TORBE
Frikazo
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CLONACIÓN TERAPÉUTICA Primer paso para retrasar el envejecimiento celular
Un trabajo publicado en «Science» ha mostrado con seis terneras que las técnicas de clonación podrán paliar, en el futuro, dolencias como la diabetes y las relacionadas con el paso del tiempo, como el Alzheimer o el Parkinson. Además, proporcionarán tejidos y órganos para los trasplantes.
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Se llaman Lily, Daffodil, Crocus, Forsythia, Rose, y Persephone. A primera vista, cualquiera diría que son seis terneras normales, ya que su apariencia externa no se diferencia en nada de otras criaturas de su misma especie. Sin embargo, a pesar de que todas están a punto de cumplir un año, sus células se parecen más a las de un animal recién nacido. Estas terneras, que fueron creadas mediante técnicas de clonación similares a las que se usaron para engendrar a la famosa oveja Dolly, no están envejeciendo de forma normal. Por el contrario, parece como si estuvieran destinadas a disfrutar de una eterna juventud. Las implicaciones de este experimento, cuyos resultados se acaban de publicar en Science , son espectaculares.
Se ha demostrado que la clonación puede rejuvenecer las células de un mamífero, y frenar los procesos degenerativos asociados al envejecimiento. Esto quiere decir que, en el futuro, probablemente existirá la posibilidad de retrasar el deterioro natural del organismo humano mediante técnicas de clonación terapéutica. «Aún no estamos seguros, pero todo parece indicar que estas terneras van a vivir mucho más de lo normal, ya que sus células no están envejeciendo», explicó a SALUD el doctor Robert Lanza, el autor principal de este trabajo. «Esto sugiere que, en las próximas décadas, la clonación se podrá utilizar para rejuvenecer toda clase de células humanas, como las de la piel, la sangre, el hígado o el corazón. Incluso es posible que las personas puedan vivir 200 años con un sistema inmune fuerte, sin padecer enfermedades crónicas», vaticina el científico.
Quizá estas expectativas sean demasiado utópicas, ya que aún no se sabe si la juventud celular de las terneras clónicas les va a convertir en criaturas inmortales. No obstante, Lanza y sus colaboradores de la compañía Advanced Cell Technology, en Massachusetts (EEUU), están convencidos de que la clonación va a servir en el futuro para obtener una fuente ilimitada de células jóvenes con las que se podrán cultivar toda clase de tejidos e, incluso, órganos completos en el laboratorio. De esta manera, muchas enfermedades degenerativas como el Parkinson, el Alzheimer, la diabetes o los trastornos cardiovasculares se podrán combatir de una forma eficaz.
Hace ya casi un año, a finales de mayo del 99, el campo de la clonación sufrió un duro revés cuando se descubrió que Dolly estaba envejeciendo, aparentemente, de una forma prematura. Al analizar las células de la célebre oveja clonada, Ian Wilmut y sus colaboradores del Instituto Roslin de Edimburgo (Reino Unido) llegaron a la conclusión de que los extremos de sus cromosomas (fragmentos de ADN denominados telómeros) estaban muy deteriorados para un animal de su edad. Este descubrimiento arrojó una ola de escepticismo sobre la viabilidad de las técnicas de clonación. Ahora, sin embargo, Lanza y su equipo parecen haber superado este obstáculo al lograr justamente el efecto contrario en sus seis terneras clonadas.
Para engendrar a estos animales, los científicos utilizaron células extraídas de un feto bovino de 45 días. Todas estas células se encontraban en una fase avanzada de senescencia (se estaban aproximando al final de su ciclo vital). Las células se introdujeron en ovocitos de vaca de los que se había extraído todo el material genético y se engendraron seis embriones clónicos. A continuación, éstos se implantaron en vacas que hicieron de madres adoptivas que, finalmente, parieron a las seis terneras clonadas.
Los investigadores querían comprobar si, tal y como ocurrió en el caso de Dolly, las terneras clónicas envejecían de forma prematura. Para ello, llevaron a cabo varios experimentos cuando los animales cumplieron cinco meses.
En primer lugar, compararon la capacidad de replicación de sus células con la de otras terneras de su edad y descubrieron que, lejos de envejecer, las células de las terneras clónicas habían rejuvenecido. De hecho, sus células se comportaban de una manera mucho más vigorosa en comparación a como lo hacían las de otros animales normales con el mismo tiempo de vida.
