A ver cómo lo digo esto: el jazz, así en general y a lo gordo, es una puta mierda de música que ha quedado relegada a cuatro giliposhas la mayoría de los cuales aplauden como mandriles cuando no son capaces de identificar un cambio de escala, acorde, u hostias en vinagre.
Nada me produce más asco que el clásico concierto de jazz con sus velitas, sus mesitas y sus viejunos haciendo como que se enteran de algo, mientras los de arriba les vomitan mierda que no suena a nada la mayoría de las veces.
Sé que muchos me dirán que soy un animal por decir esto -lo mío tiene delito porque además toco el saxo-, pero lo tengo clarísimo: de cada 100 veces que escuches jazz, 80 será una puta fumada. Te tocan mierda y te dicen que están "explorando los límites de la armonía". Iros a cagar.
El último concierto al que fui, y me juré sería el último, fue de Joshua Redman. Es un portento, me decían. La puta polla. Controlará su instrumento, no lo niego, pero vaya mierda nos soltó aquella noche. Mención aparte para el pianista, que literalmente entró en trance y se puso a aporrear el piano que le hubiera machacado la cabeza, que hijos de puta.
Si el jazz es la aportación negra a la música, está a la altura de todo lo demás. Otra cosa son fusiones y movidas que se hacen con él, pero como sea jazz puro, taladrada de cabeza segura.
Y ahora fusiladme, melomanos de mierda.
P.D.: me cago en Coltrane.