó, porque a modo de acto reflejo movió la cadera un poco hacia atrás y soltó una risita muy leve. Pocos segundos después y todavía abrazada a mí, volvió a mirar al frente y levantó su mirada, encontrándose con la mía. En su rostro ya no había frustración, había unos ojos pequeños pero golosos y una pícara sonrisa.
 
PARTE 3/4.

Volvió a mirar al frente y besó mi pecho a través de la camiseta, luego giró de nuevo la cabeza, la apoyó sobre mí y empezó a jugar con las manos. Me tenía agarrado por la cintura y buscaba mi piel, empezó a acariciarla en cuanto accedió a ella. En ese momento no pude pensar en nada que estuviese fuera de esa habitación y la imité, la rodeé con mis brazos y empecé a buscar la forma de franquear el pijama para acceder a su cuerpo.

Ella me acariciaba el lumbar e intentaba subir por mi espalda, pero los antebrazos chocaban con la parte baja de mi camiseta y se atascaba. La sujeté por los hombros y empecé a empujarla suavemente hacia atrás, ella entendió mi intención y me soltó, acompañando voluntariamente con su cuerpo el movimiento que le estaba obligando a hacer. Cuando estuvimos separados, agarré mi camiseta por el cuello y muy despacio me la quité. Ella puso sus diminutas manos sobre mi pecho y pronunció una palabra que no llegué a comprender.

Desplazó sus manos hacia mis hombros, nunca antes una caricia me había parecido tan dulce. Fue bajando poco a poco por mis bíceps, al llegar a la parte interior de los codos, recogió todos los dedos menos los índices y levanté los antebrazos, extendiendo las palmas hacia arriba. Con sus dedos recorrió los relieves de mis venas hasta llegar a mis manos, que al encontrarse con las suyas, las hicieron prisioneras.

Me incliné y la besé, le devolví sus manos a mi cintura y me hice con las suyas. Era tan pequeña y tan frágil… Seguí besándola hasta que después de un rato y debido a la posición encorvada empezó a dolerme la espalda, así que a modo de excusa para aliviar un poco el dolor, me erguí de nuevo y le quité muy despacio su camiseta, me giré para arrojarla sobre la mía y aproveché el giro para crujirme la espalda.

Volví a agacharme, esta vez erguido, para meterme uno de sus pequeños pechos en mi boca. Ella me acariciaba el pelo y gemía muy suave mientras yo disimuladamente le bajaba el pantalón. Cuando lo hube bajado del todo, ella levantó primero su pie izquierdo y luego el derecho para ayudarme a sacarlo, mientras lo hacía le mordí muy suavemente por encima de la ropa interior. Me levanté para poner el pantalón junto a nuestras camisetas y ella llevó su mano a mi entrepierna.

Empezó a masajearme mientras entre besos murmuraba algo, le metí el índice y el corazón en la boca mientras con la otra mano le acariciaba los pechos primero para pasar posteriormente a su parte baja, que noté tremendamente húmeda.

Cuando saqué los dedos de su boca abrió los ojos, nos miramos y por primera vez, a pesar de las barreras lingüísticas, supimos exactamente qué era lo que quería el otro. Volvimos a besarnos mientras torpemente nos quitabamos el uno a otro lo poco que nos quedaba de ropa. Primero se la quité yo, cuando lo hizo ella y me vio completamente desnudo soltó una pequeña risa. Pensé que era absurdo que se riese de mi tamaño y efectivamente no era ese el motivo de su júbilo, me acarició de forma muy suave justo encima del pene y susurro algo que imagino que significaría “suave” o similar. Quizá era la primera vez que veía a un hombre con los bajos completamente depilados.

Mientras me sonreía la giré, levanté una de sus piernas y apoyé su pie encima del inodoro, me dispuse a acariciar su vagina con los dedos que habían estado en su boca pero me frenó, musitó algo y me empujó hacia atrás. Señaló a la puerta y me hizo un gesto circular con la muñeca, fue a la ducha, abrió el grifo y volvió. Cerré el pestillo de la puerta. Quizá debí haberlo hecho antes. Volvió a colocarse en la posición en la que la había dejado y me acerqué, apoyó una de sus manos sobre mi hombro, le di un beso y empecé a acariciarla con mis dedos húmedos.

En este punto no sabía muy bien cómo proceder a continuación, pues andábamos escasos de infraestructura, además, la sangre de mi cuerpo no estaba precisamente en el cerebro en ese momento, no podía pensar con claridad y sus leves gemidos camuflados por el sonido del agua no ayudaban. Me cogió de la mano y capté sus intenciones. Le metí el índice mientras seguía acariciando con el pulgar.

Tras apenas un minuto de masturbarla no podía contenerme más, saqué el dedo, la garré y la subí al lavabo. A pesar de que ella pesaba muy poco, me daba miedo que el viejo mueble cediese y se rompiese, por lo que empleé mis manos y mi fuerza en sujetarla. No para mantenerla en el aire, si no para que el peso ejercido sobre el lavabo fuese el menor posible. Ella apoyó la cabeza sobre el cristal, se agarró a un radiador que afortunadamente estaba apagado y separó las piernas.

