Dar por culo a arrobistas, puteros y drogadictos, sauternes, eso hago aquí.


Pentecost, vamos a ver. Todo eso es muy bonito, y tal. Pero ocurre que, por ejemplo, no me acerco a tías con hijos, porque no quiero criar hijos de otros. Véase:
Hola, soy fulanita, tengo un hijo ---> no llegar a nada con esta tía, quitarme de su camino.
Hola, soy fulanita, fui drogadicta/alcohólica --> no quiero saber nada de esta tía. Puerta.
Hola, ahora que estamos empezando y tal he de confesarte que tengo un hijo/fui drogadicta pero me recuperé --> ¿Esto no me lo podías haber dicho antes para no liarnos más de la cuenta? Sí, pero es que si te lo decía antes igual no querías. Bueno, pues entonces añades una razón más a que no quiera. El engaño. Yo no salgo con ex drogadictas y menos aún con exdrogadictas mentirosas.
Y sí, claro que se merecen otra oportunidad, y les deseo lo mejor, y que alguien las ame, y todo eso. Pero no deseo ser yo, así que me quito de su camino, y les animo a que lo consigan PERO CON OTRO.
Edito: atinado el post de Spade, sin duda. El engaño forma parte del juego. Y según qué engaños agravan el tema. No son algo que vengan a decir que "ah vaya, ahora me lo tengo que comer con patatas", más bien al revés: son algo que infaman el hecho, que me hacen rechazarlo con más fuerza. Asomar con un hijo al cabo de unos meses... asomar con un divorcio al cabo de unos meses de estar juntos... vamos... Y como yo esté con una tía y esta vaya al baño más veces de lo normal y me venga rajando por los codos a mí me sobra y me basta para ponerme muy serio. Yo se lo dije, así, a todas mis exnovias: el día que me entere de que has tomado una raya, una sola, te mando a tomar por culo. Afortunadamente nunca tuve que ejecutar esa amenaza, y creo que no fui engañado al respecto. Y sé, como me tengo que morir, que lo hubiera hecho sin dudar. La sola idea de que lo hubieran hecho me sobra para pasar a sentir repugnancia. Lo que pasa es que yo, a este respecto, al de las drogas, soy bastante talibán con respecto a mi pareja.