Cuando una LUMI me ABOFETEO en pleno acto y un MORO me VACILÓ

EvaristoBukowski

RangoNovato de mierda
Registro
20 Nov 2024
Mensajes
70
Reacciones
145
La llamada llegó mientras estaba hundido en el sofá, con una cerveza caliente y la tele escupiendo algo que no me importaba. Era Sigfredo Vergas, el culturista bipolar, un cabrón al que la vida le había dado músculos y un cerebro que funcionaba como un ascensor roto: subía y bajaba sin aviso.

—Oye, tío, acabo de irme de putas y he conocido a una chica genial, es increíble, tienes que ir con ella, es genial —me dijo, eufórico, con esa energía desbordada que siempre precedía a una de sus caídas en picado.

Sigfredo era así. Un día estaba llorando en el coche, arrepintiéndose de todo, jurando que iba a dejar las putas, los gimnasios y las noches de exceso. Al día siguiente, ya estaba como un maldito misil, listo para arrasar con todo lo que se cruzara en su camino. Era imposible no seguirle el ritmo, aunque sabías que ibas directo al desastre. Así que, como buen imbécil, piqué el anzuelo.

Cogí el coche y me fui para Mataró. El lugar era un chalet. Bonito, limpio, casi parecía normal, lo cual ya era raro para lo que estábamos acostumbrados. Toqué el timbre y me abrió una madame que me miró como si hubiera visto a mil como yo.

—Pasa dentro, te está esperando —me dijo, con una voz neutra que no decía nada pero lo decía todo.

Subí las escaleras y ahí estaba. Bajita, pelo rizado, blanca como la leche y con una cara de diablilla que te hacía pensar que el infierno no estaba tan mal. No llevábamos ni dos minutos de charla cuando me solté la camiseta. Ella me miró, y entonces vino el golpe.

—Tienes barriga de embarazada —dijo, riéndose.

Le miré con esa mezcla de orgullo herido y desfachatez que es mi marca personal.

—Sí, joder, estoy en volumen. Soy culturista.

Eso le hizo más gracia aún. La cabrona no paraba de vacilarme, y ahí estaba yo, medio desnudo, aguantando el cachondeo de una fulana que, por alguna razón, empezaba a gustarme.

Cuando llegó el momento de entrar en materia, todo cambió. La tía se subió encima y empezó a cabalgarme como si estuviera entrenando para un rodeo, con una intensidad que rayaba en la locura. Pero lo peor vino cuando me empezó a abofetear.

—¿Qué coño haces? —le dije, apartándole las manos.

—Ah, ¿no te gusta que te peguen? —me respondió, con una sonrisa torcida.

—No, maldita sea —le espeté, y la giré como si fuera un saco de boxeo.

Ahí cambiaron las tornas. Las múltiples viagras que había tomado empezaron a surtir efecto, y de repente era yo el que marcaba el ritmo. Me sentí como un tren desbocado. Ella no decía nada, solo gemía y me miraba con esa mezcla de odio y placer que uno no sabe si tomar como un cumplido o una amenaza.

Cuando acabamos, se quedó tumbada, jadeando. Me miró y soltó:

—Me has partido en dos. Espero no volver a verte por aquí.

Salí de la habitación, todavía con las piernas algo flojas y la mente dando vueltas. Y entonces lo vi. Un tipo, probablemente marroquí, que también salía de las habitaciones del antro acompañado de una lumi. Lo reconocí al instante: uno de esos personajes que la vida planta en tu camino para recordarte que el mundo es un circo y todos somos los payasos.

—Ey, amego, ¿qué tal? ¿Ha ido bien? —me soltó, con una sonrisa amplia y despreocupada.

Por cortesía, o quizás por puro instinto de supervivencia, le contesté:

—Sí, gracias.

El tipo asintió, y luego vino la frase que me dejó seco:

—Amego, ¿has sacado lechita?

Me quedé mirándolo, sin saber si estaba bromeando, siendo grosero o simplemente era así de idiota. No le respondí. No había nada que decir ante semejante despropósito. Él, sin inmutarse, pasó de largo con la misma sonrisa, como si acabara de contar un chiste fabuloso.

Pero no terminó ahí. Afuera, justo en la entrada del chalet, estaban esperándolo sus cinco amigos, todos muertos de risa, como si hubieran pasado la noche entera apostando quién salía más destrozado de las habitaciones. El mismo tipo, el "moro", me miró al pasar y me dijo, entre carcajadas:

—Amego, tienes que haser ramadán ahora, ¿eh?

No sé si fue el tono, la escena o el cúmulo de idioteces de esa noche, pero solo atiné a sonreír. Una sonrisa pequeña, cansada, como si me acabara de rendir. Me subí al coche y arranqué, dejando atrás las risas y aquel chalet que era una especie de purgatorio para almas extraviadas.

