La etapa de hoy no ha tenido demasiada historia, la verdad. Saliendo del pedazo de albergue privado de morgade (vuelvo a recomendarlo), el camino no tiene apenas interés hasta la llegada a portomarin, donde se cruza el miño. Merece mucho la pena ver la iglesia de san Nicolás, sobre todo por su historia templaría y la presencia nítida en las piedras de las firmas de los canteros (fotosimpson.jpg).
Desde allí hasta el destino en el que estoy, vendas de naron, se pasa por un bosque acojonante, una fábrica de fertilizantes que dan ganas de retirarse del camino (he sentido nauseas, en serio) y, para mi gusto, otra de esas joyitas que no se pueden dejar de ver, un Castro celta que esta pasado Castromaior, aunque esta sin desenterrar.
Por desgracia para mi, me he perdido esa joyita, ya que había que desviarse un poco del camino y no estoy para hacer kilómetros de más; el estado de la pierna izquierda ha empeorado y el dolor se ha agudizado, y me he hecho los últimos kilómetros cojeando bastante. Ahora mismo ando regular y me tengo que reservar para los 77 km que quedan (hoy han sido 22.5).
También se nota que hemos entrado en los últimos 100 km, con más gente a lo largo de la sendas. Si ahora es molesto, no quiero ni pensar como debe ser en los meses estivales.
Y esta noche, a seguir disfrutando de los ronquidos de alemanes colmados de grasas saturadas.
Por cierto Koki, más que a chiquito, andando parezco el amigo de Un hombre llamado Caballo