Hideputa!!
Hasta que aprendí que esa manera de actuar era el verdadero secreto del hurto, pasé mucha verguenza y en todas me pillaban, porque debía tener en la frente un cartel de "soy un toli y he robado señor guarda". Pero cuando descubrí esa piedra filosofal del choriceo, me volví un cleptómano hamazord del carrefoul.
Era maestro en sacar pilas duracell, para mi walkman y el de mi hamijo. Conseguí 7 libros, si habéis leido bien 7, 4 de ellos de informática y 3 novelas, porque me fuí a hacer la compra de mi familia y en los metí debajo de dos packs de 12 cartones de leche Lauki. El libro de Excel y Word, me ayudaron a tener un manejo bastante diestro del paquete Office, en especial con el primero, que me sirvió de mucho en la búsqueda de trabajo, y que hoy en mi empresa me ha convertido en un oráculo cuando se trata de la hoja de cálculo de Microsoft.
Los sábados por la tarde, merendábamos unas ensaimadas o empanadas según el día, y después nos zurrábamos algún licor de sabor dulce para ir cargados con los hamijotes. Era de lo más normal, nada, como el que se rasca, nada de ir mirando a los lados, ni esperar que se echaran encima de nosotros, se hacía con toda la naturalidad.
Pero todo en la vida tiene un final, y este llegó cuando intenté sacar un unos guantes de pre-esqui, cojonudos, al que les quité el tope magnético que llevaban, pero no reparé en una etiquetita ridícula, que parecían que era del guante, pero que cuando pasé por el arco de "salida sin compra" con ellos puestos, empezó a pitar aquello como un submarino en inmersión.
Clásico
Phoskitos, batidos o ruffles alimentaban nuestras tardes. Algunos preferían robar cajas de diskettes y los pillaban, u otro más tonto que metió unos bollycaos en el bolsillo de un pantalón y fue al probador a comérselo. Cuando la dependienta examinó el pantalón y encontró el bollycao, el colega hizo de fermín cacho y lo vimos ya en la puerta de salida escondido tras un container.
Veterano
Frikazo
Freak
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