Daeonica
Aborto de Forero
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- 15 Feb 2018
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PRELUDIO.
Voy a contar una historia muy breve, pero son tantos detalles que va a ser una historia muy extensa,. Además he decidido dividirla en cuatro partes, por el tema de los cliffhangers y tal. Hay una cosa que quiero pediros a los que entréis a este hilo y es que cuando termine cada parte conjuréis y comentéis todo lo que os apetezca, pero NO HAGÁIS PREGUNTAS hasta que la hsitoria esté terminada. Responderé entonces encantado a todo lo que se me haya pasado por alto o no haya quedado claro.
PARTE 1/4.
A mi novia y a mí siempre nos ha gustado mucho Juego de Tronos. Hemos visto juntos cada capítulo de estreno, esperándonos el uno al otro hasta que ambos tuviésemos hueco para ello y huyendo de los spoilers que nos rodeaban. Bueno, eso ella, yo me leí los libros. Es algo bonito que tenemos los dos en común, a ella le gusta escucharme hablar sobre disparatadas teorías que sucederán a continuación en la serie, a mí me gusta que ella esté dispuesta a ver algo que no sea Gran Hermano o La Voz.
Tal es nuestra afición a esta saga que unas vacaciones decidimos irnos de viaje juntos a visitar lugares de rodaje de la serie. Estuvimos planeando una escapada en pareja durante una temporada y tras debatir sobre diverasas alternativas a ambos nos pareció la mejor opción. Además, un día de casualidad en Sevilla ya habíamos visto la Alcazaba donde se rodó una parte y llevábamos desde entonces diciendo que un día teníamos que hacer lo mismo pero a lo grande, teníamos que salir al extranjero. Así que en cuanto pudimos, miramos sitios, reservamos vuelo, alojamiento y contratamos un tour.
El viaje iba bien, días antes había estado seleccionando escenas y guardando en la tablet fotogramas o pequeños videos de momentos destacables de la serie para poder comparar el lugar en vivo con lo grabado. Vimos muchos sitios, recreamos escenas y nos lo estábamos pasando bien. Yo la grababa a ella fingiendo ser algún personaje femenino y ella me grababa a mí fingiendo ser algún personaje masculino. A veces le pedíamos a alguien que nos hiciese una foto para las escenas en las que había una pareja.
Esta escena en concreto, el Caballero de la Cebolla y la Bruja roja, como yo soy corpulento y tengo barba y ella es pelirroja nos quedó muy bien la recreación, la única pega que yo soy más joven, pero eso no importaba. Fue lo más en las redes sociales cuando subimos una foto nuestra junto a un fotograma de las serie, las dos parejas con la misma postura exactamente en el mismo lugar. Todo iba sobre la marcha, estábamos más unidos que nunca y pasándolo genial, haciendo algo que llevábamos tiempo deseando hacer y siendo la envidia de todas sus amigas, lo que intuyo que era su objetivo desde el principio.
Pero el tercer día de viaje, algo sucedió.
Esto es lo primero que vi de ella. Le dije a mi novia por lo bajini: "mira esa, qué pintas". Y nos reimos. Iba con otro tour turístico y estaban visitando los mismo lugares de rodaje que nosotros. Mientras todo el mundo iba en chandal cual curro jiménez o con ropa para el campo, ella iba con un vestido negro transparente y sandalias. Por algún motivo no podía parar de mirarla, al principio porque me hacía gracia, después porque... Bueno, no sé por qué, directamente no podía. Mi novia se dió cuenta.
- ¿La estás mirando?
- No (sí).
- Que la estás mirando.
- Que no (que sí).
- ...
- Es que me hace gracia las pintas que lleva.
Para alivio de mi señora, volvimos poco después al autobús turístico y paramos a comer, alejándonos de esta muchacha. Después, a la tarde fuimos a otro lugar de rodaje y allí estaba ella.
