Sonic88
Don't mess with el Baño de mi Abuela
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Chavales, viendo lo serio y la formalidad que están tomando los hilos de hoy abro este para recordar esos veranos locos que hemos tenido todos cuando éramos adolescentes o princípio de la juventud.
Recuerdo que tenía 17 años casi para 18. Un amigo mío, muy bueno, tenía un apartamente en Torrox (Málaga) en el que veraneaban con asiduidad cada verano. Ya previamente lo conocía porque me invito el año anterior y el sitio estaba bastante bien, casi a pie de playa y con su paseo marítimo practicamente al caer de la cama. Hicimos una buena charpa allí, unos de Jaén, otros de Jerez, otros de Graná, otros de Málaga obviamente y un finolis de Madrid que se parecía a Zidane de joven. Pasábamos el tiempo entre piscina, playa y fútbol playa. Uno era un adolescente sin preocupaciones, atraido por el ocio, los excesos y las ganas de tapar agujeros. El primer año estuvo bien solo un par de días pero muy intensos, lo bueno vino al segundo.
Fui otro finde pero me supo a poco y aguante unos días más por mi cuenta, le puse mucha cara pero cuando eres adolescente no piensas en las consecuencias. Entré dentro de una oficina de turismo en la cuál no había nadie, supongo que el o la responsable habría salido a fumar o estaría en otros menesteres. En lo alto de la mesa había un móvil, yo no gastaba de eso, estaba allí con lo puesto así que no lo pensé dos veces, lo cogí y salí de allí pitando. Era un Alcatel 2051 de esos que se abrían y cerraban, para un superviviente como yo te hacía sentir importante. El dueño del móvil no anuló la tarjeta hasta días despues y curiosamente al apagarlo y encenderlo (por falta de batería) tampoco pedía pin. Aquello era un chollo, móvil y llamadas gratis, todo el mundo llamando a todo Dios . Aquellos días fueron de auténtica locura. Había dos colgaos que se picaban muchísimo jugando al fútbol y casi siempre salían a hostias. Al caer la noche del tercer día saqueamos el kiosco de la piscina municipal arrasando con helados y paquetes de gusanitos. Habia un carrito de la compra y lo usamos para llenarlo, el vigilante al sentir ruido se coscó, prendió la linterna y salió corriendo y uno de los colegas en vez de soltar el carrito y correr salió corriendo empujandolo como un subnormal.
Nos colamos en un hotel de 3 estrellas a la cocina y robamos ciruelas (obviamente ebrios y fumaos) para reponer los niveles de azúcar en sangre. Tuvimos que salir desperdigados cada uno por un sitio para que no nos pillarán cuando nos advirtieron, saltando una valla de dos metros aprox, era eso o morir.
Luego estan las grandes tajas que pillábamos. Cogiendo de referencia el sitio de quedada, siguiendo por el paseo marítimo hasta las discos y pubs habría unos 15 minutos andando, pufff que recogidas mas guapas nos pegábamos. Siempre había caos. Una noche unos locos del Málaga empezaron a hacer cánticos mamaos perdios y se les fue tanto la pinza que empezaron a tirar por el paseo las sillas y mesas de una terraza de un bar que la dejo preparada para el día siguiente. Otra noche el más borracho de todos cogío un ñusco y reventó el cristal de la cabina telefónica que había, sentimos un coche acelerar en una calle colindante y al ser nenes pensamos en lo peor y acojonados corriamos por la playa, de paso pillamos a una pareja follando y uno de los nuestros se paro unos segundos a grabarlos con el móvil.
Otra de esas el ya citado compa aficionado al etílico la cogió de tal proporción que no podía apenas andar. Lo montamos en un carrito de la compra (otro puto carrito) y lo llevábamos por el paseo de un lado a otro. No se nos ocurrió otra cosa que poner el carrito en una ducha de la playa y regarlo enterito. Ni así se le pasó la papa. Yo esa noche no la pille tanto y el chaval era borracho y hablaba muy raro, tenia un parentesco con Peter Crouch pero en drogadicto pero me caía bien y me sentía responsable de su destino. Cogí y lo monte en el ascensor y lo puse justo en frente de la puerta de su piso. Al salir bromeando con otro colega me dijo que ese no podía ni abrir la puerta. Reparé en que podía ser cierto, subí y allí estaba, mirando a la puerta de tú a tú, tambaleandose graciosa y ridiculamente. Le tuve que abrir la puerta al hijo puta y meterlo dentro.
Dentro de los garitos la música empezaba a advertir el presente negro que ahora tenemos como el reggaeton, pero todavía había variedad y el feminismo estaba lejos de instalarse. Podías magrear a algunas guarras y comerte la boca con algunas apenas habiendo intercambiando palabras.
Me volví tras una semana, durmiendo en un puto trastero de 2 metros cuadrados, meando alli fuera tal cuál animal, alimentandome de gusanitos robados y de la caridad del grupo, perdí casi 7 kilos y por perder casí pierdo el autobús de vuelta. Fue una auténtica locura, pero ese ha sido uno de los putos veranos más guapos de mi vida. Todo fue improvisado.
