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Caldoset rebuznó:Ni Dios le pisaba la oreja a aquel pavo, yo todavía guardo su número por si acaso.
Las mafias italianas convirtieron el cobro de deudas en todo un arte.
Y es que no hay nada como ver a tu hijo con la punta de una navaja en el cuello y goteando sangre en el suelo, o los cojones del deudor sintiendo el filo de un cuchillo de hoja ancha y corta, listos para ser capados, para que busque el dinero hasta debajo de las piedras.
Me estoy refiriendo, por supuesto, a gente que puede pagar y no quiere pagar. También los hay que quieren pagar y no pueden, a lo que en este caso concreto hay que ser ecuánimes y aguantarse, y tener mejor cabeza la proxima vez para que no le vuelva a pasar algo así.
Luego están los que no quieren pagar, pero tampoco pueden. En este caso sí se les puede dar un susto, mayor o menor, dependiendo de las circunstancias.
Y finalmente están los que pueden y quieren, pero sencillamente necesitan algo de tiempo para tener el efectivo, o para ahorrarlo porque para reunir esa cantidad necesitan ese tiempo (como la muchacha que han mencionado, que pagó con lo que ganaba de su nómina)
En este caso no sólo hay que darles tiempo, sino incluso tranquilizarlos y hacerles saber que aunque la deuda quiere ser cobrada, se hacen cargo de la situación.
La regla de oro, por supuesto, es no verse nunca en una situación en la que alguien les pueda deber dinero, pero a veces es complicado.
A mi me han prestado dinero en diversas ocasiones en mi vida y siempre lo he devuelto, y mientras pueda siempre lo devolveré. Es una cuestión de dignidad personal. A veces he tardado más tiempo de lo debido, pero siempre por las circunstancias, en cuyo caso siempre he devuelto más dinero del que me prestaron, o he hecho algún regalo además de devolver el dinero.
A veces incluso he hecho el regalo de algo que me era valioso, como muestra de buena voluntad, y cuando he podido he devuelto el dinero.
Nunca han sido grandes cantidades, pero ha habido épocas en que uno ha pasado por verdaderas penalidades dignas de una película dramática y las circunstancias se han impuesto. Aun así, siempre tengo bien claro cuando empiezo a ganar dinero, que hay una cierta cantidad que no es mía, que no me pertenece, que es de la persona que me lo prestó, y en cuanto se pueda, se devuelve.
Por lo demás, ya digo, sentido común.
Y a los listos, bueno... espero no tener que encontrarme con ninguno nunca, yo me arrepentiré de lo que ocurrirá, pero él se arrepentirá más. Seguro. Todo es tener sangre fría y dedicarle su tiempo, que formas de destrozar para siempre la vida de alguien, sea quien sea, hay.