Putiguar rebuznó:
Asi que con un poco de suerte igual os lo traen de regalo los Reyes Majos (si sois buenos).
Por lo visto, ni los Reyes Majos nos traen esas crónicas.
Bien, como ando aquí insomne perdido -botella de Jack Daniel's en mano- me he decidido a escribir algo. Bah, la verdac es que me ha entrado uno de esos ataques de saudade que sufro a lo largo del año y que le hacen a uno plantearse ciertas cosas, pero sobre todo recordar.
Recuerdo la primera vez que pisé suelo brasileño, esos calores nada más bajar del Airbus, esa mezcla de colores en sus gentes, esa lengua portuguesa indescifrable mi primera vez. Estaba en Salvador de Bahía, y lo que veía me gustaba a priori. Cuando me despedía del país, me gustaba mucho más. Sí, allí estaba yo.
En Salvador lo pasé francamente bien, iba en plan explorador ya que era mi primer viaje intercontinental, pero todo salió a la perfección.
Pequé de pardillo al contratar el famoso "paquete de viaje" aunque no me salió caro. Lo malo es que fueron pocos días y la estancia en hotel, que no es que estuviera mal -un 4 stars- pero en Brasil no se lleva lo de irse a hoteles, para un TS es
conditio sine qua non irse de apartamento.
Allí conocí -entre otras- a estas dos mujeres, con las que hubo cierto
feeling.
Con la primera, tuve la mayor cantidad de polvos de mi vida. Creo recordar que fueron siete, algunos completos. La conocí en un club, y no me cobró. Estuvimos un día entero juntos y me llevó a varios sitios. Le quedé muy agradecido, aunque ella supo separar a tiempo el trabajo de su vida personal y al día siguiente me la encontré con otro hombre, pero no era en el club. Lógicamente, nada que puediera reprocharle, al contrario.
Con la segunda fué diferente, bastante más.
La conocí en una plaza del casco antiguo de la ciudad. Yo estaba cenando y ella iba con una amiga, a la caza del gringo. Imagino que por lo que me dijo no era una pro, ni siquiera una semipro. Y a juzgar por su edad, diría que sólo estaba buscando algún dinero extra.
Se sentaron detrás nuestro, y mi colega empezó con las tonterías de mirarlas y las risas. Él -mi colega- al final se fué con otra y me dejó a mí allí acabando de cenar con estas dos elementas a escasos metros de mi mesa.
La amiga se aproximó a hablar conmigo, me dijo que le gustaba a su amiga y que si podía sentarse a hablar conmigo. Accedí -como no- y en menos que canta un gallo ya la estaba morreando.
Al principio me tanteó con darle 150 R$, pero yo no llevaba en ese momento, ya que le había dejado 200R$ a mi amigo, así que le dije que me iba al hotel. Paré un taxi, abro la puerta, me coge del brazo y me suelta,
eu quero ficar com voce hoje. No se hable más, la monto en el taxi y al motel más cercano.
Estuve con ella tres días creo recordar, y tampoco me cobró nada. No os cuento esto para vanagloriarme, sinó para que veais cómo son las chicas allí, que aún siendo del gremio y habiendo la pobreza que hay, son mucho más nobles y entregadas de lo que pueden ser aquí.
Realmente fué una relación intensa y tanto ella como yo nos quedamos un poco tocados, la despedida fué emotiva.
Cambiando de tercio, mi segunda y tercera vez en Brasil han sido en Río de Janeiro.
Alentado por este foro, me decidí a conocer las famosas termas, y bendito sea el día que me decidí a visitar la ciudad carioca. Cualquier TS que se precie no puede pasar a mejor vida sin conocer las termas de Río.
Queda mucho por ver de Brasil, pero sin duda, al principiante yo le recomiendo empezar por Río de Janeiro. Sólo allí hay termas, en ningún otro estado brasileño las encontrareis, que yo sepa.
El acento carioca es mucho más fácil de entender y captar que el bahiano. Aquí en mi segundo viaje ya me iba quedando con algunas palabras, y en el tercero ya me atrevía a conversar en portuñol con las chicas.
