REINCARNATIONMAN
Forero del todo a cien
- Registro
- 6 Abr 2007
- Mensajes
- 394
- Reacciones
- 1
Malory rebuznó:Lo he dicho cuatrocientasmilveces, los que huyen de lo bueno son quinceañeros, inmaduros, depresivos o simplemente gilipollas.
Cuando eres adolescente es muy habitual colarse por el chuleta del barrio teniendo al lado al amigo encantador que sólo usas como hombro en el que llorar. Sin embargo pasa el tiempo, maduras (a veces), y valoras muchísimo más a ese amigo que te trata genial dándote ascazo el chulo que te hacía mojar las bragas.
Pero claro, hay gente depresiva como estado natural, inconformistas extremos, necesitados de ese algo más que ni ellos saben lo que es. Y luego están los que nacieron sin saber lo que es el orgullo ni la dignidad.
Cuando llegas a una edad y teniendo algo bueno en tu vida te sigues fijando en la mierda es porque naciste mierda y punto.
El Cid Baneador rebuznó:El 99% de las mujeres son inmaduras, taradas y gilipollas.
Por eso el 99% de las mujeres juran por su madre que ellas jamás se liarían con un cabrón porque a ellas lo que les gusta es que las traten bien. Y por eso el 99% de las mujeres huyen como de la peste de los chicos que las tratan genial y van detrás de los que las tratan fatal.
Pillar una mujer que merezca la pena es una odisea. Daría para hacer una larga película.
Yo no creo que sea tara exactamente. Tiene su explicación.
Los hombres estamos destinados por la Naturaleza a propagar la especie, y en esa voluntad se expresa nuestra pasión por las mujeres. Los designios de la especie nos hace fijarnos en ellas por el físico; consecuencia de ello, y que solo encuentran lugar en el mundo a través de nosotros, es su continua obsesión por presentarse atractivas.
Miden su valía por su belleza estética porque su triunfo ante la vida es fruto de su capacidad para seducirnos. Si en verdad quieres ofender profundamente a una mujer atácala por el físico antes que por ningún otro frente.
Claro que del profundo efecto en mente y polla que nos causan sus cuerpos se dan cuenta ellas muy pronto, y de esa atracción que es poder alimentan su ego. Por eso los que ya han sido seducidos pierden para ellas todo interés, por el contrario, lo ganan aquellos que parecen vencer sus poderes y no caen en las redes de sus coños fácilmente. Esto supone un reto para ellas que no pueden ignorar porque afecta directamente a lo que más les importa: su valía para la vida y su ego.
Cualquier zorra que esté medianamente buena tiene una legión de paladines y pagafantas alimentándolas el ego detrás, yendo de amigo guay para intentársela follar. Saber que cuando quieran tienen a ese prototipo de “hombre” las hace perder completamente el interés por ellos y se fijan irremediablemente en aquel que se sale de la norma, que resiste a su poder, que les resulta excepcional. Si además está bueno y dispone de cierta infraestructura ya es cuando se las caen las bragas definitivamente.
El argumento de la tal Malory es una excusa moral, un intento de salida plausible cuando decae la belleza: “no es que la lección de la Naturaleza las baje de la nube al barro de la porqueriza, sino que se vuelven más maduras” JAJAJAJAJAJA.
Pero nada más melancólico y desolador que constatar cómo ha decaído el efecto, antaño irresistible, de sus cuerpos. Solo cuando decae ese poder buscan al hombre “bueno”, para que carguen con ellas de por vida, pues ya no están para competiciones de carne y ego con jovencitas. El ascazo ese que dice que le producen los chulos probablemente deba ser por saber que no tiene posibilidad de comerle la polla a ninguno.