FanatiK
Forero del todo a cien
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- 6 Jul 2007
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Buenas noches, antes que nada disculpen la resubida del hilo ante la cual me hago responsable aceptando las consecuencias.
Hace un par de días, más por desgracia que por suerte me encontré a una antigua novia la cual me hizo recordar entre carcajadas mentales al verla pasar, varios de los momentos más bochornosos de mi efímera existencia y en consecuencia del encuentro recordé este jugoso hilo que tantos buenos ratos me hizo pasar.
Verano de 2010, Cantabria (Santander) tierra de paletos disfrazados de pijos donde la humedad veraniega hacía estragos en sus entrepiernas y axilas. Por aquella época, comenzaba en los escalafones más bajos del mundo de la distribución de distintas firmas cosméticas, marcas de productos para profesionales de la peluquería, etc.
En dicha profesión, los inicios son sumamente casposos en donde se cumplen varios estigmas :
- Te toca abrir mercado, en consecuencia te toca "visitar" a "Peluquería Mercedes".
- "Mercedes" a la tercera o cuarta visita te va a mandar a tomar por culo, o te va a hacer una proposición de coito a la cual tú la acabarás mandando a tomar por culo.
- Generalmente vas a ganar una puta mierda.
Las situaciones eran dantescas en dichas visitas
Mercedes y su hija Vane que no quiso estudiar pero sabe aplicar tintes
Pero un glorioso día, apareció una tímida chica de generosos pechos, una larga melena ondulada y sedosa, sonrisa dulce, voz melosa y que resulto ser la mujer más despreciable, infecta, mamarracha, asquerosa e hija de la gran puta. Era ella, se llamaba Carolina, la conocí, la elegí y como un buen petardo que soy me enamoré haciendo caso omiso a las sabias palabras aún no recuerdo de quién :
" Los 3 casan con los 3 los 5 con los 5 los 7 con los 7, puede a ver más de dos números de diferencia pero tres algo raro pasa "
Sí caballeros yo era el 3 y ella el 7.
" Hola, no no soy Carolina "
Tras un par de semanas de "relación" el sexo era genial, Carolina era encantadora y cada día era una nueva aventura junto a ella, eran tan espontánea... hasta que me propuso unos días de vacaciones en casa de unos amigos en su ciudad natal, Pontevedra ciudad de ambiguos.
Este fue el punto de inflexión, mi caída desde el cielo al infierno de un plumazo.
El viaje a Pontevedra ya de por sí fue una auténtica odisea.
Viajamos en su Renault Megane Coupe color verde botella, en los asientos más incómodos creados por el hombre dignos de la inquisición, el calor sofocante y el nerviosismo de Carolina al volante hacían que la conversación se limitara a:
- ¿Por qué no pones el aire acondicionado?
- No funciona
- Bajo la ventanilla entonces
- Tampoco funciona
- La bajo un poco que nos vamos derretir
- Te he dicho que N O F U N C I O N A
- No hace falta ser tan arisca y seca
- Estoy conduciendo por favor, cállate y no toques ni la ventanilla ni la música
Todo el viaje fue aderezado por la sarcástica sonrisa del cabrón de James Blunt, al que imaginaba mirándome y riéndose mientras sonaba su más terrorífico "hit"
La encantaba James Blunt, y no dejaba de poner la misma canción una y otra vez. Me resigné, apoye mi cabeza en la ventanilla y miré al horizonte mientras escuchaba You're Beautiful a la vez que me deshidrataba poco a poco mientras esperaba a que la mismísima muerte viniera en mi rescate. Pero no tuve suerte, la muerte me volvió a fallar una vez más y conseguimos llegar a nuestro destinatario.
Una vez llegamos a la casa de sus amigos, supe que nada iría bien.
La casa no era una casa, sino un piso, un piso donde vivían una joven pareja con su hijo de 3 años de edad.
El olor no era agradable, la decoración muy dejada de la mano del tiempo con mantas en los sillones. Y la pareja moradora de semejante cueva era una jovencita lozana con su novio portugués, el cual no hablaba casi castellano pero sí un perfecto inglés.
Tras el saludo protocolario, mi única compañía masculina durante mi breve estancia en ese piso me sonrió, a la vez que negaba levemente con la cabeza como si supiera lo que iba a pasar pero no se atreviera a advertirme de una forma más sólida.
