ELENA79 rebuznó:
jajajajajajjajajajaj!!!!!! Tremendo.Mi enhorabuena.
jajajajajajajaj!!!1! Tremendo.La mía también.
Seguro que con esta alusión voy a impactar directamente en los corazones de ladriyeso de un gran sector foril:
¿Qué ocurre en la mente de un hombre, para que desde su más tierna infancia comience a desarrollar un fanatismo desmedido por el balompié, hasta el punto de que sus biorritmos son regidos por la base de tiempos de la Champions nosequé, el Mundial y el Copón bendito?
Esos elementos, todos cortados con el mismo patrón, a los que se les puede perdonar su desgracia incluso durante la veintena, porque dicha década está biológicamente diseñada para explotar en profundidad el retarded que todos llevamos dentro, irrumpen en la treintena con la misma inercia que arrastran de la década anterior, pero entrando en un estadío más lamentable.
Ahora su chandal no les da un +1000 en deportividad. Ahora el chandal no se lo han comprado ellos, es el que les ha regalado su mujer en un desesperado intento de recuperar ese figurín y porte atlético que antaño, hace apenas una década, luciera su novio malomalote que curraba de gruísta en la Construcción, y repartía el bacalao soltando verdades como puños a la hora del bocadillo, o soltando los puños directamente a todo aquel que no le bailara el agua y le pudiera dejar en evidencia ante los presentes con argumentos de más calado, y que sabiéndose incapacitado para replicar, no podía permitir sentirse ridiculizado.
Y del mismo modo que en la treintena, irrumpen en la cuarentena como irrumpen por la puerta del bar con los mismos chandals de mercadillo. Prenda infame que absorbe con la misma facilidad sudores, pestucio a tabaco, y sobre todo la inevitable expansión de sus panículos adiposos aumentados. Barba de tres días sin perfilar, griterío y risotadas socarronas cerveza en mano completan el lamentable especímen que nadie más que él ha contribuido a engendrar.
Estos mismos elementos, filósofos a voz en grito y carrillos llenos por la tapita de huevo de codorniz con bacon sobre rodaja de pan que se llevan a la boca echándose hacia adelante lo suficiente como para no mancharse el chandal de los domingos, piden la palabra previamente con un "
Mmm", para seguidamente soltar su estúpido y supérfluo discurso, filtrado por el macabro conglomerado que ahora ocupa su cavidad bucal, ofrecido y proyectado al resto de los presentes.
Pero no acaba aquí, y es a lo que realmente iba, pues resulta que estos especímenes son en realidad enciclopedias en estado latente. Son incapaces de programar una lavadora, pero se conocerán la vida y milagros de todos los jugadores de balompié de la liga española y hasta de la de Papúa-Nueva Guinea. Y lo que es más aberrante todavía: existen más deportes, pero no interesan, ergo nunca se habla de ellos. ¿A quién coño le interesaba el balonmano, deporte antiestético por antonomasia, antes de que la Selección capitaneada por el infortunado Urdangarín ganase no sé qué mundial?
a nadie. Sin embargo, al día siguiente todos estos cenutrios de bar ya acudían con los deberes hechos, sabiendo de balonmano todo lo que se debe saber, para poder demostrar ante el resto de despojos humanos como él que, aunque fue incapaz de sacarse el efepé uno, su cultura deportista sienta cátedra y podrá siempre dar el último grito ante cualquier comentario sobre cualquier deporte. ¡Faltaría más!
Su universo en realidad está formado por planetas en forma de estadio de balompié y de circuitos de fórmula 1, todos gravitando en órbitas circulares alrededor del bar de turno. Su biblioteca la forman los ejemplares atrasados del AS, MARCA, El Mundo Deportivo, y los suplementos donde escriben plumillas como Reverte son perfectos para calzar la cafetera.
Sirva el tocho como el cruasán seco del desayuno y sin leche, bastardos. Soy consciente de que he dado en el blanco en el setenta por ciento de los infraseres que todavía mantienen vivo este nuestro auténtico hogar.