Esto está muy muerto, parece mentira que sea precisamente un nuncafollista mojigato como yo, el que tenga que darle vida a este hilo.
Badoo es un magnífico proveedor de hembras, y una vez más, me ha proporcionado una nueva experiencia:
Ya había quedado con esta señorita con anterioridad. Nos dimos nuestros besitos y la traté con la delicadeza que una dama merece, devolviéndola virgen y pura a su morada.
El otro día volví a quedar con ella, y tal como se bajó de su coche, se me puso dura al verla. No sé ustedes, pero yo a estas alturas, no estoy acostumbrado a que la simple visión de una tipa (y encima,vestida) me produzca una erección de esas en las que hay que recolocar disimuladamente el cimbrel, para poder dar unos pasos con cierta dignidad.
Así que, cenamos, blablablabla, jijijjijiijiji, jajajajajaja....¡NO NOS INTERESA!
Me monto en su coche y sin decirme a donde vamos, empieza a conducir. Entramos en un polígono que es zona de putas callejeras, unas negras semidesnudas se calientan alrededor de una hoguera, unos canis agitanados hacen botellón al lado de un Focus lamentablemente tuneado, en fin, un puto parque temático de la decadencia, y yo callado como una puta, claro. Pero ella no atiende a estos cuadros tan costumbristas, no, ella mira a un lado y a otro con atención, está examinando, valorando, y al fin, decidiendo, sí, ese será nuestro oscuro e íntimo rincón, aparca el coche, se apaga el motor, un incómodo silencio sale a escena. ¿ahora, qué?
Y entonces aparecieron, a un lado Nacho, al otro Rocco. Como dos hologramas, como dos apariciones de los que han palmado en StarWars, allí estaban conmigo, mandándome el mensaje, marcando el camino, la lección estaba más que aprendida, miles de horas de metraje habían impregnado mis retinas, ya no había lugar al romanticismo, a la cursilería, a las suaves caricias...no volverían esas prácticas, que en el pasado habían propiciado mi destierro de lechos regentados por exigentes féminas, era hora de dar el salto de calidad, era hora de ser un ANIMAL.
Nos empezamos a besar con fuerza, con urgencia, con violencia. Mi callosa mano mancuernera le apretujaba el cuello, mientras que con la otra chapoteaba en su coño bajo la ropa-
Te voy a comer el coño- Le susurro. A lo que responde-
No, aquí no- ¿No, aquí no? Le bajo los pantis con un tirón seco, y sin tiempo a que me reprochara una mierda, entierro mi cara contra su acuosa vulva, empieza a gritar. No me gusta que gima de esa manera tan sobreactuada, así que al grito de-
¡Cállate puta!- le encajo una mano en la boca mientras frenéticamente le sigo comiendo los bajos, pero me canso rápido, soy un tío alto, y en ese minúsculo habitáculo estoy doblado como un lombriz, y es para lamer un clítoris,a tomar por el culo, me incorporo y sin sacarle la mano de la boca, con la otra le agarro otra vez con fuerza el cuello, tiene la cara roja y gime, ¿placer? ¿dolor? yo que coño sé. Acerco mi boca a su oreja, mi nariz se clava en su sien y le susurro entredientes-
Ahora me vas a comer la polla, hija de puta- La libero quitando mis manos de donde estaban, y de una manera muy sumisa me empieza a desabrochar los botones de los vaqueros mientras yo le doy un repaso de sonoros azotes en el culo al grito de-¡RÁPIDO!- me baja los pantalones con calzoncillos incluidos, y como si de un muelle se tratara, salta mi polla alegremente, ese día tocaba baño. Me la empieza a chupar, pero ya que estamos burros, no perdamos el ritmo, así que le cojo la cabeza y le empiezo a follar la boca hasta atragantarla, le aparto la cabeza y respira, ya sabe lo que quiero, así que le quito las manos de encima y compruebo que ha aprendido la lección cuando me la sigue mamando con la violencia que yo le había imprimido al asunto. Llevaba un rato chupando, y no había indicios de que fuera a correrme,
me aburroooooo, así que la aparté y cogiéndola por el cuello, no se me ocurrió otra cosa que soltarle un par de hostias espetándole que no me corría y que me la iba a follar ahí mismo-
Dame los putos condones- Y me responde
-No llevo condones, y además no quiero follar aquí- Devolviéndome un bofetón de similar intensidada los previamente recibidos, cosa que me puso bastante cachondo, la verdad.
Y nada, se cortó el rollo, y nos quedamos un rato ahí, abrazados mientras hablábamos.
Me comentó que la había sorprendido gratamente, ya que por lo ocurrido en la primera cita, pensaba que era un maricón sentimentaloide, en fin, ya os comentaré en qué acaba todo esto.
Lo que está claro, es que a las tías hay que dominarlas y llevarlas al extremo, follarlas duro. Y yo en mis tiempos mozos, como un gilipollas, dándoles besitos y penetrándolas con un lento y tierno misionero, evitando brusquedades que las pudieran hacer sentir violentas.
Más vale tarde que nunca
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