«Los problemas en el proceso de 2006 llegaron cuando ETA exigió un acuerdo político previo para mantener la tregua»
Las duras acusaciones vertidas por el PP contra el Gobierno tras la difusión de unos documentos incautados al dirigente de ETA Xabier López Peña, 'Thierry', con parte de las conversaciones mantenidas en el proceso de paz de 2006, han indignado a Jesús Eguiguren (Aizarna, 1954). Participante directo en aquel diálogo, el presidente del PSE-EE ofrece su versión.
- Una semana dura para usted, supongo.
- Yo estaba allá. Son notas hechas para justificarse ante la dirección de ETA. De esas notas habrán hecho actas embellecidas. Es más que una locura que la oposición utilice papeles de ETA que no sabe ni si son verdad, para acusar a un gobierno de un país democrático. La posición del PP es poco patriótica.
- Uno de los aspectos más polémicos que recogen es que el Gobierno se justificó ante ETA por las detenciones del Faisán, en una reunión dos días después.
- No lo recuerdo, porque fue una reunión de hace cinco años. Creo que fuimos a la reunión sin saber que se había producido lo del Faisán, ya que había que ir hasta Suiza. Nadie teníamos ni idea. Si preguntaron, igual les dijimos algo, pero no nos lo creyeron. Pero ellos saben cómo funciona la Policía. Todo esto es absurdo. Todos sabían que el Faisán era como el bar aquel de 'Casablanca'. Allá había de todo: policías, etarras, guardias civiles. Todos sabían que estaba vigilado desde hace más de veinte años. Y con lo que se recaudaba allá no le llegaba a ETA ni para bocadillos. ETA no recaudaba en el Faisán, tendría otras vías. Pero alguien mandó un anónimo al juez diciendo lo que pasaba y estropeó una fuente de información que tenía la Policía desde hace muchos años.
- ¿Le duele que el PP utilice esto?
- En la tregua de Aznar, soltó unos cuantos presos y uno de ellos asesinó a Juan Priede (concejal del PSE de Orio). Aquel comando estaba controlado por la Guardia Civil pero no los detenían para acumular más información, algo parecido a lo del Faisán. Pero algo pasó que consiguieron matar a Priede. Yo quiero mucho a la Guardia Civil y no tiene ninguna responsabilidad en este caso, porque estaba haciendo bien su trabajo y es mejor coger a veinte de una vez que a uno solo. Pero imagínese que nosotros hubiéramos fabricado contra el PP una historia como la del Faisán. Pero nunca reprochamos nada a Aznar. De esas situaciones sabemos muchas.
- (...)
- Es que desde la política no te puedes meter en las cosas que hacen la Policía o la Guardia Civil. Esto es así aquí y en todo el mundo. A nadie se le ocurre preguntarles los tiempos en que hacen las cosas. Y un buen policía prefiere ir a la cárcel que revelar sus fuentes.
- Otra acusación del PP es que el Gobierno estaba dispuesto a negociar acuerdos políticos con ETA. ¿Hasta dónde estaban ustedes dispuestos a llegar?
- La negociación nunca empezó. No se celebró la reunión número uno. Yo estuve un verano y un otoño con 'Josu Ternera' pactando unos mecanismos preliminares, una hoja de ruta que si hubiera respetado ETA no hubiera habido problemas. Fijamos la primera reunión, asistentes, el orden del día, agenda, y esa reunión no se celebró. Cuando se produjeron las posteriores reuniones con 'Thierry' no había empezado el proceso. Eran encuentros para quejarse de que no se estaban cumpliendo las condiciones previas. ETA decidió no hacer la primera reunión. Se quejaban de que había muchos controles policiales. No se llegó a celebrar ninguna reunión de la negociación. Las reuniones que hubo solo fueron para reprocharnos que no se estaban cumpliendo las condiciones para empezar a negociar. El proceso fracasó porque no empezó.
- ¿En esos mecanismos previos pactados no había contenidos políticos?
- Para hacer la prenegociación aprendí inglés para leer libros sobre la resolución de conflictos. Hay toda una ciencia. Se trata de hablar, prenegociar, negociar, acordar e implementar. En la hoja de ruta nunca se habló de cambiar la Constitución. Fue lo primero que le dije a 'Josu Ternera', que hay otros mecanismos legales, y él dijo que vale. Era clave en el proceso. Y no hablamos con ETA de negociar Navarra ni de que entrara en Euskadi. No se engañó a nadie. Se estableció el camino para la negociación desde el realismo de no meter temas que luego rompían la negociación. Ambos teníamos ganas de hacer la paz, aunque fuera sólo por motivos de edad. ETA y el Gobierno hacían una mesa para hablar de aspectos técnicos, y los partidos, otra para hablar de política partiendo de los principios del pacto de Ajuria Enea de que hay voluntad de acabar con la violencia. Luego venía el texto de la tregua y la declaración de Zapatero en favor del diálogo. Los problemas vinieron luego, cuando apareció 'Thierry' y con las exigencias de acuerdos políticos previos.
El proceso actual
- ¿Qué conclusiones saca ahora de todo lo ocurrido?
