Puchi ha dicho hoy, que no volverá a España hasta que se le garantice que no pisará la cárcel, lo que le obligaría a quedarse en Bélgica durante unos lustros. Es una rata cobarde, y el mero hecho de pensar que le pueden encular en las duchas y quitarle el peluquín, le da pavor.
Pero hay que recordar que para recoger el acta de diputado o ser investido presidente, es necesaria la presencia física en el parlamento del nominado. Si va, le detienen, si no va, no puede ser ni diputado ni presidente.
El juez del tribunal supremo que sigue la causa contra Puigdemongo, don Pablo Llarena, ya ha advertido que si entra en España será detenido, a ver que estrategia se inventa ahora nuestro querido amigo para darle la vuelta a la tortilla.
Yo apuesto a que tienen creado un cyborg, al que le habrán implantado el cerebro de Puigdemongo en una innovadora intervención quirúrgica unos cirujanos rusos, y que será investido presidente el cyborg en su representación. Es él porque lleva su cerebro, pero no es él porque le falta su cuerpo.
Durante décadas se hablará de su gesta y como burló al estado opresor.
Otra opción podría ser la de acudir al parlamento en un helicóptero Rumano, pues como todos sabemos, en el cielo se rigen por la nacionalidad del aparato volador, y si no pisa suelo español, estará en territorio extranjero. Podrá jurar su cargo por una ventana del parlamento haciendo maniobras con el helicóptero, sin pisar territorio español y habiendo acudido en persona.
Ahora mismo el consejo de sabios que rodea a Puchi debe ser un hervidero de ideas.
LOL dice que lo bendice.