Pasarán 100 o 200 años, y Puigdemont y su camarilla devendrán, con un poco de manipulación y la nunca despreciable necesidad de glorificar las derrotas, en héroes nacionales.
Con tintes de romanticismo derrotado, pasará a ser un Rey Rodrigo, legítimo y muerto no se sabe dónde, o en el exilio, esperando a volver con su bastón de mando como los judíos de Toledo aguardan con su llave la llegada de la yustisia para el pueblo prometido.
El catalán no sabe ganar, ni quiere, desde hace siglos tiene una sentimentalidad y un carácter hecho a medida para dignificar los traumas, glorificar las derrotas (1714), y sentirse, pertrechados por la rauxa y el seny, perdedores pero vencedores morales.
Necesita el victimismo, como el Barsa al Madrit, como el demonio a Dios, para ser lo que es. Es la piedra fundacional del carácter sociopolítico catalán.
Esmerado ejercicio literario y de ficción, pero nada más allá de eso.
Compara Irlanda con Catalonia, a José Martí con Puchda, los apoyos que éste tenía no teniendo el catalán ninguno y amoldando la historia a su capricho.
Se le olvida, por ejemplo, a Bolívar diciendo algo así como que pasarían 200 años y el territorio "liberado" no estaría al nivel de la metrópoli, y razón tenía.
¿Y que hubiera sido mejor, no ya para Venezuela o Colombia, si no para todas las generaciones que allí han vivido desde entonces hasta ahora, la Independencia (por cierto, lol) o la permanencia?
El pueblo llano, en aquellas guerras civiles, solía ir con las tropas realistas.
Mire hoy a las élites mejicanas, colombianas, venezolanas y mire a las españolas en comparación con sus plebes respectivas. Y no hase falta disir nada más.