Tenía el consuelo de pasar con Carolina más tiempo pero no fue así. Rauda y veloz agarró a su amiga de la mano una vez hechas las presentaciones y se marcharon a la vez que me susurró al oído las últimas palabras dulces y cuerdas que me dirigió :
"Así os hacéis amigos tonto"
Allí estaba, sentado en un sofá con mantas junto a un portugués, viendo reposiciones de Arena Mix. Me ofreció tomarme una copa, a lo que accedí temeroso de la horripilante pócima del demonio que me iba a preparar semejante individuo.
Pasadas unas horas, habían caído demasiadas copas y habíamos tenido la ocasión de vencer la timidez charlando de la mierda de vida que teníamos, la mierda de vida de los demás e inclusive la mierda de vida de la gente que salía en Arena Mix.
Cuando sonó la cerradura de la puerta me sentí aliviado, Carolina había venido por fin y mi única pretensión era cenar ligero y poder follarme a semejante delicia. Pero no, llegaron ambas con una notable embriaguez, agarradas de la cintura mientras balbuceaban canciones típicas de la tierra o de James Blunt. Era la primera vez que la veía borracha.
Las copas siguieron y la noche avanzaba a un ritmo de vértigo hasta que dije basta y me fui a dormir con la vaga esperanza de que mi dulce Carolina viniera conmigo, y lo hizo, vaya que si lo hizo.
Tras pasar el umbral de la puerta de la habitación me arrancó la camisa de un tirón y comenzó a mordisquearme los pezones, pero no con suavidad y delicadeza, no, con hambre como un cochino se lanza en un lodazal a por una bellota. Nos desnudamos y comenzamos a follar, ella como una posesa, yo atónito. Comenzó a cabalgar encima mío y escuche unos susurros a la vez que se abría la puerta.
Algo raro pasa, activando sensor locas del coño
Cuando me quise dar cuenta tenía a mi amigo el portugués y a su lozana pareja retozando a mi lado, tocándome, gritando, y la cosa empezó a tornar del lado de lo extraño...
- Carol tía lo he traído ya lo tengo aquí, lo hacemos ya??
Tras estas palabras me incorporé, y pude ver el espectáculo que se acababa de montar. Yo debajo de Carolina, la lozana joven introduciendo algo por el recto de Carolina y mi amigo el portugués perforando el culo de su compañera hasta extremos insospechables.
Empezé a sentir un frío cosquilleo en mis testículos y el sonido de un spray se distinguía entre los gritos y el extraño olor que perforaba mi mente. Entre la borrachera previa, lo ridículo de todo, y la multitud de estímulos nasales no me dí cuenta que a Carolina la estaban percutiendo con un bote de laca de los que yo la vendí mientras yo la penetraba y el gélido spray de la laca apuntaba a mis pendientes reales.
El sexo anal de nuestra pareja amiga empezó a tomar unas notas escatológicas junto a más olores que se me hacían familiares.
Aparte de la laca, ambas féminas se habían aplicado un baño de color azul para realzar los reflejos ceniza de su cabello, con la terrible consecuencia de que debido al sudor el baño de color empezó a "desprenderse" de sus cabezas.
La suma era la siguiente :
Olor a caca + olor a pitos culos y vaginas + olor a laca + laca en los pelos de los testículos + olor a tinte + caca por todos lados + tinte azul por todos lados
El resultado no sabría describirle.
Me levanté como pude y me salí al salón con la excusa de ir a fumar un cigarrillo, a lo que el portugués me acompañó muy probablemente para meterme un bote de gomina por el recto o a saber dios, pero en lugar de eso de su boca salieron las siguientes palabras en un inglés digno de un puto portugués:
" Tío no te rayes el último no llegó ni a la laca"
Volví a la habitación para reocoger mi ropa y largarme de allí con una sensación entre ser maricón o retrasado, pero cuando entre ahí estaba mi dulce Carolina, rebozada en caca y tinte azul terciopelo mientras su amiga lozana la introducía un bote de laca ya sin contenido por su dulce vagina y cuando me agaché a recoger el pantalón me vovió a susurrar al oído una vez más :
"Me encantas, te quiero, fóllame con tus productos"
Me marché y volví en autobús a la tierruca.
Y el resto es historia, ella se enfadó y se puso en contacto con mi superior contando un acoso sexual por mi parte con lo cual me echaron de dicho trabajo para evitarse problemas. Un par de años más tarde monté mi propia distribuidora y aún espero vengarme de ella, a poder ser cortándola su perfecta cabeza con el puto disco de James Blunt.
