Últimos visionados - NO ESTRENOS

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Sekhmet rebuznó:
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Quien la entienda que me la explique.

No la he visto, pero te explico lo que tú quieras.
¿Follamos, pero de buen rollo?
 
He visto Cómo entrenar a tu dragón y la expresividad de los muñecotes es awesome. Dentro de poco ya no habrá actores y todos iremos en patinete volador.
 
La vi por aquí recomendada, pero si tenía hilo, no lo encuentro...

Take Shelter, Jeff Nichols (2011)

Es el fin del mundo una vez más (últimamente siempre es a fin del mundo en las salas de los cines y en los salones de los hogares). Michael Shannon no habla mucho en esta película, no precisa hacerlo. Ese rostro que sugiere mil catástrofes padecidas está exento de la responsabilidad de hablar. Junto a él, Jessica Chastain, frágil en apariencia, delicada y salpicada de destellos que hace imposible apartar la mirada de su rostro, por el contrario, habla. Michael Shannon y Jessica Chastain: la persona que escogió el reparto sabía bien lo que hacía. Como si la película anunciara la renovación del mito de la bella y la bestia por la vía del apocalipsis. La exterior y la interior.

Estamos tan acostumbrados a la “narrativa” como fuente de acceso a la realidad que tenemos olvidadas otras vías: el delirio, la revelación o el éxtasis son algunas de las alternativas para penetrar en el tejido del mundo que nos rodea y extraer algo de sentido de él. El personaje de Michael Shannon va zambulléndose en una cadena de pesadillas que resultan ser revelaciones. Pero la contraposición de sus visiones con la linealidad discursiva de el-resto-del-mundo lo coloca en la posición de habitante del borde del abismo. Al principio el juego de imágenes que lo asalta parece ser sólo una especie de mal momento que está pasando, pero cuando sus pesadillas dejan huellas físicas comprende que el asalto de las imágenes tiene un significado que va más allá del meramente onírico. Lo que ve, claro, es el paisaje de otro fin del mundo posible.

La película trabaja esta idea de acabamiento en varias direcciones distintas: lo íntimo como territorio sometido a la presiones difíciles de soportar, lo familiar como terreno asolado por fuerzas centrípetas que lo condenan a la desintegración de forma inevitable y lo comunitario-social como el espacio en descomposición sostenido sólo por la inercia de rituales vinculados al mundo del trabajo que carecen de la fuerza necesaria para sostener la realidad por ellos mismos.

Pareja, familia, amigos, sociedad: la película indaga en estos ámbitos combinando la lógica analítica propia del discurso científico -bajo el cual, el personaje de Michael Shannon es un aterrado viajero rumbo al pozo de la locura-, y la lógica de la yuxtaposición propia del encadenamiento de imágenes alucinatorias, sonidos que no existen y pesadillas capaces de alterar la realidad cotidiana. Y, bajo el paraguas de todo este diluvio real e imaginario, la película se revela como un artefacto destinado a comunicarnos que sólo el amor de pareja tiene la fuerza suficiente para soportar todas las catástrofes imaginables. No es fácil sostener semejante tesis en estos días tenebrosos, pero el argumento que la defiende se agarra a los mismos mimbres que configuran nuestra cordura: esa pareja extraordinaria que conforman Jessica Chastain y Michael Shannon sobrevive como tal porque su entrega al otro es ilimitada, desafía cualquier cálculo racional y está cosida con los hilos de la locura.

Ya lo sabíamos, pero está bien de vez en cuando recordarse de algo importante: el fin del mundo no es físico, ni espiritual ni imaginario.
Se reduce simplemente a la renuncia al amor.
No hay más.
 
Burócrata rebuznó:
He visto Cómo entrenar a tu dragón y la expresividad de los muñecotes es awesome. Dentro de poco ya no habrá actores y todos iremos en patinete volador.

