Un conspiranoico podría llegar a la conclusión de que esta mujer no tenía ébola, y sólo ha sido una cortina de humo del gobierno y los amiguetes de Nicolás del CNI, para desviar la atención de los males que asolan este país. Total, qué costaría sacrificar un perro, poner a un marido en cuarentena y llenar un hospital de biombos y cinta aislante.
Yo prefiero pensar que hemos curado una enfermedad a priori incurable porque somos muy listos, muy buenos y muy eficaces, como se ha demostrado en todo el proceso.