Aunque con el idioma universal para nosotros nos vale, a mí no me basta. Yo prefiero entablar conversa con la chica, además de que me gusta el idioma. Es relativamente fácil quedarte con palabras sueltas, pero a la hora de crear frases o mantener una conversación te das cuenta de que no lo es tanto. Aunque claro, estamos hablando de que tú a lo sumo estás un mes allí, con lo cuál poco puedes aprender.
En esta ocasión, me quedé un poco pillado con la chica que me llevé de una conocida terma, así que esta última vez que fuí, decidí no volver a quedar con ella.
Estuve con mi colega toda la tarde en la terma, y yo a ella ya le había echado el ojo, no así al revés. Fué a última hora cuando ella vino a nuestro haber para entablar conversación. Yo fuí claro, quería estar con ella pero fuera del club. Ella también fué clara, me das 300R$ y nos vamos ya. Y así fué la cosa, rumbo al motel más cercano, aunque en Río no es que abunden precisamente éstos, como en Bahía que los hay por doquier.
Toda la noche juntos, y pasa lo que pasa. Ella se olvida del dinero y así estuvimos cinco o seis días, durmiendo juntos. Tenía un hijo también, así que yo ya sabía que la cosa no iba a pasar a mayores, pero ella iba por otros derroteros, con lo cuál yo ya predije de que la cosa no acabaría bien.
Exactamente, el día de mi partida lo pasamos juntos y rompió a llorar, a mí me dió bastante pena, por eso este año no quise quedar con ella, para que la cosa no pasara a mayores o se creara falsas esperanzas.
En mi tercer viaje me aventuré en solitario, puesto que ya conocía la ciudad. Al principio iba con algo de reparo, pero al llegar se me quitaron de golpe. Estuve 17 días yo solo allí, caminando por la calle a las 5 de la mañana, saliendo de bares a las siete de la mañana -
- y nunca me pasó nada. Río es una ciudad insegura, pero como lo puede ser Barcelona. Hablamos de la zona turística se entiende.
Y de esta guisa daba el pistoletazo de salida.
La verdad es que me gasté una pasta, pese a follar gratis varias veces. Pero las termas hay que pagarlas sí o sí, así que me quiten lo bailao.
De este último viaje no tengo fotos de las víctimas, así que no da para paja esto. Pero os lo comento por encima.
Estuve con una chavalita de veinte años, bahiana por casualidad y del gremio. Me pidió 300R$ para irse conmigo, yo acepté ya que era mi primera noche allí y quería catar producto carioca. Pues nada, estuvo dos días conmigo hasta que la fuí dejando al margen ya que quería probar otra cosa, y ella también se fué distanciando, trabajo obliga.
Luego, en el mismo sitio, conocí a otra de unos 27 años.
La situación fué curiosa, parecida a la de Bahía. Estaba yo cenando y ella pasó por delante de mi mesa con su amiga. Se detuvo, me miró y me pidió disculpas por entrometerse en mi cena, pero que le había parecido muy guapo, que si tal, que si pascual. Yo le digo que no pasa nada, y me suelta que si yo era modelo. Me quedo con cara de gñé, y le digo a su amiga;
¿ela tá brincando, nao? Vamos, que si estaba de guasa.
La amiga me dice que no, que no, y ella me lo confirma también. Yo veo que de ahí se puede sacar petróleo y le digo que luego cuando acabe de cenar la busco.
Me acabo la cena en un periquete y me pongo a buscarla sin éxito. En estas que viene el camarero y me da un papelito con un nombre y un número de teléfono. Me dice que se ha tenido que marchar, pero que mañana volverá. Y vaya si volvió, allí estaba yo para verla al día siguiente y el reencuentro fué triunfal. Nada más vernos, ya acordamos salir rumbo a su casa. Dicho y hecho, me quedé con ella tres días, dos de ellos en su casa, a una hora de Copacabana. Lástima que tuviera tres hijos y eso a mí me corta el rollo demasié. Pero lo pasé muy bien con ella y esos días fueron impagables, literalmente.
Y nada, que me pongo y no acabo. Perdón por el ladrillaco, pero es lo que tiene quedarse un viernes noche en casa con la botella de güisqui cerca.