Lo mismo se decía con la película de Final Fantasy y 14 años después siguen dando papeles a Mark Whalberg. Algo está fallando.
 
carapito rebuznó:
Lo mismo se decía con la película de Final Fantasy y 14 años después siguen dando papeles a Mark Whalberg. Algo está fallando.

Podría ser peor, le podrían seguir dando papeles de protagonista en blockbusters a Sam Worthington.

Nah, yo creo que nunca se dejarán de usar actores reales, porque el público en su mayoría rechazaría esa idea, por muy bien hechos que estén los virtuales. Va a ser muy complicado que se consiga una mirada humana real. Todo lo demás, pelo, texturas, incluso movimientos, no queda tanto, pero las miradas todavía están a mil kilómetros de parecer humanas.
 
cuellopavo rebuznó:
La vi por aquí recomendada, pero si tenía hilo, no lo encuentro...

Take Shelter, Jeff Nichols (2011)

Es el fin del mundo una vez más (últimamente siempre es a fin del mundo en las salas de los cines y en los salones de los hogares). Michael Shannon no habla mucho en esta película, no precisa hacerlo. Ese rostro que sugiere mil catástrofes padecidas está exento de la responsabilidad de hablar. Junto a él, Jessica Chastain, frágil en apariencia, delicada y salpicada de destellos que hace imposible apartar la mirada de su rostro, por el contrario, habla. Michael Shannon y Jessica Chastain: la persona que escogió el reparto sabía bien lo que hacía. Como si la película anunciara la renovación del mito de la bella y la bestia por la vía del apocalipsis. La exterior y la interior.

Estamos tan acostumbrados a la “narrativa” como fuente de acceso a la realidad que tenemos olvidadas otras vías: el delirio, la revelación o el éxtasis son algunas de las alternativas para penetrar en el tejido del mundo que nos rodea y extraer algo de sentido de él. El personaje de Michael Shannon va zambulléndose en una cadena de pesadillas que resultan ser revelaciones. Pero la contraposición de sus visiones con la linealidad discursiva de el-resto-del-mundo lo coloca en la posición de habitante del borde del abismo. Al principio el juego de imágenes que lo asalta parece ser sólo una especie de mal momento que está pasando, pero cuando sus pesadillas dejan huellas físicas comprende que el asalto de las imágenes tiene un significado que va más allá del meramente onírico. Lo que ve, claro, es el paisaje de otro fin del mundo posible.

La película trabaja esta idea de acabamiento en varias direcciones distintas: lo íntimo como territorio sometido a la presiones difíciles de soportar, lo familiar como terreno asolado por fuerzas centrípetas que lo condenan a la desintegración de forma inevitable y lo comunitario-social como el espacio en descomposición sostenido sólo por la inercia de rituales vinculados al mundo del trabajo que carecen de la fuerza necesaria para sostener la realidad por ellos mismos.

Pareja, familia, amigos, sociedad: la película indaga en estos ámbitos combinando la lógica analítica propia del discurso científico -bajo el cual, el personaje de Michael Shannon es un aterrado viajero rumbo al pozo de la locura-, y la lógica de la yuxtaposición propia del encadenamiento de imágenes alucinatorias, sonidos que no existen y pesadillas capaces de alterar la realidad cotidiana. Y, bajo el paraguas de todo este diluvio real e imaginario, la película se revela como un artefacto destinado a comunicarnos que sólo el amor de pareja tiene la fuerza suficiente para soportar todas las catástrofes imaginables. No es fácil sostener semejante tesis en estos días tenebrosos, pero el argumento que la defiende se agarra a los mismos mimbres que configuran nuestra cordura: esa pareja extraordinaria que conforman Jessica Chastain y Michael Shannon sobrevive como tal porque su entrega al otro es ilimitada, desafía cualquier cálculo racional y está cosida con los hilos de la locura.