Las células de las terneras clonadas se duplicaban con una frecuencia hasta cinco veces mayor que las de otros animales de su edad. Este impresionante potencial de reproducción indicaba claramente que, a nivel celular, las terneras clónicas no estaban envejeciendo a un ritmo normal. Por el contrario, la clonación parecía haber rejuvenecido a cada una de estas terneras de una forma muy llamativa, provocando una especie de efecto Peter Pan en sus células.
Este fenómeno también se verificó al analizar los telómeros de las terneras clónicas. Desde hace tiempo, los científicos creen que uno de los factores fundamentales que determina el proceso de envejecimiento en todos los animales, incluyendo a los seres humanos, es el deterioro de los telómeros.
A lo largo de toda la vida, el tamaño de estos fragmentos de ADN se va reduciendo. Cada vez que una célula se divide, los telómeros se hacen un poco más cortos, hasta que, por fin, son tan diminutos que la célula ya no puede reproducirse más y se autodestruye (apoptosis). De esta forma, cuanto más envejecemos, más pequeños se hacen nuestros telómeros.
En el caso de Dolly, se comprobó que sus telómeros eran un 20% más cortos de lo normal para un animal de su edad. Sin embargo, Lanza y sus colaboradores han comprobado que los telómeros de las seis terneras clonadas son bastante más largos que los de otros animales normales alumbrados al mismo tiempo e, incluso, que los de algunas criaturas recién nacidas. La longitud de los telómeros (un indicador clarísimo del nivel de envejecimiento celular) sugiere que el reloj biológico de estas terneras clónicas se ha detenido.
De momento, las causas de este fenómeno anti-edad no están nada claras. Los científicos aún no entienden por qué Dolly ha empezado a envejecer de una forma prematura, mientras que las seis terneras clónicas tienen las células muy jóvenes. No obstante, apuntan a que todo dependa del tipo de células que se utilizan para la clonación En el caso de la oveja de Edimburgo se usaron células de las glándulas mamarias, mientras que las terneras se engendraron con fibroblastos (células de tejido conectivo). No obstante, todas estas cuestiones se deberán explorar en investigaciones futuras que determinen cuál es el mecanismo específico que ha reprogramado y rejuvenecido las células de las terneras clónicas. «En definitiva, lo que hemos demostrado es que con la clonación podemos obtener células jóvenes de células maduras. Las seis terneras se crearon con células viejas pero ahora, a nivel celular, son mucho más jóvenes que otros animales de su edad. Esto, evidentemente, tiene implicaciones importantísimas para el futuro de la medicina, ya que la clonación terapéutica podría convertirse en una herramienta fundamental para la ingeniería de tejidos», explicó el doctor Lanza.
El potencial reproductivo que se ha observado en las células de las terneras clónicas sugiere que, dentro de unos años, se podrán generar hasta mil millones más de células de las que se crean con las tecnologías actuales. Según Lanza, gracias a estos avances, una persona que necesite un trasplante de hígado o de corazón no tendrá que esperar a que aparezca un donante, ya que los órganos se podrán crear en un laboratorio con sus propias células. El proceso consistiría, básicamente en extraer células maduras de su organismo, cultivarlas y obtener órganos jóvenes.
Al mismo tiempo, los afectados de diabetes podrán obtener células del páncreas productoras de insulina para sustituir a las que están dañadas y olvidarse de sus inyecciones diarias. Incluso las víctimas del Alzheimer o el Parkinson podrán tener acceso a una fuente inagotable de neuronas para regenerar sus cerebros dañados.
Por otra parte, como las células clonadas se extraerían siempre del organismo del propio paciente, el problema del rechazo a los trasplantes no surgiría nunca.
A pesar de las enormes polémicas éticas que han rodeado al fenómeno de la clonación desde que se creó a Dolly y ante su posible aplicación en personas, el doctor Lanza considera que el uso terapéutico de estas técnicas podría suponer enormes beneficios para la Humanidad.
«Como médico, yo tengo la obligación de buscar formas de ayudar a la gente que padece enfermedades. Por lo tanto, creo que si la clonación puede aportar beneficios importantes para la salud humana, nuestra obligación ética es desarrollarla y utilizarla en la medida que nos permita paliar el sufrimiento de las personas», explica este científico.
En cuanto a la cuestión de la inmortalidad y la posibilidad de que estas técnicas puedan usarse para intentar detener por completo el proceso natural del envejecimiento, el investigador asegura que «personalmente estoy en contra de que todos vivamos para siempre». Sin embargo, advierte que la ciencia nos está aproximando cada vez más a esta posibilidad y que «algunas personas, sin duda, querrán aprovecharse de ella».
