El sucio moro de las fotos me hace recordar a un primo mío. Un niño bien de 17 años al que le bastaron un par de meses pagafanteando a una vasca de ideas radicales (y fea, por supuesto) para que empezase a llevar palestino, ropa de esa de cuadros, y para que empezase a soltar las tontadas simplonas y totalmente desprovistas de base y de #datox que os podéis imaginar. Desde la ignorancia más plena y absoluta, claro, a ver si ahora para ser antisistema y antiespañol hay que leerse algún libro o algún artículo, no te jode.
Mi primo y este moro son, cada uno a su manera, un par de subnormales con el cerebro de mantequilla.
No quisiera con este post dar la impresión de que le quito culpa a esa religión que me repugna. Quiero decir que un pobre imbécil con el coeficiente de un plátano expuesto a una influencia fecal va a acabar emanando fecalidad por las orejas. Porque no hay nada más manipulable que un subnormal.