Y esto último que dices es otro problema. Que delante del juez nosotros vamos con matrícula y ellos sin ellas. En el juego sucio, que es en el que estamos ahora, ellos siempre nos van a ganar. Ellos nos funden.
Que tu mismo, slk, te peleas con alguien y cuando ya lo tienes en el suelo derrotado, habria que ver si eres capaz de chafarle la cabeza con la botas contra el suelo y desparramarle los sesos en la acera. Que para eso también hay que valer. Y ellos lo están haciendo.
"Existen dos tipos de seny: el que es de verdad, y el que utilizamos para ocultar nuestros miedos", Francesc Macià.
Como casi todos sabéis, "seny" viene a ser algo así como tener lógica, actuar de forma responsable y con sentido común.
Y tú y tantos os ocultais en el segundo tipo de seny.
Que la gente no le tiene miedo al juez. Que la gente le tiene miedo FÍSICO a ellos. Lo sabes y lo sabéis. Y dejemos ya de jugar. Que estamos ya muy viejos para jugar al escondite.
Que un juez no te va a hacer nada si abortas una fechoría. Que la gente se caga de miedo a que les corten el cuello.
Que no te cobran por ser sincero. Entonces vamos a ser sinceros.
Tendríais que ver la discoteca en donde trabajé hará dos veranos.
Todos los porteros eran marroquíes. Todo unos tipazos.
El jefe de ellos me dijo "qué bien que trabajas. Mañana te quiero aquí. No se te escapa ni una".
Y esto no te lo dicen en la puta vida en otros sitios. A veces ni te saludan. Y siendo honestos, hay mucho personaje segurata que no vale para una mierda. Yo hago las cosas, y que se te acerquen y te reconozcan eso, habla mucho de cómo es el tío.
La cosa es que tendrías que ver lo que hay.
En primer lugar los porteros no son de donde son por casualidad. Son de donde son porque es la única forma de que los respeten.
Pero en esas noches no cesa la psicología. Los movimientos de ajedrez. El "yo soy peor que tú", que el jefe este de los porteros le soltaba a alguno de estos alguna vez.
Y sabes por qué ocurría esto? Ocurría porque, como decía Serrat del mar mediterráneo, "se conocen y se temen".
Porque como una de las dos partes agrediera a otra, eso iba a desencadenar una guerra. Una guerra que no iba a acabar esa noche. Porque el portero iría a buscar al otro al gym (donde voy a ver pollas). Entonces el otro iba a presentarse a la discoteca una noche con pipa para volarle la cabeza a un portero. Y entonces en la cárcel iba a ver ese. Pero los porteros iban a vengarlo y romperle las piernas en el barrio tal a otro. Y así sucesivamente.
Esa es la diferencia entre ellos y nosotros. Y ellos mismos lo saben. Por eso esas dos partes contrapuestas, los porteros y los niñatos clientes, se tratan mutuamente con la delicadeza en que se trata una bomba de relojería.
Es una mentalidad que nada tiene que ver con la nuestra. Por eso nunca jamás nos va a convenir que las cosas se descontrolen.