Vestimenta Nazi/Antifa

Utilizar determinadas prendas e indumentarias para transmitir a terceros la pertenencia a una tribu urbana, la que sea, denota infantilismo, risión infinita y patetismo.

Hace años las estéticas estrafalarias, como las de los skins, y meto a los sucios sharperos en el mismo saco, eran bastante habituales en ciertos ambientes político-ideológicos. Desde hace años todo este asunto ha ido cayendo en decadencia y al final la gente acaba superando el retraso de las tribus urbanas y las vestimentas asociadas y se ha dejado paso a las gordas feministas de pelo de colorines.

Ahora bien, los antifas en su tiempo usaban mucho braga-pañal.
 
Me quejo de la violencia que crean los inmigrantes en las calles, pero quedo los fines de semana para pegarme con otros orangutanes.

La coherencia hecha persona.
 
Si no se pelearan entre ellos se extinguirian.

El nazi no sufre.


Es cultura.
 
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El negro nazi no es un mito, era y sigue siendo un personaje real que se hizo leyenda en el Madrid de principios de los noventa. Conocí a un butanero que lo llegó a ver en acción. Hijo bastardo de diplomático ecuatoguineano y ama de casa boliviana, Teodoro Mangulé Paniagua, según algunas fuentes, Ernesto Mangulé Casado, según otras, se movía por los círculos más elitistas de Madrid, donde conoció a un joven Inestrillas. Aunque se movía por ambientes de ideología falangista y llegó a leer todas las obras de la llamada Nouvelle Droite del momento, él siempre se inclinó por el nacional socialismo. Fue el segundo en posición jerárquica de un grupo de skinheads que apalizaban a homosexuales e inmigrantes, y aunque es verdad que tuviera un tatuaje en el que pedía perdón por ser negro aquello fue por perder una apuesta. Él tenía la firme convicción de que era blanco.
 
El negro nazi no es un mito, era y sigue siendo un personaje real que se hizo leyenda en el Madrid de principios de los noventa. Conocí a un butanero que lo llegó a ver en acción. Hijo bastardo de diplomático ecuatoguineano y ama de casa boliviana, Teodoro Mangulé Paniagua, según algunas fuentes, Ernesto Mangulé Casado, según otras, se movía por los círculos más elitistas de Madrid, donde conoció a un joven Inestrillas. Aunque se movía por ambientes de ideología falangista y llegó a leer todas las obras de la llamada Nouvelle Droite del momento, él siempre se inclinó por el nacional socialismo. Fue el segundo en posición jerárquica de un grupo de skinheads que apalizaban a homosexuales e inmigrantes, y aunque es verdad que tuviera un tatuaje en el que pedía perdón por ser negro aquello fue por perder una apuesta. Él tenía la firme convicción de que era blanco.
Eso me suena a leyenda urbana. Si dijeses que vivía en Barcelona aún lo creía. Ahí, como en Narnia, todo es posible. Pero en Madrid no creo.
 
Eso me suena a leyenda urbana. Si dijeses que vivía en Barcelona aún lo creía. Ahí, como en Narnia, todo es posible. Pero en Madrid no creo.
Yo tengo constancia de que ese negro vive en Castellón y es una leyenda viva. Como son las cosas.
Por cierto me consta porque me lo contó un chaval que no sé quién era en un bar.
 
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