Ayer volví a ver “Amor a Quemarropa”, casi 30 años después. Y oye, a pesar de estar dirigida por Tony Scott, resiste de puta madre el paso del tiempo…
Porque, como digo, lo malo es que la haya dirigido Scott: filtros horteras, puestas de sol horteras, estética de videoclip (de videoclip hortera) e incluso uno de los polvos más horteramente filmados de la historia (y mira que suelen ser horteras casi todos los polvos de las pelis de los 80/90)
Pero es que lo bueno es todo lo demás: un guion redondísimo, de cuando Tarantino escribía aquellos diálogos (y, sobre todo, monólogos) que escribía, y que hace ya tanto tiempo que no parece poder escribir; unos actores (es que menudo casting, que tienes a un actorazo hasta para el rol más pequeñito) en estado de gracia... que joder, el momento Walken/Hopper es la polla, o el momento Gandolfini/Arquette... Y una música, de Hans Zimmer, extrañamente icónica.
Nunca me ha parecido esta peli tan buena como todo el mundo decía, en su día. Sigue sin parecérmelo. A cambio, me parece tan buena como la primera vez que la vi, en el 94. Y eso es decir muchísimo.
Por cierto, he de decir que su título, en castellano, me flipa
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