BILBOKOA
¡WAOH! qué cacao con BILBOKAO
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Dejo el hilo.
Pongo fin a mi participación. La fatiga mental acumulada desde 2020 unido a ello la certeza de que, al menos en España, no vamos a volver a vivir en libertad, me muestra que no tiene sentido ya el seguir comentando todos y cada uno de los días asuntos sobre una cuestión que, visto parece, no va a tener fin. Todos los días es lo mismo. Lo era en 2020, lo es ahora, en 2021 y lo será mañana y en años sucesivos.
No hay luz al final del tunel, o al menos yo he perdido la esperanza de encontrarla. Lo que en su día eran bromas, chanzas y exageraciones se torna cada día más real, brutalmente real: la libertad y vida de antaño, no volverán
Sumidos en la ruina y la desesperanza, en el hastío y en una resignación sumisa que, sin embargo, aplaude una parte de la ciudadanía, nuestras vidas giran y dependen de las ocurrencias diarias de nuestros líderes políticos, especialmente, y sobre todo, los autonómicos, con sus decretos-ley que rigen ya hasta los aspectos más íntimos de nuestras existencias. Somos esclavos del miedo al contagio. Todo está prohibido, todo es actividad "de riesgo".
La ley, el estado de derecho, la Constitución... ya no son si no papeles mojados que nadie respeta, ni se tiene en cuenta, ni nadie reivindica, ahogados como estamos en el fango de los decretos, a cada cual más absurdo, de las satrapías, ¿para qué seguir aquí? ¿Para hablar de qué? "Bienvenida la inconstitucionalidad" como dijo hace poco una dirigente de Unidas Podemos. El fin justifica los medios, todo vale. Fin.
¿Seguir comentando hasta el final de nuestros días las restricciones que se ha inventado el de Andalucía? ¿O la nueva barbaridad que propone el de Valencia? ¿O el nuevo decreto del dictador vasco, que con mano firme, pastorea al rebaño con label vasco?
Muchos de vosotros aún tendréis esperanzas de volver "a lo de antes" y pensaréis que mis divagaciones son del todo exageradas y excéntricas. Ójala tengáis razón.
Buenas tardes.
Pongo fin a mi participación. La fatiga mental acumulada desde 2020 unido a ello la certeza de que, al menos en España, no vamos a volver a vivir en libertad, me muestra que no tiene sentido ya el seguir comentando todos y cada uno de los días asuntos sobre una cuestión que, visto parece, no va a tener fin. Todos los días es lo mismo. Lo era en 2020, lo es ahora, en 2021 y lo será mañana y en años sucesivos.
No hay luz al final del tunel, o al menos yo he perdido la esperanza de encontrarla. Lo que en su día eran bromas, chanzas y exageraciones se torna cada día más real, brutalmente real: la libertad y vida de antaño, no volverán
Sumidos en la ruina y la desesperanza, en el hastío y en una resignación sumisa que, sin embargo, aplaude una parte de la ciudadanía, nuestras vidas giran y dependen de las ocurrencias diarias de nuestros líderes políticos, especialmente, y sobre todo, los autonómicos, con sus decretos-ley que rigen ya hasta los aspectos más íntimos de nuestras existencias. Somos esclavos del miedo al contagio. Todo está prohibido, todo es actividad "de riesgo".
La ley, el estado de derecho, la Constitución... ya no son si no papeles mojados que nadie respeta, ni se tiene en cuenta, ni nadie reivindica, ahogados como estamos en el fango de los decretos, a cada cual más absurdo, de las satrapías, ¿para qué seguir aquí? ¿Para hablar de qué? "Bienvenida la inconstitucionalidad" como dijo hace poco una dirigente de Unidas Podemos. El fin justifica los medios, todo vale. Fin.
¿Seguir comentando hasta el final de nuestros días las restricciones que se ha inventado el de Andalucía? ¿O la nueva barbaridad que propone el de Valencia? ¿O el nuevo decreto del dictador vasco, que con mano firme, pastorea al rebaño con label vasco?
Muchos de vosotros aún tendréis esperanzas de volver "a lo de antes" y pensaréis que mis divagaciones son del todo exageradas y excéntricas. Ójala tengáis razón.
Buenas tardes.
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