Acabo de verla, alterna momentos buenos con otros de vergüenza ajena, muchas luces y sombras que han hecho que no termine de gustarme. Visualmente genial y eso que han metido planos y planos de bloques feos, menudo subidón en ese aspecto ha pegado el cine español últimamente. Mario Casas ni tan mal, aunque ese intento de Jason Statham patrio conduciendo a toda pastilla y repartiendo hostias a rodabrazo con un aguante indestructible que ni el Chuache no queda muy creíble. Tosar en su línea, aquí cambia de registro pero cumple igualmente.
El que no me ha gustado nada es Sacristán, ahí discrepo con tortuga. Me daba la impresión de estar demasiado forzado en todas las escenas, una solemnidad impostada tanto en la voz como en los gestos que terminé por tomármelo a risa. Ayudó y mucho a esto, dos de las mejores escenas de la película. La primera es el momento en que Toro sale por el parking del hotel con la mochilla, Sacristán se asoma al balcón desde un veinteavo piso por lo menos, y llega la cámara lenta junto con una música poderosa para verle sacar su puñal (¿cuántas veces lo saca a lo largo de la película, 47?) y alzarlo sobre la cabeza a tope de dramatismo mientras grita "torooooooooo" como amenazando con lanzarle el puñal. Lanzárselo desde una distancia como de 600 metros


Cumbre de lulz. La segunda tiene que ver también con el puñal, cómo no, en el molino de la tita no se qué, menuda potencia y precisión, el Robin Hood andaluz.
Bueno, lo último, y esto ya es tema mío, no trago mucho el acento andaluz ni esas musiquillas de zapateados y berridos, la peli va bien servida de las dos cosas, por lo que resta puntos. Para un domingo puede no ser un mal plan, además no es excesivamente larga, sin llegar al
sepasavolando. Un 4.
Por cierto, si algún andaluz lee esto, ¿la manteca colorá qué es, como sobrasada?