Intenté penetrarla pero no pude, no conseguía entrar dentro de ella, así que con su mano libre, agarró mi pene e intentó ayudarme. Tras varios intentos fallidos, me empujó con los pies hacia atrás, bajó del lavabo y con sus manos sobre mi pecho me hizo caminar hacia atrás hasta que mi espalda chocó contra la puerta. A Continuación se puso en cuclillas y metió mi miembro en su boca.

A pesar de que disfruto mucho cuando me practican sexo oral no era lo que deseaba en ese momento y afortunadamente ella tampoco quería practicármelo. Segregó toda la saliva que pudo y se centró en la punta. A continuación, se levantó, me cogió de las manos y caminó de espaldas hacia el lavabo, cogió una toalla de mano y torpemente la puso sobre la superficie de madera. Le ayudé a subir.

Esta vez en lugar de agarrar el radiador utilizó ambas manos para separar sus labios inferiores todo lo posible y abrirme paso. En cuanto entré soltó un leve alarido y volvió a agarrar el radiador tras dejar los ojos en blanco. Metí sólo la punta muy despacio, me preocupaba hacerle daño. Estaba más pendiente de que no sangrase que de disfrutar, pero cada vez que la miraba a la cara no había otra cosa más que placer en su rostro, en parte fue un alivio. En ningún momento llegué a meterla entera, pero entraba y salía cada vez más rápido.

El hecho de que sólo se me estimulase la parte más sensible del pene sumado al pequeño tamaño de su vagina hizo que me entrasen ganas de terminar más rápido de lo normal. Puse todos mis esfuerzos en ocupar mi cerebro pensando que ella podía hacerse daño estando en esa posición o que el mueble podría ceder al peso y mentalmente conseguí retrasar de una forma sensible la eyaculación. Cuando noté que ya no podía aguantar más, la saqué y terminé sobre su vientre. Mientras me masturbaba para terminar del todo, ella empezó a volver en sí, por lo que dejé de sujetarla con la otra mano, me llevé el dedo corazón rápidamente a la boca y se lo metí. Estoy convencido de que esa solución improvisada no era lo que ella más deseaba en ese momento, pero tendría que valerle.

Mientras seguía masturbándola lo más deprisa que podía con mi mano izquierda, me limpié en mi lumbar los restos de esperma de mi mano derecha y volví a sujetarla como pude. Quería besarla, pero por la posición en la que estábamos era imposible. Ella, entre jadeo y jadeo, intentó articular velozmente alguna palabra y se mordió el labio, aceleré el movimiento de la mano hasta alcanzar la mayor velocidad que pude hasta que lo oí:

- ¡aaAAaAAaaAh…!

Ese gritito, un pequeño gemido que venía en una montaña rusa de entonación y anunciaba un orgasmo. Seguí metiendo y sacando el dedo muy despacio. Me cogió la muñeca y me hizo meterlo del todo. Su cuerpo hizo varias veces un ademán de entre temblor y escalofrío. Apoyó sus pies en mis hombros y besé uno de sus gemelos.

Estábamos ambos completamente inmóviles, pensé en el daño que tenía que estar haciéndose en esa postura y mientras una de mis manos estaba prisionera dentro de ella, con la otra cogí como pude un trozo del rollo de papel higiénico y empecé a limpiarle el vientre. Abrió los ojos y me sonrió mientras terminaba de hacerlo.

Muy despacio saqué mi dedo de dentro de ella, le ayudé a incorporarse, la besé, me abrazó. Estábamos de nuevo completamente quietos e inmóviles, el relajante sonido de la ducha ayudaba a que ese momento post-coito fuese mágico. Le acaricié el pelo y besé su coronilla. Tras un breve rato que deseaba no acabara nunca se apartó, me acarició la cara y me dijo algo que sonó a disculpa. Me agarró de la cintura y volvió a besar mi pecho. Me abrazó de nuevo.

Este segundo abrazo vez fue más breve aún, cuando se apartó comenzó a vestirse. Me quedé inmóvil mirándola, no era capaz de reaccionar. Cuando terminó de vestirse volvió a acariciar encima de mi pene y sonrió haciendo un comentario. Volvió a besar mi pecho, me agaché para besarla y respondió, aunque volvió a apartarse tras unos segundos. Cerró la ducha y me miró. No hacían faltan palabras, en sus ojos había tristeza y despedida. Volvió a besarme y me susurró algo. Abrió la puerta levemente y se asomó al pasillo, para marcharse al comprobar que no había nadie.

Fue entonces cuando recordé que, a escasos metros de ahí, en mi habitación, me esperaba mi novia.

Mierda.
 
PARTE 4/4.