- Rubalcaba es el político más listo de España. Rubalcaba es 'San Prudencio', no hace nada que pueda poner en peligro el Estado. Y encima trabaja las 24 horas y es buena persona. Durante el proceso cuidó todos los detalles por si se rompía. Teníamos la experiencia de que el Gobierno del PP, en el anterior proceso, había desmantelado los servicios de Información policiales en Euskadi, por las razones que fueran, y perdieron la pista a ETA. Por eso, cuando ETA rompió lo de Estella mataban cada fin de semana y la Policía no podía hacer nada. Pero nosotros no le vamos a pedir cuentas a Mayor Oreja. Y Rubalcaba, que era escéptico con el proceso, aprendió de Estella y se dedicó a reforzar la actuación policial y ni un comando logró cruzar la frontera. Y pasó una cosa.
- Cuente.
- Que cuando ETA rompe en la T-4 Batasuna le echa la culpa a ETA. Y Batasuna vio que los frustrados papeles de Loiola negociados con el PNV y el PSE habían llegado lejos.
Lo de la T-4 cabreó a toda España pero hundió a Batasuna. Y los familiares de los presos se habían ilusionado con que saldrían. Y ahí empieza, de la mano de Otegi, el debate de la izquierda abertzale para desligarse de la violencia y conseguir un partido legal. Se han impuesto sobre ETA. Lo mismo que pasó en Irlanda.
- ¿Y que hicieron ustedes mal en aquel proceso?
- Cometimos errores porque eso va sobre la marcha, y después de visto todo el mundo es listo. No conseguimos legalizar Batasuna, porque se lo prohibió ETA para que no empezara a volar sola. Me queda la duda de si se debió mover a los presos, aunque luego se ha visto que Rubalcaba acertó y no cometió el error de Aznar. Y el tercer error fue el exceso de honestidad de Zapatero, que fue al Parlamento a pedir permiso para dialogar para que todos los españoles supieran qué se estaba haciendo. Y en este tema la moral y la política son dos cosas distintas, y salió mucha información y así es difícil desarrollar un proceso de este tipo. Si se da cuenta, la legalización y el tema de los presos son los dos únicos peligros del actual proceso.
«Partida de mus»
- ¿En procesos como el de 2006, en qué términos se plantean a la parte contraria las propuestas?
- Las dos partes saben que unas conversaciones de este tipo o una negociación es como una partida de mus, en la que todo el mundo guarda sus bazas y trata de salir bien parado. Pero el hecho de que durante el proceso Rubalcaba intensificara la lucha antiterrorista no es una contradicción, porque ETA reconoció que sabía que se había intensificado, que si alguno robaba un coche iba a ser detenido. Como nosotros sabíamos que ellos se podían estar preparando para una ruptura.
- ¿Por qué volvieron a reunirse con ETA tras la bomba en la T-4?
- Si te llaman gobiernos de Europa, Gerry Adams, que pidió que fuera yo, y te dicen que ETA va a ofrecer una propuesta para corregir lo que había pasado y terminar... ¿qué vas a hacer? ¿No ir y pasar a la historia como el que tenía la solución pero no quiso escucharla por no hacer mil kilómetros de viaje? Pero eso no era negociación, eran contactos. Supongo que ETA lo hizo para justificarse ante su gente y poner de nuevo Navarra en la mesa. Pero allí ganamos la batalla porque les dimos la solución y no la aceptaron. Se demostró que tenían decidido romper.
- ¿Ahora se presenta una nueva oportunidad?
- Lo que está pasando ahora es producto de lo que hizo Zapatero en su primera legislatura. Si ahora estamos tocando la paz, es porque Zapatero se jugó el puesto hace cinco años en este proceso. Algunos intelectuales, como Javier Pradera, dijeron de mí que fui víctima del timo de la estampita, pero es que el que no vea que ahí (en la T-4) se produjo la ruptura entre ETA y Batasuna... Ahora hay que acercar a los presos. Es la clave, porque sólo tienen un deseo, que es salir.
- ¿Esperaba que el PP volviera a esgrimir la política antiterrorista como objeto de debate?
- Esto confirma mis teorías sobre el PP, que es fuerte en la sociedad, porque tiene dinero, pero en las urnas no es nadie, es un tigre de papel, que se pone nervioso cuando llegan las elecciones, porque piensa que las va a ganar el PSOE. Tienen quince puntos de ventaja y están asustados. Hay en juego vidas y cerrar la herida más grande que tiene España desde la transición, pero el PP ha apostado por una organización terrorista en vez de por el Gobierno de los españoles.
- ¿Puede afectar todo esto al pacto PSE-PP en Euskadi?
- No, porque los del PP de aquí son vascos, patriotas, buena gente y se han jugado la vida y saben lo que pasa aquí. Supongo que estarán incomodísimos. Con Basagoiti, Urkullu y Patxi López, en esta legislatura vamos a ver la paz.
- ¿Se siente injustamente tratado después de sacrificar parte de su vida en busca de la paz?
- Siempre digo que hemos tenido suerte de haber hecho política en Euskadi por la paz. Mi vida ha sido esto. Me siento orgullosísimo aunque las medallas se las lleven otros.