Cuando nuestro grupo llegó, el suyo estaba terminando la visita a esa parte y se marchó, fue la primera vez que nuestras miradas se cruzaron. Me fijé en ella atentamente, pero ella me miró de pasada sin darme importancia y siguió a lo suyo. A pesar de que nuestro guía empezó a hablar y a contarnos cosas, yo no paraba de pensar en esta chica y trataba de averiguar mentalmente a dónde habría ido. Me sabía de memoria el itinerario de nuestro tour y si el suyo era parecido, habrían ido a pie no muy lejos de aquí.
Tras unos minutos escudriñando el horizonte, vi a lo lejos el acantilado donde estaba ella, muchas escenas de las Islas del Hierro se habían rodado en ese acantilado, y allí estaba ella, más divina que nunca. A pesar de la distancia, invadido por el espíritu de Cachondo Mental, quería volver a fotografiarla y a provechando que mi cámara es muy buena y tiene un buen zoom tanto analógico como digital, concentré mis esfuerzos en tratar de captarla lo mejor que pude.
Mi novia seguía a los suyo preguntando cosas al guía o haciendo sus fotos mientras yo hacía las mías. Recé para que no me pidese que se las enseñase.
Tras visitar un par de lugares más, volvímos al autobús, cenamos y de ahí fuimos al hostal, el mítico Bed & Breakfast que encuentras por las provincias. Estábamos muy cansados y mi novia fue a ducharse, momento que aproveché para encender el notebook de trabajo y pasar las fotos comprometidas de la tarjeta microSD de mi cámara a ahí, a un lugar seguro.
Cuando ella volvió hablamos un rato y salí a lavarme los dientes. El lugar tenía moqueta, así que salí descalzo y en pijama, compuesto por un pantalón corto y una camiseta. Caminé buscando el baño y al girar la primera esquina la vi, era ella, la chica asiática del vestido negro que había fotografiado esa misma tarde, pero esta vez, al igual que yo, vestía un pijama corto y portaba un neceser en la mano. Estaba sola en mitad del pasillo, nos volvimos a cruzar las miradas, se le veía preocupada, me hizo un gesto con la mano, me dijo algo en un idioma que no comprendí y me pidió que me acercase.
Voy a contar una historia muy breve, pero son tantos detalles que va a ser una historia muy extensa,. Además he decidido dividirla en cuatro partes, por el tema de los cliffhangers y tal. Hay una cosa que quiero pediros a los que entréis a este hilo y es que cuando termine cada parte conjuréis y comentéis todo lo que os apetezca, pero NO HAGÁIS PREGUNTAS hasta que la hsitoria esté terminada. Responderé entonces encantado a todo lo que se me haya pasado por alto o no haya quedado claro.
PARTE 1/4.
A mi novia y a mí siempre nos ha gustado mucho Juego de Tronos. Hemos visto juntos cada capítulo de estreno, esperándonos el uno al otro hasta que ambos tuviésemos hueco para ello y huyendo de los spoilers que nos rodeaban. Bueno, eso ella, yo me leí los libros. Es algo bonito que tenemos los dos en común, a ella le gusta escucharme hablar sobre disparatadas teorías que sucederán a continuación en la serie, a mí me gusta que ella esté dispuesta a ver algo que no sea Gran Hermano o La Voz.
Tal es nuestra afición a esta saga que unas vacaciones decidimos irnos de viaje juntos a visitar lugares de rodaje de la serie. Estuvimos planeando una escapada en pareja durante una temporada y tras debatir sobre diverasas alternativas a ambos nos pareció la mejor opción. Además, un día de casualidad en Sevilla ya habíamos visto la Alcazaba donde se rodó una parte y llevábamos desde entonces diciendo que un día teníamos que hacer lo mismo pero a lo grande, teníamos que salir al extranjero. Así que en cuanto pudimos, miramos sitios, reservamos vuelo, alojamiento y contratamos un tour.
El viaje iba bien, días antes había estado seleccionando escenas y guardando en la tablet fotogramas o pequeños videos de momentos destacables de la serie para poder comparar el lugar en vivo con lo grabado. Vimos muchos sitios, recreamos escenas y nos lo estábamos pasando bien. Yo la grababa a ella fingiendo ser algún personaje femenino y ella me grababa a mí fingiendo ser algún personaje masculino. A veces le pedíamos a alguien que nos hiciese una foto para las escenas en las que había una pareja.
