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****Este post es una respuesta al desvelo del señor Frank por las dificultades de machihembramiento con su pareja actual reveladas en el hilo "No sé si cortar con mi novia".
Como para variar su extensión se fue de marras, le añado un par de fotos chachas y lo convierto en uno de mis articulitos de antaño.****
Exacto.
A la hora de provocar el morbo y la necesidad del sepso hay que ser sutiles con las mujeres. Sobre todo con las que se vanaglorian de ser más sensibles de lo habitual.
Aunque parezca increíble, a la inmensa mayoría de ellas no se les hace la chirla Pecsicola cuando uno, con todo el cariño del mundo, corta su conversación y les dice: "cállate la boca guarra y chúpame la polla". NO. Ése, aunque les parezca del todo increíble a algunos, NO es el método a seguir.
Por alguna extraña razón que se escapa de la comprensión del género masculino, frases y expresiones como la citada o las mucho más trabajadas "te voy a petar el ojaldre so fursia", "ábrete de pielnas que te voy a endiñar el cimbrel", etc etc, son proposiciones indecentes rechazadas por la fémina común debido a la contundencia y falta de tacto de las mismas.
Una mentalidad emocional y sensiblera como la de la mujer media no acepta este tipo de imposiciones directas y malsonantes. Ellas son más horteras, sí, y prefieren que les reciten poesías de Lorca o Antonio Manchado, palabrejos diminutivos y cariñosos e interjecciones repletas de melaza y dulzura al tutiplén, con total sentimiento y ridiculismo reputacional personal.
Procedimiento correcto -y recomendado- a seguir para conseguir los favores sepsuales de la fémina escasamente fogosa a cortejar:
Será éste el momento cumbre que llevábamos horas buscando, el súmum de la excitación, el punto máximo, la utopía idealizada, instante propicio e insuperable en que, cuando nuestra chica, ya totalmente a nuestra merced, se dará la vuelta, nos mirará con una expresión amalgamada de dulzura y provocativa a los ojos, y podremos agarrarla por el pescuezo para acercárnosla a la longaniza y ahora sí exclamar a voz en grito:
"¡¡CHÚPAME LA POLLA GUARRA!!"
Espero haberle servido de ayuda caballero.
Aplique mi Plan de Actuación Trifásico y no se arrepentirá.
Es altamente eficiente en mujeres de personalidad dulce y recatada, en casos femeninos de travestismo modal y bastedad extrema, al estilo ejemplificante de Pícara (para que me comprendan), no es recomendable ni se garantizan los resultados.
Como para variar su extensión se fue de marras, le añado un par de fotos chachas y lo convierto en uno de mis articulitos de antaño.****
sacapuntas rebuznó:Pues provoca situaciones que os lleven a la cama. Llévala a cenar un sábado, quedar para ver una película en tu piso, ......... si ni con esas, entonces actua
Exacto.
A la hora de provocar el morbo y la necesidad del sepso hay que ser sutiles con las mujeres. Sobre todo con las que se vanaglorian de ser más sensibles de lo habitual.
Aunque parezca increíble, a la inmensa mayoría de ellas no se les hace la chirla Pecsicola cuando uno, con todo el cariño del mundo, corta su conversación y les dice: "cállate la boca guarra y chúpame la polla". NO. Ése, aunque les parezca del todo increíble a algunos, NO es el método a seguir.
Por alguna extraña razón que se escapa de la comprensión del género masculino, frases y expresiones como la citada o las mucho más trabajadas "te voy a petar el ojaldre so fursia", "ábrete de pielnas que te voy a endiñar el cimbrel", etc etc, son proposiciones indecentes rechazadas por la fémina común debido a la contundencia y falta de tacto de las mismas.
Una mentalidad emocional y sensiblera como la de la mujer media no acepta este tipo de imposiciones directas y malsonantes. Ellas son más horteras, sí, y prefieren que les reciten poesías de Lorca o Antonio Manchado, palabrejos diminutivos y cariñosos e interjecciones repletas de melaza y dulzura al tutiplén, con total sentimiento y ridiculismo reputacional personal.
Procedimiento correcto -y recomendado- a seguir para conseguir los favores sepsuales de la fémina escasamente fogosa a cortejar:
- 1) Preparar cena romántica casera de platos selectos, finos y propios de buen gourmet.
Nada de cloquetas de jamón o sabrosa tortilla de patatas, sino alimentos impropios de la cocina mediterránea, a ser posible de procedencia -y nomenclatura- francesa, italiana, o de algún otro gentilicio de pronunciaciones suaves, seductoras, y por encima de todo guiris.
Fundamental regarlo todo con un vino de la calidad que sea pero, eso sí, resguardado en botella etiquetada de cristal con denominación de origen y letras de marca cursivas (y cursis) y en relieve. Es perfectamente válido rellenar una vieja botella vacía de coleccionista de Vega-Sicilia con tintorro del día Don Simón. Lo importante en estos casos está, y no hagan puto caso a la ñoña canción de los cojones de la Bella y la Bestia, en el exterior.
