A ver, tontito, que te arde el alma cuando alguien se mete con tu terruño apestoso, que no puedes evitarlo, que se te dispara la tensión. Pero lo peor no es eso. Tampoco que seas un nazi andaluz, enano y moreno, que es el colmo del ridículo. Lo es que creas que a los demás nos importa tanto de dónde somos como a ti. Por eso es entrañable verte rabiar y patalear, disparando sin pólvora.
Pero no sufras, poco a poco Sevilla os desasnará y os convertirá en una colonia medianamente útil, aunque dudo que dejéis de ser escoria.