Un trabajo publicado en «Science» ha mostrado con seis terneras que las técnicas de clonación podrán paliar, en el futuro, dolencias como la diabetes y las relacionadas con el paso del tiempo, como el Alzheimer o el Parkinson. Además, proporcionarán tejidos y órganos para los trasplantes.
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Se llaman Lily, Daffodil, Crocus, Forsythia, Rose, y Persephone. A primera vista, cualquiera diría que son seis terneras normales, ya que su apariencia externa no se diferencia en nada de otras criaturas de su misma especie. Sin embargo, a pesar de que todas están a punto de cumplir un año, sus células se parecen más a las de un animal recién nacido. Estas terneras, que fueron creadas mediante técnicas de clonación similares a las que se usaron para engendrar a la famosa oveja Dolly, no están envejeciendo de forma normal. Por el contrario, parece como si estuvieran destinadas a disfrutar de una eterna juventud. Las implicaciones de este experimento, cuyos resultados se acaban de publicar en Science , son espectaculares.
Se ha demostrado que la clonación puede rejuvenecer las células de un mamífero, y frenar los procesos degenerativos asociados al envejecimiento. Esto quiere decir que, en el futuro, probablemente existirá la posibilidad de retrasar el deterioro natural del organismo humano mediante técnicas de clonación terapéutica. «Aún no estamos seguros, pero todo parece indicar que estas terneras van a vivir mucho más de lo normal, ya que sus células no están envejeciendo», explicó a SALUD el doctor Robert Lanza, el autor principal de este trabajo. «Esto sugiere que, en las próximas décadas, la clonación se podrá utilizar para rejuvenecer toda clase de células humanas, como las de la piel, la sangre, el hígado o el corazón. Incluso es posible que las personas puedan vivir 200 años con un sistema inmune fuerte, sin padecer enfermedades crónicas», vaticina el científico.
Quizá estas expectativas sean demasiado utópicas, ya que aún no se sabe si la juventud celular de las terneras clónicas les va a convertir en criaturas inmortales. No obstante, Lanza y sus colaboradores de la compañía Advanced Cell Technology, en Massachusetts (EEUU), están convencidos de que la clonación va a servir en el futuro para obtener una fuente ilimitada de células jóvenes con las que se podrán cultivar toda clase de tejidos e, incluso, órganos completos en el laboratorio. De esta manera, muchas enfermedades degenerativas como el Parkinson, el Alzheimer, la diabetes o los trastornos cardiovasculares se podrán combatir de una forma eficaz.
Hace ya casi un año, a finales de mayo del 99, el campo de la clonación sufrió un duro revés cuando se descubrió que Dolly estaba envejeciendo, aparentemente, de una forma prematura. Al analizar las células de la célebre oveja clonada, Ian Wilmut y sus colaboradores del Instituto Roslin de Edimburgo (Reino Unido) llegaron a la conclusión de que los extremos de sus cromosomas (fragmentos de ADN denominados telómeros) estaban muy deteriorados para un animal de su edad. Este descubrimiento arrojó una ola de escepticismo sobre la viabilidad de las técnicas de clonación. Ahora, sin embargo, Lanza y su equipo parecen haber superado este obstáculo al lograr justamente el efecto contrario en sus seis terneras clonadas.
Para engendrar a estos animales, los científicos utilizaron células extraídas de un feto bovino de 45 días. Todas estas células se encontraban en una fase avanzada de senescencia (se estaban aproximando al final de su ciclo vital). Las células se introdujeron en ovocitos de vaca de los que se había extraído todo el material genético y se engendraron seis embriones clónicos. A continuación, éstos se implantaron en vacas que hicieron de madres adoptivas que, finalmente, parieron a las seis terneras clonadas.
Los investigadores querían comprobar si, tal y como ocurrió en el caso de Dolly, las terneras clónicas envejecían de forma prematura. Para ello, llevaron a cabo varios experimentos cuando los animales cumplieron cinco meses.
En primer lugar, compararon la capacidad de replicación de sus células con la de otras terneras de su edad y descubrieron que, lejos de envejecer, las células de las terneras clónicas habían rejuvenecido. De hecho, sus células se comportaban de una manera mucho más vigorosa en comparación a como lo hacían las de otros animales normales con el mismo tiempo de vida.
