Tengo que admitir que odio la jerga foril clásica, ya está caducada y me resulta una pretensión ridícula para tratar de sentirse como cuando se vino aquí de veinteañero: "ustec", "roboc", "hamijo", "cágame en el pecho", "clonc", "pl0x", "orocs", "hamez", "pana" y todo ese largo etcétera.
No es nada personal, pero me hace daño a la vista el leerlo, vergüenza ajena destilada.
Respecto al mundo real, odio todas las coletillas y expresiones madrileñas que jamás he usado ni usaré: "sabes", "entiendes", "la dije", "teki", "ejque", "mini", "en cero coma", "keli" y cien más que trato de no recordar.
Luego están las mierda de coletillas de la Cuenca del Ebro y Levante que meten entre cada puto sintagma gramatical, especialmente el "co" aragonés y el "nen" catalán.
Del vertedero lingüístico que tenemos en Andalucía, mejor ni empiezo porque no acabo.