Ya lo sabíamos, pero está bien de vez en cuando recordarse de algo importante: el fin del mundo no es físico, ni espiritual ni imaginario.
Se reduce simplemente a la renuncia al amor.
No hay más.

:121:121:121:121
 
McLane ahora que veo tu avatar me he acordado de un peli que vi el otro día. "El gran halcón".

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Por circunstancias de la vida no la pude ver entera, pero creo que vi lo suficiente para hacerme una idea, menuda risera me dio con el momentazo wtf+lol de la ambulancia :lol::121 Amo Bruce.

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La de Pablo Escobar es malísima joder, menuda mierda más gorda.
 
Nebraska, Alexander Payne (2013)

"Aquí estoy", parece decir la figura extraviada y ligeramente alucinada de Bruce Dern en los primeros planos de esta película, caminando por la cuneta de una carretera. "Aquí estoy, en el final de mi vida, sin haber comprendido nada, sin saber que fue todo esto que pasó volando en estos 70 años." Y de ese no-saber parece ir todo. La vida como deriva que tiene una coda final en la cual ese vagar se substancia en un último viaje ridículo con visos de locura. Un trayecto que es metáfora de décadas y que toma la parte como caja de resonancia de un todo levemente catastrófico, tembloroso, doliente. Bruce Dern da cuerpo a un viejo -semialcohólico y malhumorado- que emprende un viaje para cobrar un dinero que no existe acompañado de su hijo pequeño (Will Forte, actor estadounidense encasillado en la comedia de trazo grueso), pasando en el camino por su ciudad natal en la cual se verá obligado a enfrentarse a las peticiones de viejos amigos y familiares semiolvidados que creen que realmente volvió millonario a su villa natal.

Todo esto rodado en un austero blanco y negro que elude cualquier tentación de malditismo, de miserablismo o incluso de recreación del agotamiento inherente a la edad. El protagonista no inspira piedad ni compasión, está presentado desde un punto de vista que tiende a un naturalismo bajo control en el cual no cabe la mirada condescendiente, el interludio melodramático, la apelación al recurso sentimentaloide capaz de disparar respuestas automáticas en un espectador moldeado por dosis elevadas de manipulación emocional y kistch.

La película funciona en dos direcciones diferentes. Por un lado, trazando meticulosamente la descripción de la relación entre padre e hijo (por el medio, y de forma un tanto anecdótica, la presencia de un hermano mayor exitoso, de una madre todo carácter). Por otra, el retrato de un entramado familiar y social concreto: el de los habitantes de ese medio oeste estadounidense que se mueven dentro de las coordenadas de cierto tejido humano que asiste atónito a la desintegración de los viejos lazos sociales y a la desaparición de la idea de comunidad inherente a esas poblaciones en las que la combinación de desempleo y hiperindividualismo de corte neocon da lugar a nuevas generaciones de jóvenes brutales y desarraigados, incapaces de dar cuenta de su situación vital mientras viven entregados a esa condición doble de parásitos familiares y víctimas colaterales de los desastres de un sistema inhumano.

Las mejores escenas, las más memorables, tienen lugar en el seno de una reunión familiar de círculo amplio: hermanos, primos y sobrinos que llevan décadas sin verse, desligados unos de los otros y completamente incapaces de decirse nada. En particular, un increíble tableau vivant de doce personas mirando la televisión en un plano fijo de casi cinco minutos en los que no se dicen más que dos frases, sintetiza todo un estado de ánimo colectivo, toda una cosmovisión distópica consumada en la que no caben otra cosa que el autismo emocional, la incapacidad de relacionarse y un apego incrédulo a viejas ceremonias en las que se participa más por inercia que por convicción. Esta escena concreta, rodada con extras procedentes de los pueblos reales que visita el protagonista en su viaje se convierte en el climax inesperado de una película anticlimática por definición.

