Suelo surcar, más bien levitar, a lo largo de los intrincados senderos que recorren la periferia de mi iletrada urbe, esa rebosante de ceceos y escaqueos, sobre todo estos últimos, tan prodigados por estos lares a la hora de hacerse uno merecedor del jornal que permita remojar el gaznate y alimentar la prole, por ese orden de prioridad, como es natural.
Mi teutona montura presume de 225 Bucéfalos, aderezados por una tracción total más control de estabilidad, que me absuelven en el juicio al que me hallo sometido por la Sra.Centrífuga bajo comprometidos y curvos contextos, vericuetos que tanto placer me regalan al atisbar por el rabillo del ojo como mis ilegítimos y casuales competidores se despeñan por cunetas, barrancos y precipicios, cumpliendo la condena que se merecen por desafiar con sus patéticos transportines de clase obrera a un ente de un estrato superior, y es que, querer no es poder.
Pero como uno es personaje maduro y benévolo, sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) con esos a los que mira desde arriba, en estos tiempos de crisis permito que todas esas chatarras me hagan violentas pasadas, que supongo reconfortan el maltrecho ego de todos esos simios tuneados, porque hamijos, esos animalillos también necesitan sus efímeros y ficticios momentos de gloria, y me digo "déjalos, déjalos que corran, con sus mierdas de focus, C4, Ibizas, Leones, déjalos que sean felices"