saca-al-tarado
Clásico
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- 22 Mar 2006
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Señores, el objetivo que dio carta de naturaleza a este foro fue, como su propio nombre indica, el ligue, los líos pasajeros, el placer de lo efímero, la conquista rápida y eficaz.
Y sin embargo buena parte de lo aquí escrito oscila entre la deriva misógina (algo que sin embargo respeto y aplaudo) y algo mucho menos digno de reseña, como son los pucheros romanticoides, "me dejó", "la dejé", "¿qué puedo hacer para que no me dejen otra vez?" y demás desvaríos.
No, no podemos consentir que nuestro amado foro se desvíe por tales derroteros, por eso les propongo señalar el camino correcto hacia quienes se desvían de la ortodoxia. Aquí no se trata de enamorarse ni emparejarse sino de ME-TER-LA, empitonar, repartir salami, ser ordeñados por felatrices insaciables, y después desaparecer hasta la próxima (ocasión o hembra) pero siempre sin caer en las trampas que nos ponen porque no lo olviden, foreros, con ellas siempre estamos jugando en nivel 10, por doquiera nos acechará todo tipo de tretas sucias y nuestro deber es sortearlas.
Así pues, señores, impartan sus consejos relativos a la estricta disciplina mental a seguir para eludir un destino que en el fondo ninguno de ustedes desearía ni para su peor enemigo.
.- La prueba de la paja siempre: Cada vez que su instinto le anticipe que va a cometer un error mayúsculo, tal como acudir a una cita inconveniente, dediquen unos minutos a una buena manuela, que les relajará y proporcionará una nueva cosmovisión. El hambre es tremenda, inmisericorde y nos impele a hacer estupideces de las que siempre nos arrepentiremos. Ninguna imbecilidad de la que vayamos a hacernos víctimas resiste la prueba del algodón de un buen pajote.
La prueba de la paja surte efectos excelentes durante aquellos estados mentales en los que la inquietud sexual se convierte en motor de nuestros actos. Si se sienten revolucionados, si en un momento dado desean marcar ese número al que en el fondo saben que no han de telefonear háganse una paja y verán cómo desaparecen como por ensalmo sus tribulaciones y una calma casi monacal llena su ser.
.- Los hombres de pies ligeros: Están ustedes en la cama, han saciado sus apetitos, a su lado yace la hembra que ha colaborado a ello. Sean honestos consigo mismos: ¿en verdad les apetece continuar allí?
¿desean convertirse durante las próximas horas en unos peluches administradores de mimos, caricias y palabras dulces? Seguro que no o por el contrario son ustedes unos mierdas o sufren de alguna patología intratable. Obedezcan a su primer impulso, que sin duda ha sido salir del lugar a toda velocidad en cuanto han arrojado el venenoso semen de sí mismos. Urdan excusas, inventen compromisos inaplazables o tías abuelas a punto de morir, márchense sin más pero ante todo escapen, pongan tierra de por medio, no se queden en ese lugar maldito ni un minuto más.
.- La evocación de la prodredumbre: La condición humana es de por sí sucia, infecta, miasmática. Sean conscientes por su propio bien de que la fragante princesa jamás lo será a tiempo completo. Concéntrense pensando en un baño compartido, con ese olorcillo a mierda ajena (la que siempre molesta) que van a tener que soportar mientras despachan la propia (jamás inconveniente). Fijen en sus retinas la imagen del tampón sanguinolento con el que una vez se toparon al arrojar en el cubo su maquinilla de afeitar y conserven aquel olor a sangre revenida que les
golpeó la pituitaria.
Por favor, dejen en estas páginas algunas muestras de su sabiduría para continuar siendo depredadores y que, en la medida de lo posible, el rebaño de los mansos no acoja nuevos miembros
Y sin embargo buena parte de lo aquí escrito oscila entre la deriva misógina (algo que sin embargo respeto y aplaudo) y algo mucho menos digno de reseña, como son los pucheros romanticoides, "me dejó", "la dejé", "¿qué puedo hacer para que no me dejen otra vez?" y demás desvaríos.
No, no podemos consentir que nuestro amado foro se desvíe por tales derroteros, por eso les propongo señalar el camino correcto hacia quienes se desvían de la ortodoxia. Aquí no se trata de enamorarse ni emparejarse sino de ME-TER-LA, empitonar, repartir salami, ser ordeñados por felatrices insaciables, y después desaparecer hasta la próxima (ocasión o hembra) pero siempre sin caer en las trampas que nos ponen porque no lo olviden, foreros, con ellas siempre estamos jugando en nivel 10, por doquiera nos acechará todo tipo de tretas sucias y nuestro deber es sortearlas.
Así pues, señores, impartan sus consejos relativos a la estricta disciplina mental a seguir para eludir un destino que en el fondo ninguno de ustedes desearía ni para su peor enemigo.
.- La prueba de la paja siempre: Cada vez que su instinto le anticipe que va a cometer un error mayúsculo, tal como acudir a una cita inconveniente, dediquen unos minutos a una buena manuela, que les relajará y proporcionará una nueva cosmovisión. El hambre es tremenda, inmisericorde y nos impele a hacer estupideces de las que siempre nos arrepentiremos. Ninguna imbecilidad de la que vayamos a hacernos víctimas resiste la prueba del algodón de un buen pajote.
La prueba de la paja surte efectos excelentes durante aquellos estados mentales en los que la inquietud sexual se convierte en motor de nuestros actos. Si se sienten revolucionados, si en un momento dado desean marcar ese número al que en el fondo saben que no han de telefonear háganse una paja y verán cómo desaparecen como por ensalmo sus tribulaciones y una calma casi monacal llena su ser.
.- Los hombres de pies ligeros: Están ustedes en la cama, han saciado sus apetitos, a su lado yace la hembra que ha colaborado a ello. Sean honestos consigo mismos: ¿en verdad les apetece continuar allí?
¿desean convertirse durante las próximas horas en unos peluches administradores de mimos, caricias y palabras dulces? Seguro que no o por el contrario son ustedes unos mierdas o sufren de alguna patología intratable. Obedezcan a su primer impulso, que sin duda ha sido salir del lugar a toda velocidad en cuanto han arrojado el venenoso semen de sí mismos. Urdan excusas, inventen compromisos inaplazables o tías abuelas a punto de morir, márchense sin más pero ante todo escapen, pongan tierra de por medio, no se queden en ese lugar maldito ni un minuto más.
.- La evocación de la prodredumbre: La condición humana es de por sí sucia, infecta, miasmática. Sean conscientes por su propio bien de que la fragante princesa jamás lo será a tiempo completo. Concéntrense pensando en un baño compartido, con ese olorcillo a mierda ajena (la que siempre molesta) que van a tener que soportar mientras despachan la propia (jamás inconveniente). Fijen en sus retinas la imagen del tampón sanguinolento con el que una vez se toparon al arrojar en el cubo su maquinilla de afeitar y conserven aquel olor a sangre revenida que les
golpeó la pituitaria.
Por favor, dejen en estas páginas algunas muestras de su sabiduría para continuar siendo depredadores y que, en la medida de lo posible, el rebaño de los mansos no acoja nuevos miembros