Son los comunistas y no yo los que opinan que es el Estado es el que tiene la obligación de resolver los problemas de la población. Yo pienso que el Estado lo que debe es darme las herramientas que me permitan a MI y bajo MI esfuerzo, alcanzar el éxito.
Creer que papa Estado debe ayudarnos con paguitas, resolviendo todos y cada uno de nuestros problemas es absurdo y egoísta. Yo no quiero que el Estado me de una cartilla de racionamiento para poder conseguir comida y bienes de primera necesidad gratis, sino que me facilite abrir un negocio que me de de comer dignamente con MI esfuerzo. No quiero que me de una casa gratis, sino que me permita trabajar para comprármela con MI esfuerzo.
Y quizás todo esto se resuma en lo que le dije al principio a nuestra querida coja roja, que muchas veces todo sea culpa de la educación que cada padre le da a sus hijos. Mi padre me enseñó que nadie te regala nada y que todo se consigue con esfuerzo, no con lloros. Que el esfuerzo tiene su premio y que la vagancia su castigo.
Un padre sobreprotector lo único que consigue con sus hijos es volverlos dependientes, hacerlos frágiles y generarles un falso sentimiento de que las cosas llegan sin esfuerzo. Un padre que cuando el niño llega a casa y le dice que el profesor le ha castigado, en lugar de darle un capón al niño y decirle que la próxima vez debe portarse mejor, coge y se va a regañar al profesor porque cree que su hijo es el mas bueno del mundo, lo único que consigue es un niño gilipollas.
Y esto que os cuento se puede alargar a miles de ejemplos del día a día, como que llegue el día de Reyes y el niño tenga 20 regalos diferentes aunque el casa la situación no sea muy boyante, a los que además el niño no hace ni puto caso porque tiene tantos juguetes en el cuarto que no tiene interés por nada. Y es que muchos padres que se criaron con carencias se creyeron que por darle de todo y consentirles todo a sus hijos los iban a hacer mas felices, cuando la realidad es que han conseguido criar seres emocionalmente débiles, y que realmente no están preparados para adaptarse a la selva que es en realidad la vida.
Y quien no sea capaz de ver esto, es que está muy muy ciego.