Se aconseja arrancar la etiqueta trasera con ayuda de uñas y agua caliente, en la que se citan las características del vino, habiendo previamente memorizado dichas bondades del líquido en cuestión.
Con ello podremos aderezar la charla de sbremesa con comentarios de enólogo profesional del tipo "observa el sabor maduro y añejo de la uva, el tono rubí de su presencia y el recuerdo afrutado que deja de poso en el paladar, sin duda magnífica esta cosecha del 83", comentarios que bien podrían hacerse del mismísimo Cumbre de Gredos del 2002 envejecido en estantería de metal del PRYCA, que la muller en cuestión no advertiría la diferencia y sí se sentiría muy atraída por lo elegante y erótico de nuestros conocimientos en las elegantes y seductoras artes del buen Baco.
2) Alquilar video pinicular para compartir ambos su visión, nada de "Rocco y sus brasileñas culonas - Volumen III" ni "Genaro el de los 14", NO, es recomendable en su lugar el excelente, a la par que soporífero, flim "Tomates Verdes Fritos", que exalta la hipersensibilidad femenina y los bostezos ostentosos masculinos que, dicho sea de paso, son preferibles contener.
En su lugar se aconseja hacer comentarios, un vez acabada la cena y sentados los dos en el sofá ante la pantalla de tilivisión, sentidos, latimeros, compasivos, acerca de los avatares relatados en la película.
Las expresiones tipo a efectuar, no se las puedo decir, es algo que debe surgir sobre la marcha, espontáneamente, fruto del sentimiento y buempensar de cada uno de ustedes. Digo yo que todos y cada uno de nosotros tenemos nuestro puntillo de sentimentalidad, nuestro corazoncito y tal, alguna vez se nos habrá muerto un jamster, nos habremos pillado un huevo con la cremallera, qué sé yo, recuerden esos tristes momentos de su vida, concéntrelos en su selebro, observen la pantalla, y pellízquense en la teta si lo ven necesario hasta que empiecen a aflorar los indicios de primeras lágrimas. ÉSE será el estado EXACTO al que querían ustedes llegar. Pero nada de llorar como mariconas ni gayadas por el estilo, no se me emocionen, por Dios, que somos hombres y no vulgares metrosexuales de mierda.
Lo más probable es que la chica en cuestión, desconocedora hasta el momento de la existencia de sentimientos en nuestros corazones, les miren a los ojos extasiadas y asombradas, empiecen a soltarnos besitos compasivos a tutiplén y los efluvios a besugo a la marinera comiencen a expandirse por el ambiente.
3) Cuando la película esté próxima a su fin, aunque restando aún cuarto de hora para su finalización, aprovechen para ir al baño, revisarse los puntos aromáticos de alto riesgo y comprobar que todo está en orden (riéguese con colonia Varón Dandi si lo ve necesario) y, antes de volver a aposentarse bien pegaditos a la moza en plena fase de engatusado, apague luces contiguas y rebaje el nivel lumínico de la principal de la sala.
Consiga una semipenumbra típical de escenas eróticas y atípical de idem pornos (donde los focos y luces direptas sobre almejones y esfínteres es primordial) y ahora sí, asiéntese cómodamente junto a su pareja, a ser posible usted a sus espaldas, con las piernas abiertas y tetamen y cuello ajeno perfectamente accesibles desde esta nueva posición.
Hacia el final del flilme, es cuando la acción se desborda, la vieja parece que la diña y los sucesos emotivos se suceden por doquier, será cuando su jincable compañera será más débil, vulnerable y por lo tanto atacable por los cuatro costados, zona de buzoneo publicitario incluído. :D
Sabiendo intermezclar con sutilidad y sin precipitarse las caricias en ciertas partes erógenas, los susurros cercanos a la oreja junto a besetes y lamidas de cuello en los momentos álgidos de la historia visualizada, los efluvios incipientes a besugo acabarán convirtiéndose en un abrir y cerrar de ojos en fragancia reconcentrada y a escala industrializada de la Lonja Mayor del Puerto de Vigo.
Será éste el momento cumbre que llevábamos horas buscando, el súmum de la excitación, el punto máximo, la utopía idealizada, instante propicio e insuperable en que, cuando nuestra chica, ya totalmente a nuestra merced, se dará la vuelta, nos mirará con una expresión amalgamada de dulzura y provocativa a los ojos, y podremos agarrarla por el pescuezo para acercárnosla a la longaniza y ahora sí exclamar a voz en grito:
"¡¡CHÚPAME LA POLLA GUARRA!!"
Espero haberle servido de ayuda caballero.
Aplique mi Plan de Actuación Trifásico y no se arrepentirá.
Es altamente eficiente en mujeres de personalidad dulce y recatada, en casos femeninos de travestismo modal y bastedad extrema, al estilo ejemplificante de Pícara (para que me comprendan), no es recomendable ni se garantizan los resultados.