Por donde yo vivo no hay tantos marrónidos como en otros lugares, pero se nota la presión migratoria y ya están empezando a provocar toda clase de molestias.
Cuando digo molestias, me refiero a juntarse en la calle horas y horas en grupos que casi no te dejan pasar, acumulaciones de basura, gritos y ya han empezado a dar tirones de bolsos y hurtos en pequeños comercios. No me refiero a comida, me refiero a botellas de alcohol, perfumes caros y ropa de buena calidad.
Un día pasé por una calle que no suelo pasar habitualmente y descubri que una armería tenía esprays de pimienta. Me compré uno y mientras el dependiente lo envolvía me dijo "Has tenido suerte casi no me quedan, los he vendido como si fueran rosquillas".
Bueno, pues un día, después de una juerga me iba para mi casa, no era demasiado tarde, veo por la calle un especimen escupiendo a todas las mujeres que pasaban, no se de donde sacaba tanta saliva, porque según pasaban a su lado les escupía en la espalda o de lado si que ninguna rechistara, ni chillara, ni llamara a la policía. No había mujer que no se llevara un gargajo.
Me hirvió la sangre y lo primero que pensé fue en derribarlo de una hostia y cuando estuviera en el suelo abrasarle la cara con el espray.
Pero claro, luego pensé en el ministerio de igualdad, en Irene Montero, en que la tipa esta a sacado de prisión a pederastas y violadores. Y aún pensé en más cosas, como los vídeos de publicidad que cuelga en internet donde insulta a los hombres, en sus discursos donde nos dedica frases como marchirulos, heteropatriarcales y puteros.
También pensé en los millones de euros malgastados en hundirnos la moral, en comilonas, en viajes, en enchufar a sus amiguitas de partido, en su rencor y en desearnos a todos que un marica nos pete el ano.
También pensé que si machacaba al moraco me iban a pillar en 24 horas, porque tenía el movil encendido (geolocalización) y que me iban a encarcelar, Y que rápidamente un juez me obligaría a pagarle una indemnización y que tendría que buscarme abogado más procurador para un juicio por agresión; con lesiones graves y delito de odio, donde me pedirían 9 años de trullo.
También me acordé de las putadas que me han hecho las mujeres en toda mi vida, mujeres que se han reído de mí, que me han dejado plantado, que me abandonaron sin dar explicaciones, que me llamaban con número oculto, que sólo que querían dinero, que solo querían vivir sin trabajar.
Entonces me hice una promesa, lo machacaría a palos si se lo hace a una mujer de mi familia que diera la casualidad que pasara por allí en ese momento.
Como no pasó, no hice nada.