Vivimos en un país de hipócritas cutres.
El porno no es la realidad. Bien: ha cambiado prácticas sexuales, y el porno ha influído, está claro. Pero, siendo legal, que no me vengan con anuncios de que eso no es la realidad. ¿Haría falta un anuncio, en la época de muchos de nosotros, para decir que no basta con ponerse una capa y saltar de la ventana para poder volar, como Superman? Hubo más de un niño que se mató por emularlo.
La publicidad del tabaco: fumar provoca... etc. ¿Es mayor el beneficio que proveen los impuestos especiales que los gastos que origina a la Seguridad Social? ¿Existe un grupo de presión de las tabacaleras? Al menos, en el Congreso de EE UU, los lobbies están registrados. ¿Podría España prohibir el tabaco, cuyos cientos de componentes -de ochocientos a mil y pico, dependiendo de los estudios-? Leí hace años que Marlboro contiene más amoníaco, que hace que el efecto de la nicotina llegue antes al fluido sanguíneo. No lo sé, pero sí sé el tema siguiente.
Drogas: España no tiene competencias para la liberalización y legalización de las drogas. De mi cuerpo adentro, que diría Escohotado. Pero no, estamos atados a una convención internacional de la ONU, que impone una lista de sustancias estupefacientes y psicotrópicas que son consideradas como "drogas". Casualmente, con gran provecho de las grandes farmacéuticas, que obteniendo sus principios activos crean medicamentos patentados. Estas megacorporaciones suelen ser olvidadas de entre las que dirigen la política occidental.
Dato quizá anecdótico, o no: en lugar de arreglar las carreteras, te ponen un cartel de "Tramo de concentración de accidentes". Que vayas con cuidado, porque no lo pensamos mejorar.