Mientras conducía, pensé en el "amego" y en su absurda filosofía. Quizás tenía razón, de algún modo retorcido. Tal vez todos, después de noches así, deberíamos hacer algún tipo de ramadán. Pero no lo hacemos. Seguimos. Porque somos adictos, no a las putas o al alcohol o a los chalets perdidos, sino al sinsentido de todo esto. Y al final, eso es lo único que nos queda.
 
Tienes que cuidar los detalles. Jamás en un putipiso te encontrarás con otro cliente.
 
Si no te has suicidado después de tremenda sexpe, estás curado de espanto para todo lo que te venga.

Conozco un Sigfredo, pero es mayor y no creo que vaya a ver pollas al gimnasio.
 
Poco has ido de lumis.

Los fallos ocurren, esto es un claro ejemplo de ello.

A mi me ha ocurrido 1 vez en toda mi trayectoria. Llevo casi 10 años, y miles de euros gastados en samaritanas del amor.

Tú tampoco has ido mucho si solo te ha pasado una vez. Putos aficionados...

El relato recuerda al bueno de Hank eso no se puede negar.
 
Tú tampoco has ido mucho si solo te ha pasado una vez. Putos aficionados...

El relato recuerda al bueno de Hank eso no se puede negar.

De encontrarmelo en el pasillo y que me diga "amego ¿que tal? has sacado lechita? pues la verdad que 1 vez. De encontrarmelos de cara entrando al piso varias veces.

Incluso una vez un viejo cabron se me adelanto, corriendo, como un ninja, se metio en el piso de la puta antes que yo cuando empece a ir de lumis con 20 años.
 
A mi me vaciló un moro en Arlés. Podría haber acabado en la cárcel.
 
—Amego, ¿has sacado lechita?

Eso es que le estaba diciendo indirectamente que padece de micro-pene.

Debería haberle estampado una botella de alcohol de garrafón en su puta jeta moruna de imbécil, que sangrara a la vez que se quema como una bruja de cuento... Aunque claro, imagino que con los huevos descargados uno no está para meterse en movidas y sólo piensa en ir a planchar la oreja.
 
—Amego, ¿has sacado lechita?

Eso es que le estaba diciendo indirectamente que padece de micro-pene.

Debería haberle estampado una botella de alcohol de garrafón en su puta jeta moruna de imbécil, que sangrara a la vez que se quema como una bruja de cuento... Aunque claro, imagino que con los huevos descargados uno no está para meterse en movidas y sólo piensa en ir a planchar la oreja.
Solo queria irme de ahi, verle la cara de moromierda me estaba poniendo enfermo. No le conteste apenas, solo queria irme al catre a sobar.
 
Me quedo con el detalle del viagra, ¿eres uno de esos tarados que se ciclan y se te ha quedado el manubrio en modo moñeco?

Un forero alfa, de los de titánico pene de 12 centímetros en erección no necesita de esas mierdas para trempar y cumplir en el catre.
 
Me quedo con el detalle del viagra, ¿eres uno de esos tarados que se ciclan y se te ha quedado el manubrio en modo moñeco?

Un forero alfa, de los de titánico pene de 12 centímetros en erección no necesita de esas mierdas para trempar y cumplir en el catre.
Debido al culturismo el moñeco se me quedó tonto. Me enfermó ese maldito "pseudo-deporte".

Ahora, y despues de dejarlo, he recuperado mi salud, ya no uso vinagras!

Creo que la noche mas loca fue cuando me tome 2 pastillas de 100mg enteras, fui de burdel en burdel poseido por belcebú con el corazon pataleando y a punto de irme pal otro barrio. Ya os contare esa historia otra dia.

Un saludo
 
Última edición:
He dejado de leer diagonalmente en "chalet". La próxima vez al polígono o arrabal. Sólo es un agujero.
 
He dejado de leer diagonalmente en "chalet". La próxima vez al polígono o arrabal. Sólo es un agujero.
Normalmente suelen ser pisos, me sorprendió gratamente aquel chalet en medio de un barrio demigrante, Rocafonda. Curioso cuanto menos.

chalet paco.webp



Fue aqui concretamente. No sé si seguiran las cortesanas, o los vecinos ya se habran quejado !
 
Última edición:
Es un infiltrado, matadle y echad sus restos a @R.J. McReady para que se los coma haciendo ruidos.
 
O démosle la bienvenida, entre los que se nos van por berrinches y por camisas nos quedamos en cuadro.
que NOO ESTIY bIOPOLAR
 
Atrás
Arriba Pie