La cámara de Alexander Payne gusta de los planos fijos y de las panorámicas con gran profundidad de campo. Enmarcados en ellas, los protagonistas semejar ser poca cosa ante el paisaje, fundidos y confundidos en el. Sin embargo, cuando se juntan tejiendo laboriosamente un paisaje humano, tienden a llenar el plano, a abarrotar el encuadre en una acumulación de cuerpos que apenas interaccionan entre ellos, partículas elementales de una estructura de la que ya solo quedan desperdicios absortos en su propio naufragio. El contraste entre la magnificencia de las panorámicas de una naturaleza que se presiente infinita y la claustrofobia de las habitaciones y salones saturados de humanos desconectados genera una dialéctica singular. La magnificencia del paisaje versus la insignificancia de sus pobladores. Entre ambos esos pueblos que son ruinas contemporáneas sin apenas historia, compuestos a base de gasolineras, supermercados, restaurantes de comida rápida, wal-marts y otros templos donde se celebra diariamente la consagración del capitalismo y la vida en ese infierno que son nuestras sociedades contemporáneas para la gran mayoría de los desgraciados que viven en el límite de la supervivencia.
 
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Ahora o nunca (2007) - FilmAffinity

Que sí, que todo lo cursi que quieras y todo lo previsible que cualquiera diga, pero joder qué espectáculo actoral. El funcionamiento dramático del argumento es simple pero muy muy efectivo y además totalmente creíble. Que unas personas con fecha de caducidad decidan hacer lo que nunca han hecho no se por qué a alguien le parece que no es verosímil. Qué vida más triste quien piense eso, la hostia. Nicholson y Freeman funcionan juntos sin quitarse protagonismo, solapándose mútuamente de forma cojonuda con unos personajes totalmente a medida. La peli tienes numerosos LOLes, pero aquel en que Nicholson le contrata una puta sin que lo sepa a Freeman es de una sutileza y está tan bien rodado y resuelto que merece un :121. Un 8, sobre todo porque semejante despliegue de talento interpretativo ya casi no se ve.
 
Vi ayer la de la Interview esa, menuda puta mierda colegas.
 
He estado pensando en "El quinto Elemento" y es una pelí cojonuda, la he revisionado en mi mente porque la he visto más de treinta veces. Ambientazo, actuaciones sobresalientes, bien rodada, acción willisiana. Un 9.
 
Lo bueno de las pelis de Luc Besson, es que tienen toda la parafernalia de las pelis de jolibú, pero sin el tufillo rancio de jolibú.
No sé si me ejplico.

Además en esa sale el puto Luke Perry, amez grado seis en la escala hediondo subnormal.
 
Pues acabo de ver Torrente 5 y, a diferencia de las dos anteriores, me ha arrancado algunas carcajadas buenas. Sigue siendo la misma mierda de siempre, pero yo me he reído.

Neus Asensi está vieja de cara como ella sola, pero me la tiraba con mucho vicio, porque tiene pinta de ser muy cerdérrima.
 
Spawner rebuznó:
Pues acabo de ver Torrente 5 y, a diferencia de las dos anteriores, me ha arrancado algunas carcajadas buenas. Sigue siendo la misma mierda de siempre, pero yo me he reído.

Neus Asensi está vieja de cara como ella sola, pero me la tiraba con mucho vicio, porque tiene pinta de ser muy cerdérrima.


Y de hacer unos buenos segovianos
 
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Beautiful Girls (1996) - FilmAffinity

Pero qué buena es. Personajes tridimensionales desde el minuto 1 interactuando con un guión cojonudo, que cuenta historias del día a día. El principal mérito de esta peli es que todo es de una naturalidad apabullante, te crees todo y a todos, y se guarda en la manga algún personaje formidable como la niña que interpreta una jovencísima Natalie Portman, o esa rubia perfecta de ensueño que encarna Uma Thurman que altera los pensamientos de los amigos protagonistas de un modo u otro. Qué disfrute de película. Un 8.
 
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