Volviendo al tema del hilo... y habiendo vivido en las dos facetas que se enfrentan a nivel estacional/sentimental/mental: la de follarín y la de emparejado, y a sabiendas de que no hay situación perfecta, que como ya he dicho en varias ocasiones a partir de los 30 todo es una mierda, puedo decir que encuentro cosas positivas y negativas en ambas facetas.
Atesorar experiencias a lo largo de la vida es interesante, es importante para ganar sabiduría y para no dejarte nada en el tintero. Nada hay más patético que un tipo de 50 años intentando comportarse como uno de 20. Pero tampoco hay que obsesionarse. Si uno está a gusto viendo un sábado por la noche un Elche-Osasuna, pues no hay nada malo, no hace falta hacer puenting ni acostarse con 4 putas por noche para ser feliz.
Cosas buenas de estar en una relación monógama: confianza, complicidad, seguridad.
Cosas malas de una relación monógama: ver pasar trenes y saber que ya no tienes billetes, esa adrenalina del cazador, de la conquista... en el cuarto año se echa en falta, luego ya da pereza.
Cosas buenas de volar de cama en cama y atesorar experiencias: simplemente el placer de la coyunta de la conquista. Ese momento previo al saber que esa puta ya es tuya.
Cosas malas: vacío existencial, tiempo perdido, ser quién no eres para intentar agradar, degradación absoluta como ser humano.
Ahora imagino que alguno volverá al debate de siempre de la mujer española, que hay que follar cada día y tal y tal y tal, pero ese tema no es el que nos ocupa aquí.
@Ferris, aquí no se está debatiendo sobre quién folla más, se está dando otra visión que entiendo que desconoces por completo.
La sensación de volar de coño en coño, según mi experiencia, deja eso, un vacío, una necesidad constante que nunca queda cubierta. Claro que yo esa sensación la tuve de joven, no sé como sería entrados los cuarenta, pero intuyo que sería todavía más lamentable.
Las experiencias nos hacen ver la vida de una manera y de otra, y esta visión es distinta según esas vivencias. No hay certezas. La única es que nadie es completamente feliz, que siempre faltará algo, y que igual que a los cuarenta asimilas que no eres inmortal, no se tarda mucho más en saber que follar es una faceta más, y no la única.