Ojillos de homosexual...
SOBRE LA MARCHA SOBRE ROMA 10 de junio del 2006
No tengo por costumbre enviar artículos a esta columna, que los camaradas de infonacional me permiten tener, con tanta frecuencia, pero me veo en la necesidad de aclarar y puntualizar alguno de los comentarios que ha suscitado mi anterior artículo al hablar de “la marcha sobre Roma”.
Evidentemente por la propia sustancia del tema no puedo entrar en muchos pormenores, pero sólo voy a intentar explicarme poniendo una serie de ejemplos y planteando unas preguntas, sólo unas preguntas, que quedarán lanzadas al aire. Y el que quiera entender, que entienda.
Conocemos el dato, más o menos acertado, de que para obtener un diputado son necesarios algo así como doscientos mil sufragios en Madrid. Ya sé que hay quien opina, y tiene razón, que en otros sitios hacen falta menos, sí, claro, pero como tenemos un sistema proporcional, el resultado es el mismo, hacen falta menos votos porque la población es menor, y por tanto nuestros posibles apoyos. Por lo tanto, la referencia de Madrid, es perfectamente válida como punto de partida.
Sabemos que para el Senado, hacen falta aproximadamente un millón de votos para obtener un senador. Pasa lo mismo de antes en otras provincias, la proporción es la misma.
Ahora bien, vamos a hipotizar: ¿Cuánta gente necesita el entorno abetzale para poner una ciudad, medianita de tamaño, patas arriba?. ¿Doscientas personas?¿Trescientas personas? Más o menos. Y la dejan como si hubiera pasado un terremoto.
Ahora, imaginemos que en lugar de afanarse en esa tarea de la guerrilla urbana 200 o 300 personas, se afanan 2000, organizadas, jerarquizadas y perfectamente cualificadas, concienciadas y preparadas. La ciudad no la conocería ni la madre que la parió, entre otras cosas porque ahí, sí que sucede un efecto multiplicador, y porque en esa lucha, se pueden utilizar una rica variedad de elementos disuasorios y de entretenimiento.
Bien, imaginemos ahora que esa especie de kale borroka hipotética se desarrolla simultáneamente en ¿6 ciudades importantes?. Por ejemplo: Madrid, Barcelona, Valencia, Cartagena o Murcia, León, La Coruña, más o menos. ¿Cuánta gente necesitaríamos en las mimas condiciones antes expuestas?: doce mil, sí, DOCE MIL PERSONAS. Y ya con eso, aunque no se sumara nadie más en ningún sitio, el caos sería ya imparable e irreversible.
Vamos a seguir conjeturando: Supongamos ahora que en lugar de emplear a doce mil combatientes, empleamos a 24.000. Estaríamos hablando entonces de poner patas arriba, nada menos que 12 capitales de provincia, sin contar con su efecto multiplicador ni con que nadie absolutamente lo secundara (cosa harto improbable).
En todos los flancos de España, en todos los puntos neurálgicos, y organizados de una forma simultánea. . . Los cálculos matemáticos podrían continuarse hasta que uno quiera, pero detengámonos aquí.
Por el camino electoral ¿Qué podríamos conseguir con 24.000 combatientes?. Nada. NADA DE NADA, JAMÁS. Pero ¿y por el otro camino? Con el mismo número ¿no podríamos darle un vuelco a España entera de la noche a la mañana? DESDE LUEGO, SIN NINGUNA DUDA.
Ahora, respondéos a esta pregunta: ¿Se podría o no se podría organizar una marcha “sobre Roma” de una forma parecida a la expuesta en la HIPÓTESIS, SÓLO HIPÓTESIS, anterior?
Respondéos vosotros mismos. Yo, ya sé cuál es la respuesta.
Ahora, el que tenga oídos, que oiga.
Ricardo Sáenz de Ynestrillas Pérez
Vengan esos antibatasunos...