Traté de reaccionar. Estaba sudando, quise ducharme pero en el baño sólo estaba la toalla del hostal sobre el mueble del lavabo, la cual utilicé para limpiarme un poco el cuerpo y el pene después de retirar con papel higiénico todo el esperma que estaba empezando a secarse. Lo senti mucho por la persona que la usase a continuación. Me enjuagué la boca y la froté con un poco de pasta de dientes con una mano mientras me vestía con la otra. Volvi a la habitación.

- Holi, has tardado mucho, ¿no?
- Es que estaba ocupado, tuve que esperar. - Mentí.

Afortunadamente ambos estábamos muy cansados y sabíamos que mañana nos esperaba un día largo, por lo que tras una breve charla en la que increiblemente conseguí mantener la serenidad y cordura, ella se durmió. Yo no pude hacerlo hasta varias horas después. Me perseguían cientos de preguntas. ¿Y si se había quedado embarazada? ¿Y si me había contagiado alguna enfermedad? ¿Y si alguien nos había visto? ¿Y si alguien nos había oído? ¿Y si? ¿Y sí?

A la mañana siguiente, mientras mi novia se terminaba de despertar le dije que iba a ducharme, pues ella siempre lo hace por las noches y yo por las mañanas. Fui al mismo baño de la noche anterior esperando volver a ver a la asiática, pero no había nadie. Me masturbé mientras me duchaba recreando mentalmente la escena que había sucedido en ese cuarto hacía unas horas.

Volví la habitación, mi novia estaba todavía en la cama. Le di un beso y hablábamos del día que nos esperaba. Faltaba poco más de 1 hora para que saliese nuestro autobús, asi que podíamos hacer el check out y desayunar tranquilos. Mientras yo terminaba de hacer el equipaje, ella fue al baño y aproveché para coger una pequeña hoja de papel de mi libreta. Apunté mi email y mi número de teléfono con el prefijo +34 de España, también dibujé junto a él el icono de un móvil. Doblé el papel y lo guardé en mi bolsillo.

Cuando mi novia regresó, recogimos el equipaje, fuimos al mostrador a devolver la llave de la habitación y de ahí directos al comedor para desayunar. Los asiáticos estaban ahí y en el centro del grupo estaba ella. Metí mi mano en el bolsillo para asegurarme de que tenía el papel.

Durante el desayuno traté de intercambiar miradas, incluso me levanté varias veces de la mesa para ir al buffet con la excusa de coger otra tostada o más café para ver si se acercaba ella y a solas deslizarle el papel, pero no hubo manera, además, la presencia de mi novia lo complicaba todo. Finalmente nuestras miradas volvieron a cruzarse cuando volvía del buffet de coger otra magdalena. Aprovechando que en mi mesa mi novia estaba de espaldas a mí, miré a la asiatica durante todo mi trayecto y ella me devolvió la mirada, pero mirándome a los ojos se limitó a negar levemente con la cabeza para volver a ignorarme. Cinco minutos después su grupo se levantó y se marchó.

Pasé el resto del viaje buscándola con la mirada por todas partes, asegurándome continuamente de que el papel seguía en mi bolsillo y se lo podía deslizar si había ocasión. Pero fue inútil, no la volví a ver. Mi novia me preguntaba constantemente qué me pasaba, que me veía raro y yo lo achacaba al cansancio. Cuando volvimos a mantener relaciones, lo hice pensando en aquella desconocida. Una de las primeras cosas que hice fue ponerla a cuatro patas y por algún motivo pensé que aunque aquel culo asiático había pasado por mis manos, nunca lo había llegado a ver, ya que siempre la tuve de frente. Me invadió una sensación extraña con ese pensamiento.

Cuando volvimos del viaje la relación fue cuesta abajo. Nnunca le conté lo sucedido a nadie, ni a mis amigos, ni a mis hermanos ni a compañeros de trabajo ni a nadie. Absolutamente a nadie. El secreto se me hacía cada vez más pesado, ya que era la primera vez en mi vida que era infiel y no sabía cómo manejar la situación. Durante los meses siguientes nos distanciamos hasta que en las navidades le dije que el amor se habia acabado, que no la quería y que no quería que estuviésemos juntos.

Desde entonces todas mis relaciones han sido vacías, he tenido otras parejas y cada vez que las miraba a los ojos pensaba: "¿A ti también te engañaré?" Aquella muchacha de origen desconocido con un vestido negro sigue dentro de mi cabeza y me atormenta saber que nunca voy a poder contactar con ella. Son tantas las cosas que quisiera decirle... Quisiera preguntarle cómo se llama, quisiera decirle mi nombre, quisiera decirle que si nuestro encuentro le produjo algún problema podría haber contado conmigo, quisiera decirle lo mucho que me influyó haberla conocido.

Quisiera decirle que me arruinó la vida.

Fin.
 
Estado
Cerrado para nuevas respuestas.
Atrás
Arriba Pie