Las células de las terneras clonadas se duplicaban con una frecuencia hasta cinco veces mayor que las de otros animales de su edad. Este impresionante potencial de reproducción indicaba claramente que, a nivel celular, las terneras clónicas no estaban envejeciendo a un ritmo normal. Por el contrario, la clonación parecía haber rejuvenecido a cada una de estas terneras de una forma muy llamativa, provocando una especie de efecto Peter Pan en sus células.
Este fenómeno también se verificó al analizar los telómeros de las terneras clónicas. Desde hace tiempo, los científicos creen que uno de los factores fundamentales que determina el proceso de envejecimiento en todos los animales, incluyendo a los seres humanos, es el deterioro de los telómeros.
A lo largo de toda la vida, el tamaño de estos fragmentos de ADN se va reduciendo. Cada vez que una célula se divide, los telómeros se hacen un poco más cortos, hasta que, por fin, son tan diminutos que la célula ya no puede reproducirse más y se autodestruye (apoptosis). De esta forma, cuanto más envejecemos, más pequeños se hacen nuestros telómeros.
En el caso de Dolly, se comprobó que sus telómeros eran un 20% más cortos de lo normal para un animal de su edad. Sin embargo, Lanza y sus colaboradores han comprobado que los telómeros de las seis terneras clonadas son bastante más largos que los de otros animales normales alumbrados al mismo tiempo e, incluso, que los de algunas criaturas recién nacidas. La longitud de los telómeros (un indicador clarísimo del nivel de envejecimiento celular) sugiere que el reloj biológico de estas terneras clónicas se ha detenido.
De momento, las causas de este fenómeno anti-edad no están nada claras. Los científicos aún no entienden por qué Dolly ha empezado a envejecer de una forma prematura, mientras que las seis terneras clónicas tienen las células muy jóvenes. No obstante, apuntan a que todo dependa del tipo de células que se utilizan para la clonación En el caso de la oveja de Edimburgo se usaron células de las glándulas mamarias, mientras que las terneras se engendraron con fibroblastos (células de tejido conectivo). No obstante, todas estas cuestiones se deberán explorar en investigaciones futuras que determinen cuál es el mecanismo específico que ha reprogramado y rejuvenecido las células de las terneras clónicas. «En definitiva, lo que hemos demostrado es que con la clonación podemos obtener células jóvenes de células maduras. Las seis terneras se crearon con células viejas pero ahora, a nivel celular, son mucho más jóvenes que otros animales de su edad. Esto, evidentemente, tiene implicaciones importantísimas para el futuro de la medicina, ya que la clonación terapéutica podría convertirse en una herramienta fundamental para la ingeniería de tejidos», explicó el doctor Lanza.
El potencial reproductivo que se ha observado en las células de las terneras clónicas sugiere que, dentro de unos años, se podrán generar hasta mil millones más de células de las que se crean con las tecnologías actuales. Según Lanza, gracias a estos avances, una persona que necesite un trasplante de hígado o de corazón no tendrá que esperar a que aparezca un donante, ya que los órganos se podrán crear en un laboratorio con sus propias células. El proceso consistiría, básicamente en extraer células maduras de su organismo, cultivarlas y obtener órganos jóvenes.
Al mismo tiempo, los afectados de diabetes podrán obtener células del páncreas productoras de insulina para sustituir a las que están dañadas y olvidarse de sus inyecciones diarias. Incluso las víctimas del Alzheimer o el Parkinson podrán tener acceso a una fuente inagotable de neuronas para regenerar sus cerebros dañados.
Por otra parte, como las células clonadas se extraerían siempre del organismo del propio paciente, el problema del rechazo a los trasplantes no surgiría nunca.
A pesar de las enormes polémicas éticas que han rodeado al fenómeno de la clonación desde que se creó a Dolly y ante su posible aplicación en personas, el doctor Lanza considera que el uso terapéutico de estas técnicas podría suponer enormes beneficios para la Humanidad.
«Como médico, yo tengo la obligación de buscar formas de ayudar a la gente que padece enfermedades. Por lo tanto, creo que si la clonación puede aportar beneficios importantes para la salud humana, nuestra obligación ética es desarrollarla y utilizarla en la medida que nos permita paliar el sufrimiento de las personas», explica este científico.
En cuanto a la cuestión de la inmortalidad y la posibilidad de que estas técnicas puedan usarse para intentar detener por completo el proceso natural del envejecimiento, el investigador asegura que «personalmente estoy en contra de que todos vivamos para siempre». Sin embargo, advierte que la ciencia nos está aproximando cada vez más a esta posibilidad y que «algunas personas, sin duda, querrán aprovecharse de ella».