¿Y para vosotros cuáles han sido vuestras vacaciones más locas y que coño hicísteis?
Recuerdo que tenía 17 años casi para 18. Un amigo mío, muy bueno, tenía un apartamente en Torrox (Málaga) en el que veraneaban con asiduidad cada verano. Ya previamente lo conocía porque me invito el año anterior y el sitio estaba bastante bien, casi a pie de playa y con su paseo marítimo practicamente al caer de la cama. Hicimos una buena charpa allí, unos de Jaén, otros de Jerez, otros de Graná, otros de Málaga obviamente y un finolis de Madrid que se parecía a Zidane de joven. Pasábamos el tiempo entre piscina, playa y fútbol playa. Uno era un adolescente sin preocupaciones, atraido por el ocio, los excesos y las ganas de tapar agujeros. El primer año estuvo bien solo un par de días pero muy intensos, lo bueno vino al segundo.
Fui otro finde pero me supo a poco y aguante unos días más por mi cuenta, le puse mucha cara pero cuando eres adolescente no piensas en las consecuencias. Entré dentro de una oficina de turismo en la cuál no había nadie, supongo que el o la responsable habría salido a fumar o estaría en otros menesteres. En lo alto de la mesa había un móvil, yo no gastaba de eso, estaba allí con lo puesto así que no lo pensé dos veces, lo cogí y salí de allí pitando. Era un Alcatel 2051 de esos que se abrían y cerraban, para un superviviente como yo te hacía sentir importante. El dueño del móvil no anuló la tarjeta hasta días despues y curiosamente al apagarlo y encenderlo (por falta de batería) tampoco pedía pin. Aquello era un chollo, móvil y llamadas gratis, todo el mundo llamando a todo Dios . Aquellos días fueron de auténtica locura. Había dos colgaos que se picaban muchísimo jugando al fútbol y casi siempre salían a hostias. Al caer la noche del tercer día saqueamos el kiosco de la piscina municipal arrasando con helados y paquetes de gusanitos. Habia un carrito de la compra y lo usamos para llenarlo, el vigilante al sentir ruido se coscó, prendió la linterna y salió corriendo y uno de los colegas en vez de soltar el carrito y correr salió corriendo empujandolo como un subnormal.
Nos colamos en un hotel de 3 estrellas a la cocina y robamos ciruelas (obviamente ebrios y fumaos) para reponer los niveles de azúcar en sangre. Tuvimos que salir desperdigados cada uno por un sitio para que no nos pillarán cuando nos advirtieron, saltando una valla de dos metros aprox, era eso o morir.
Luego estan las grandes tajas que pillábamos. Cogiendo de referencia el sitio de quedada, siguiendo por el paseo marítimo hasta las discos y pubs habría unos 15 minutos andando, pufff que recogidas mas guapas nos pegábamos. Siempre había caos. Una noche unos locos del Málaga empezaron a hacer cánticos mamaos perdios y se les fue tanto la pinza que empezaron a tirar por el paseo las sillas y mesas de una terraza de un bar que la dejo preparada para el día siguiente. Otra noche el más borracho de todos cogío un ñusco y reventó el cristal de la cabina telefónica que había, sentimos un coche acelerar en una calle colindante y al ser nenes pensamos en lo peor y acojonados corriamos por la playa, de paso pillamos a una pareja follando y uno de los nuestros se paro unos segundos a grabarlos con el móvil.
Otra de esas el ya citado compa aficionado al etílico la cogió de tal proporción que no podía apenas andar. Lo montamos en un carrito de la compra (otro puto carrito) y lo llevábamos por el paseo de un lado a otro. No se nos ocurrió otra cosa que poner el carrito en una ducha de la playa y regarlo enterito. Ni así se le pasó la papa. Yo esa noche no la pille tanto y el chaval era borracho y hablaba muy raro, tenia un parentesco con Peter Crouch pero en drogadicto pero me caía bien y me sentía responsable de su destino. Cogí y lo monte en el ascensor y lo puse justo en frente de la puerta de su piso. Al salir bromeando con otro colega me dijo que ese no podía ni abrir la puerta. Reparé en que podía ser cierto, subí y allí estaba, mirando a la puerta de tú a tú, tambaleandose graciosa y ridiculamente. Le tuve que abrir la puerta al hijo puta y meterlo dentro.
Dentro de los garitos la música empezaba a advertir el presente negro que ahora tenemos como el reggaeton, pero todavía había variedad y el feminismo estaba lejos de instalarse. Podías magrear a algunas guarras y comerte la boca con algunas apenas habiendo intercambiando palabras.
Me volví tras una semana, durmiendo en un puto trastero de 2 metros cuadrados, meando alli fuera tal cuál animal, alimentandome de gusanitos robados y de la caridad del grupo, perdí casi 7 kilos y por perder casí pierdo el autobús de vuelta. Fue una auténtica locura, pero ese ha sido uno de los putos veranos más guapos de mi vida. Todo fue improvisado.
¿Y para vosotros cuáles han sido vuestras vacaciones más locas y que coño hicísteis?