Disculpen el tochopost, buenas noches.
Hace un par de días, más por desgracia que por suerte me encontré a una antigua novia la cual me hizo recordar entre carcajadas mentales al verla pasar, varios de los momentos más bochornosos de mi efímera existencia y en consecuencia del encuentro recordé este jugoso hilo que tantos buenos ratos me hizo pasar.
Verano de 2010, Cantabria (Santander) tierra de paletos disfrazados de pijos donde la humedad veraniega hacía estragos en sus entrepiernas y axilas. Por aquella época, comenzaba en los escalafones más bajos del mundo de la distribución de distintas firmas cosméticas, marcas de productos para profesionales de la peluquería, etc.
En dicha profesión, los inicios son sumamente casposos en donde se cumplen varios estigmas :
- Te toca abrir mercado, en consecuencia te toca "visitar" a "Peluquería Mercedes".
- "Mercedes" a la tercera o cuarta visita te va a mandar a tomar por culo, o te va a hacer una proposición de coito a la cual tú la acabarás mandando a tomar por culo.
- Generalmente vas a ganar una puta mierda.
Las situaciones eran dantescas en dichas visitas
Mercedes y su hija Vane que no quiso estudiar pero sabe aplicar tintes
Pero un glorioso día, apareció una tímida chica de generosos pechos, una larga melena ondulada y sedosa, sonrisa dulce, voz melosa y que resulto ser la mujer más despreciable, infecta, mamarracha, asquerosa e hija de la gran puta. Era ella, se llamaba Carolina, la conocí, la elegí y como un buen petardo que soy me enamoré haciendo caso omiso a las sabias palabras aún no recuerdo de quién :
" Los 3 casan con los 3 los 5 con los 5 los 7 con los 7, puede a ver más de dos números de diferencia pero tres algo raro pasa "
Sí caballeros yo era el 3 y ella el 7.
" Hola, no no soy Carolina "
Tras un par de semanas de "relación" el sexo era genial, Carolina era encantadora y cada día era una nueva aventura junto a ella, eran tan espontánea... hasta que me propuso unos días de vacaciones en casa de unos amigos en su ciudad natal, Pontevedra ciudad de ambiguos.
Este fue el punto de inflexión, mi caída desde el cielo al infierno de un plumazo.
El viaje a Pontevedra ya de por sí fue una auténtica odisea.
Viajamos en su Renault Megane Coupe color verde botella, en los asientos más incómodos creados por el hombre dignos de la inquisición, el calor sofocante y el nerviosismo de Carolina al volante hacían que la conversación se limitara a:
- ¿Por qué no pones el aire acondicionado?
- No funciona
- Bajo la ventanilla entonces
- Tampoco funciona
- La bajo un poco que nos vamos derretir
- Te he dicho que N O F U N C I O N A
- No hace falta ser tan arisca y seca
- Estoy conduciendo por favor, cállate y no toques ni la ventanilla ni la música
Todo el viaje fue aderezado por la sarcástica sonrisa del cabrón de James Blunt, al que imaginaba mirándome y riéndose mientras sonaba su más terrorífico "hit"
La encantaba James Blunt, y no dejaba de poner la misma canción una y otra vez. Me resigné, apoye mi cabeza en la ventanilla y miré al horizonte mientras escuchaba You're Beautiful a la vez que me deshidrataba poco a poco mientras esperaba a que la mismísima muerte viniera en mi rescate. Pero no tuve suerte, la muerte me volvió a fallar una vez más y conseguimos llegar a nuestro destinatario.
Una vez llegamos a la casa de sus amigos, supe que nada iría bien.
La casa no era una casa, sino un piso, un piso donde vivían una joven pareja con su hijo de 3 años de edad.
El olor no era agradable, la decoración muy dejada de la mano del tiempo con mantas en los sillones. Y la pareja moradora de semejante cueva era una jovencita lozana con su novio portugués, el cual no hablaba casi castellano pero sí un perfecto inglés.
Tras el saludo protocolario, mi única compañía masculina durante mi breve estancia en ese piso me sonrió, a la vez que negaba levemente con la cabeza como si supiera lo que iba a pasar pero no se atreviera a advertirme de una forma más sólida.