Esta escena en concreto, el Caballero de la Cebolla y la Bruja roja, como yo soy corpulento y tengo barba y ella es pelirroja nos quedó muy bien la recreación, la única pega que yo soy más joven, pero eso no importaba. Fue lo más en las redes sociales cuando subimos una foto nuestra junto a un fotograma de las serie, las dos parejas con la misma postura exactamente en el mismo lugar. Todo iba sobre la marcha, estábamos más unidos que nunca y pasándolo genial, haciendo algo que llevábamos tiempo deseando hacer y siendo la envidia de todas sus amigas, lo que intuyo que era su objetivo desde el principio.
Pero el tercer día de viaje, algo sucedió.
Esto es lo primero que vi de ella. Le dije a mi novia por lo bajini: "mira esa, qué pintas". Y nos reimos. Iba con otro tour turístico y estaban visitando los mismo lugares de rodaje que nosotros. Mientras todo el mundo iba en chandal cual curro jiménez o con ropa para el campo, ella iba con un vestido negro transparente y sandalias. Por algún motivo no podía parar de mirarla, al principio porque me hacía gracia, después porque... Bueno, no sé por qué, directamente no podía. Mi novia se dió cuenta.
- ¿La estás mirando?
- No (sí).
- Que la estás mirando.
- Que no (que sí).
- ...
- Es que me hace gracia las pintas que lleva.
Para alivio de mi señora, volvimos poco después al autobús turístico y paramos a comer, alejándonos de esta muchacha. Después, a la tarde fuimos a otro lugar de rodaje y allí estaba ella.
Cuando nuestro grupo llegó, el suyo estaba terminando la visita a esa parte y se marchó, fue la primera vez que nuestras miradas se cruzaron. Me fijé en ella atentamente, pero ella me miró de pasada sin darme importancia y siguió a lo suyo. A pesar de que nuestro guía empezó a hablar y a contarnos cosas, yo no paraba de pensar en esta chica y trataba de averiguar mentalmente a dónde habría ido. Me sabía de memoria el itinerario de nuestro tour y si el suyo era parecido, habrían ido a pie no muy lejos de aquí.
Tras unos minutos escudriñando el horizonte, vi a lo lejos el acantilado donde estaba ella, muchas escenas de las Islas del Hierro se habían rodado en ese acantilado, y allí estaba ella, más divina que nunca. A pesar de la distancia, invadido por el espíritu de Cachondo Mental, quería volver a fotografiarla y a provechando que mi cámara es muy buena y tiene un buen zoom tanto analógico como digital, concentré mis esfuerzos en tratar de captarla lo mejor que pude.
Mi novia seguía a los suyo preguntando cosas al guía o haciendo sus fotos mientras yo hacía las mías. Recé para que no me pidese que se las enseñase.
Tras visitar un par de lugares más, volvímos al autobús, cenamos y de ahí fuimos al hostal, el mítico Bed & Breakfast que encuentras por las provincias. Estábamos muy cansados y mi novia fue a ducharse, momento que aproveché para encender el notebook de trabajo y pasar las fotos comprometidas de la tarjeta microSD de mi cámara a ahí, a un lugar seguro.
Cuando ella volvió hablamos un rato y salí a lavarme los dientes. El lugar tenía moqueta, así que salí descalzo y en pijama, compuesto por un pantalón corto y una camiseta. Caminé buscando el baño y al girar la primera esquina la vi, era ella, la chica asiática del vestido negro que había fotografiado esa misma tarde, pero esta vez, al igual que yo, vestía un pijama corto y portaba un neceser en la mano. Estaba sola en mitad del pasillo, nos volvimos a cruzar las miradas, se le veía preocupada, me hizo un gesto con la mano, me dijo algo en un idioma que no comprendí y me pidió que me acercase.