CaRlWiNsLoW rebuznó:
Yo ya no pierdo el tiempo con los haters de Benzema, es tontería.
Algún día, dentro de unas décadas, podremos contarle a nuestros hijos, nietos o gatos, que nosotros vimos jugar a Benzemán, y hablaremos de él como el único delantero de la historia del Madrid que hacía mejores a sus compañeros a costa de su rendimiento personal, porque lo que le contarán a los niños en el colegio, en las televisiones y en los periódicos, es que el Madrid estuvo plagado de los mejores nueves del mundo, de inmensos goleadores como Hugo Sánchez, Santillana, Ronaldo Nazario, Van Nistelrooy, pero ahí estaremos nosotros, negro, tú, yo, y dos o tres madridistas más, que les recordaremos que sí, que nosotros vimos a todos esos grandes delanteros, o a la mayoría de ellos, y que sí, que eran excelentes goleadores, que marcaban diferencias, que decidían partidos y títulos, pero que había por ahí, allá por la segunda década de este siglo, un francés con barba y nariz respingona, de culete también respingón, que estrellaba coches como si de un videojuego se tratase, pero que era un genio incomprendido, un tipo que hacía mejores a sus compañeros, y que sacrificaba sus propios registros goleadores en pos de sus compañeros; diremos que había un francés al que muchos no querían, porque era abúlico, indolente y letárgico en su carácter; porque no protestaba, no daba sensación de tener intensidad alguna y porque no gesticulaba sobre el campo de juego, y les diremos que ese mismo jugador, hacía que la globalidad del ataque madridista funcionase, y que sus registros goleadores en champions, fueron de los mejores en la historia del Madrid, en promedio partidos jugados-goles anotados, y que su promedio de goles en liga era mejor que el de uno de los mitos del madridismo, Raul Gonzalez Blanco, y que su número de asistencias por año era mejor que el de la mayoría de los delanteros que había por Europa, y que aquel jugador nacido en Lyon, fue decisivo en la mayoría de partidos importantes que jugó el Madrid, bien marcando, bien asistiendo, o bien generando fútbol, y cuando se hable de aquel Madrid de la décima en los documentales, se hablará de Ronaldo, de Ramos, de Bale, de Di María, pero en un determinado momento, harán la clásica entrevista a un jugador de aquella época, y dirá que todos esos eran muy buenos, y que fueron partícipes de la gloria, pero que había un francés con barba y nariz respingona, de culete también respingón, que estrellaba coches como si de un videojuego se tratase, pero que era un genio incomprendido, un tipo que hacía mejores a sus compañeros, y que sacrificaba sus propios registros goleadores en pos de sus compañeros; diremos que había un francés al que muchos no querían, porque era abúlico, indolente y letárgico en su carácter; porque no protestaba, no daba sensación de tener intensidad alguna y porque no gesticulaba sobre el campo de juego; dirán que allí estaba el jugador que a todos hacía mejores, y cuando llegue ese momento, negro, tú, yo y dos o tres madridistas más, diremos que allí estaba Benzemán, y que nosotros le vimos jugar.
Voy a llorar por mi Karím, ahora vuelvo.