Porque los alemanes son organizados y los españoles no.
Ellos planifican un método y se ciñen escrupulosamente a él y no se lo saltan bajo ninguna circunstancia.
No son creativos, son cuadriculados.
El español sabe hacer de todo, menos ceñirse a un método prefijado.
Anecdotón que resume está realidad.
Un cliente dice tener un problema con un producto que se forma mezclando un polvo y un liquido en cantidades exactas.
El insiste en que lo mezcla correctamente y en las cantidades adecuadas, pero que el resultado no es bueno.
Aprovechando que un técnico alemán está por la zona, se pasa a ver al cliente y le pide que haga la mezcla. El cliente se pone manos a la obra y mezcla líquido (medio litro) con el polvo (400 grs.) delante del técnico. Lo hace usando un vaso medidor de plástico del siglo pasado, que ya ha perdido las marcas de cantidad, y que además tiene en el fondo del vaso mierda acumulada para parar dos trenes.
El técnico lo mira y le dice que como sabe que en el vaso hay 500ml de líquido, a lo que el cliente, con dos cojones le dice... Pues a ojo, que lo llevo haciendo así hace años y ya me sé la medida.
El técnico abre su maletín, saca un vaso medidor de cristal con las marcas impolutas y coge el medidor del cliente y vuelva el contenido en su medidor.
Resultado, 450ml, no 500ml. motivo por el cual, la mezcla no salía bien.
Esto resume perfectamente las dos formas de trabajar, en donde el español solo se lee las instrucciones de uso cuando el producto falla.
El alemán no osa probar un producto sin ceñirse escrupulosamente a lo que diga el fabricante.
Pero por otro lado, si el método falla, el alemán no sabe que hacer y ahí el español si que es creativo.