Tenía el consuelo de pasar con Carolina más tiempo pero no fue así. Rauda y veloz agarró a su amiga de la mano una vez hechas las presentaciones y se marcharon a la vez que me susurró al oído las últimas palabras dulces y cuerdas que me dirigió :
"Así os hacéis amigos tonto"
Allí estaba, sentado en un sofá con mantas junto a un portugués, viendo reposiciones de Arena Mix. Me ofreció tomarme una copa, a lo que accedí temeroso de la horripilante pócima del demonio que me iba a preparar semejante individuo.
Pasadas unas horas, habían caído demasiadas copas y habíamos tenido la ocasión de vencer la timidez charlando de la mierda de vida que teníamos, la mierda de vida de los demás e inclusive la mierda de vida de la gente que salía en Arena Mix.
Cuando sonó la cerradura de la puerta me sentí aliviado, Carolina había venido por fin y mi única pretensión era cenar ligero y poder follarme a semejante delicia. Pero no, llegaron ambas con una notable embriaguez, agarradas de la cintura mientras balbuceaban canciones típicas de la tierra o de James Blunt. Era la primera vez que la veía borracha.
Las copas siguieron y la noche avanzaba a un ritmo de vértigo hasta que dije basta y me fui a dormir con la vaga esperanza de que mi dulce Carolina viniera conmigo, y lo hizo, vaya que si lo hizo.
Tras pasar el umbral de la puerta de la habitación me arrancó la camisa de un tirón y comenzó a mordisquearme los pezones, pero no con suavidad y delicadeza, no, con hambre como un cochino se lanza en un lodazal a por una bellota. Nos desnudamos y comenzamos a follar, ella como una posesa, yo atónito. Comenzó a cabalgar encima mío y escuche unos susurros a la vez que se abría la puerta.
Algo raro pasa, activando sensor locas del coño
Cuando me quise dar cuenta tenía a mi amigo el portugués y a su lozana pareja retozando a mi lado, tocándome, gritando, y la cosa empezó a tornar del lado de lo extraño...
- Carol tía lo he traído ya lo tengo aquí, lo hacemos ya??
Tras estas palabras me incorporé, y pude ver el espectáculo que se acababa de montar. Yo debajo de Carolina, la lozana joven introduciendo algo por el recto de Carolina y mi amigo el portugués perforando el culo de su compañera hasta extremos insospechables.
Empezé a sentir un frío cosquilleo en mis testículos y el sonido de un spray se distinguía entre los gritos y el extraño olor que perforaba mi mente. Entre la borrachera previa, lo ridículo de todo, y la multitud de estímulos nasales no me dí cuenta que a Carolina la estaban percutiendo con un bote de laca de los que yo la vendí mientras yo la penetraba y el gélido spray de la laca apuntaba a mis pendientes reales.
El sexo anal de nuestra pareja amiga empezó a tomar unas notas escatológicas junto a más olores que se me hacían familiares.
Aparte de la laca, ambas féminas se habían aplicado un baño de color azul para realzar los reflejos ceniza de su cabello, con la terrible consecuencia de que debido al sudor el baño de color empezó a "desprenderse" de sus cabezas.
La suma era la siguiente :
Olor a caca + olor a pitos culos y vaginas + olor a laca + laca en los pelos de los testículos + olor a tinte + caca por todos lados + tinte azul por todos lados
El resultado no sabría describirle.
Me levanté como pude y me salí al salón con la excusa de ir a fumar un cigarrillo, a lo que el portugués me acompañó muy probablemente para meterme un bote de gomina por el recto o a saber dios, pero en lugar de eso de su boca salieron las siguientes palabras en un inglés digno de un puto portugués:
" Tío no te rayes el último no llegó ni a la laca"
Volví a la habitación para reocoger mi ropa y largarme de allí con una sensación entre ser maricón o retrasado, pero cuando entre ahí estaba mi dulce Carolina, rebozada en caca y tinte azul terciopelo mientras su amiga lozana la introducía un bote de laca ya sin contenido por su dulce vagina y cuando me agaché a recoger el pantalón me vovió a susurrar al oído una vez más :
"Me encantas, te quiero, fóllame con tus productos"
Me marché y volví en autobús a la tierruca.
Y el resto es historia, ella se enfadó y se puso en contacto con mi superior contando un acoso sexual por mi parte con lo cual me echaron de dicho trabajo para evitarse problemas. Un par de años más tarde monté mi propia distribuidora y aún espero vengarme de ella, a poder ser cortándola su perfecta cabeza con el puto disco de James Blunt.
Disculpen el tochopost, buenas noches.
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